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El EIIL prohíbe a las mujeres de menos de 45 años que salgan de Raqqa

Prisioneras en su propia ciudad

Fuentes: Syria Deeply

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández.

«Todo el mundo está pensando en cómo sacar a sus hijas de la ciudad de forma clandestina, pero resulta prácticamente imposible».

Dalia, supervisora de educación escolar, pasa gran parte de sus días pensando en cómo podría sacar clandestinamente de Raqqa a su única hija, Salma, de 14 años. Teme por su futuro después de que el Estado Islámico en Iraq y el Levante prohibiera a las mujeres menores de 45 años que abandonaran la ciudad. El objetivo de la prohibición, nos dice Dalia, es obligar a las jóvenes a casarse con sus combatientes.

Dalia, de 44 años, y su hija no salen ya casi nunca de casa. Han escuchado historias terribles de vecinas violadas por los miembros del EIIL o azotadas por no usar el niqab. Dalia es también madre de dos muchachos, Samir, de 19 años, y Fadi, de 21. Samir se ha quedado atascado en Raqqa y Fadi lleva dos años en Damasco con unos familiares de Dalia. No le ha visto desde que se fue.

-Syria Deeply: ¿Cuándo se enteró de la prohibición de viajar y cuáles son las condiciones?

-Dalia: Supimos de la decisión a finales de noviembre, cuando las mujeres con documentos de identidad en los que se mostraba su edad y tenían menos de 45 años eran rechazadas en los puestos de control y obligadas a volver atrás. A mi vecina le faltaban diez días para cumplir los 45 y fue obligada a regresar. Poco después, todos nos enteramos de esa nueva decisión porque se anunció públicamente en la ciudad. Ahora a ninguna mujer menor de 45 años se le permite viajar a ninguna parte.

-SD: ¿Has sabido de alguna excepción?

-D: A la gente que le hacían volver atrás en los puestos de control le decían que en caso de urgencia médica, se permitiría a las mujeres de menos de 45 años que viajaran, pero sólo en dirección a Turquía. Deben ir acompañadas por un pariente masculino de primer grado: un hermano, un tío o un abuelo. Las que tienen más de 45 pueden viajar si van acompañadas por un familiar masculino de primer grado vayan donde vayan, es decir, hacia Turquía y las zonas bajo control del régimen.

Turquía es muy cara para nosotros. En el pasado, muchos viajaban hacia las zonas bajo control del régimen porque son más asequibles económicamente en cuanto a medicación y hospitalización… pero ahora todos estamos aterrados ante esas decisiones. No puedo dejar de pensar en qué va a ser de mi hija.

-SD: ¿Cuál fue la reacción de la gente en la ciudad?

D: Todo el mundo está pensando en cómo sacar clandestinamente de la ciudad a sus hijas, pero es casi imposible. Mi marido llora todo el tiempo… está llorando ahora. Teme por nuestros hijos.

-SD: ¿Le explicó el EIIL al pueblo de Raqqa por qué habían tomado esa decisión?

-D: Se nos dijo que las mujeres de Raqqa son de su propiedad y por eso deberían pensar en casarse con los miembros y combatientes de Daesh (EIIL).

-SD: ¿Están obligando a las mujeres a casarse con los combatientes del EIIL?

-D: Utilizan tácticas de presión para obligar a las mujeres a casarse con los combatientes. Han pedido a las mujeres que no están casadas que lleven un pañuelo blanco bajo el niqab, de forma que la policía femenina musulmana pueda reconocerlas. Cuando las policías detectan el pañuelo blanco, se acercan a esas mujeres y a sus familias, acosándolas a menudo, para pedir su mano para los combatientes árabes y extranjeros que están buscando esposa.

Ahora hay muchas familias de Raqqa que han tenido que casar a sus hijas con los combatientes del EIIL, y las que lo han hecho han conseguido muchos privilegios. Las familias que no aceptaron el casamiento están siendo acosadas y castigadas a la menor falta. Los combatientes del EIIL son ricos y conducen coches caros. El EIIL ha estado incluso distribuyendo niqabs a precios muy baratos a las mujeres, incluido ese pañuelo blanco del que le hablaba. Toda la indumentaria completa del niqab cuesta unos tres dólares. Las mujeres los han estado comprando al resultarles ropa barata.

-SD: ¿Cómo se siente ante esa decisión y tener que vivir en Raqqa?

-D: Estoy aterrada por mi hija. El corazón me late muy deprisa cuando la miro y pienso en lo que está sucediendo. Soy madre… y pienso a menudo en el futuro de mi hija y también en el de mis hijos. Siempre fueron los primeros de su clase y mira dónde están ahora. Lloro muy a menudo. Siento mucho dolor en mi corazón. En ocasiones trato de no mirarles mucho para no angustiarme tanto por lo que están pasando. No puedo soportar tanto dolor.

No salen de casa. El EIIL obligó a sus escuelas e institutos a que cerraran. Mi hija y mi hijo se pasan la mayor parte del día frente al televisor o el ordenador. Sin colegio, sin trabajo, sin nada.

Raqqa se ha convertido en una gran prisión para todos nosotros. A menudo carecemos de agua o electricidad. Dependemos totalmente de los generadores. En la calle, la policía del EIIL nos acosa y nos castiga tanto a hombres como mujeres. Y si no fuera suficiente, encima no podemos salir de la ciudad. Nos estamos asfixiando… es como una muerte a cámara lenta.

-SD: ¿Sabe de alguna mujer que haya sido castigada por el EIIL por no cumplir sus normas?

-D: Las mujeres de Raqqa han sido humilladas y castigadas por el EIIL. Su policía se mete con ellas a la menor ocasión. Una de mis vecinas iba paseando con su marido y había olvidado ponerse la «armadura», una pieza rectangular que cubre desde los ojos a las rodillas. Se impuso recientemente, además del niqab. La policía del EIIL les arrestó a ambos, le castigaron a él con 100 latigazos y le obligaron a pagar una multa de 25.000 libras sirias (137$). De la rabia, se divorció de su esposa en el mismo lugar donde el EIIL le había castigado.

Una experiencia mucho más triste que nos dejó aterrados a todos sucedió hace varios meses. Mi vecina Lina fue detenida en la calle por un motivo parecido al anterior de no cumplir con las normas sobre la vestimenta. Su marido no estaba con ella. La policía del EIIL la liberó después de tres días. Su marido tenía muchas sospechas. Le preguntó a su esposa si los combatientes del EIIL o la policía le habían hecho algo. Ella dijo que no. Pocos días después, como no se había quedado muy convencido, le pidió que jurara sobre el Corán que estaba diciendo la verdad. No pudo mentir. La verdad era una historia horripilante. Contó que distintos combatientes del EIIL habían estado violándola repetidamente. Su marido se divorció de ella en el acto.

Fuente: http://www.syriadeeply.org/articles/2015/01/6660/prisoners-city-isis-bans-women-45-leaving-raqqa/