Esto sucede mientras la Constitución de Estados Unidos, cuyo Artículo 6 establece que «nunca se exigirá una declaración religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato público». Hay polémica en «el país de la libertad». Arkansas, Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Pensilvania, Tennessee y Texas tienen leyes específicas para impedir que los […]
Esto sucede mientras la Constitución de Estados Unidos, cuyo Artículo 6 establece que «nunca se exigirá una declaración religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato público». Hay polémica en «el país de la libertad».
Arkansas, Carolina del Norte y del Sur, Maryland, Pensilvania, Tennessee y Texas tienen leyes específicas para impedir que los ateos accedan a cargos públicos. Esas normas no se llevan hasta sus últimas consecuencias por la supremacía de la Constitución de Estados Unidos, cuyo Artículo 6 establece que «nunca se exigirá una declaración religiosa como condición para ocupar ningún empleo o mandato público»; pero los conservadores recurren a ellas para iniciar largas y costosas batallas en los tribunales contra los ateos que aspiran a un cargo público.
Cecil Bothwell, concejal independiente de 59 años de la ciudad de Asheville (Carolina del Norte), prometió el lunes su cargo sin ninguna referencia religiosa. Ni puso la mano sobre la Biblia ni citó a «Dios Todopoderoso», según un despacho de AP. Es ateo y eso le puede salir caro. Según la Constitución de Carolina del Norte, redactada en 1868, «cualquier persona que niega la existencia de Dios Todopoderoso» pierde el derecho a ocupar un cargo público. Basándose en ese precepto, ya hay un vecino de Asheville que quiere emprender acciones legales para sacar al concejal ateo del Ayuntamiento. Dice el posible demandante que tiene «problemas con la gente que no cree en Dios».
Bothwell está convencido, por su parte, de que «la ciencia, no Dios, es el verdadero origen del poder de Estados Unidos: la ciencia no plegada al dogma e impulsada por una abundancia de recursos». Considera que el teísmo es hijo de un tiempo en el cual lo ignorábamos todo sobre todo, no sabíamos nada de nuestros orígenes, la enfermedad, el clima… «Situamos en lo desconocido a la divinidad o divinidades y buscamos su favor porque parecían dirigir el espectáculo», escribió ayer en su bitácora en respuesta a la tormenta que ha estallado en torno a sus creencias.
Para el concejal, «el ateísmo, el rechazo del teísmo, es consecuencia obvia de la Ilustración, de que la ciencia comenzara a dar explicaciones a antiguos misterios. Como palabra, expresa perfectamente lo que significa: no teísta. Lamentablemente, el ateísmo se ha cargado de un gran sentido de negativo principalmente por parte de sus opositores, de la misma manera que la palabra liberal ha sido envenenada en los últimos decenios por los comentaristas conservadores. No soy reacio a que me llamen lo que soy; pero no acepto el equipaje que otros atribuyen a la palabra». Y concluye diciendo algo obvio, que no está de más recordar a quienes se consideran mejores que los demás por tener fe en un Más Allá: «En lo que respecta a la muerte, mi conclusión es que aquéllos de nosotros que creemos que ésta es nuestra única la vida somos mucho más propensos a valorar y proteger la vida de nuestros valientes soldados y de nuestros ciudadanos que aquéllos que creen que van a volver a la vida en el Cielo».
A Bothwell le divierte la posibilidad de que le lleven a los tribunales por ateo. Herb Silverman, un abogado no creyente de Carolina del Sur que mantuvo una batalla legal durante ocho años por su derecho a ser notario y que al final ganó, considera el asunto algo muy serio y recuerda lo que puede significar para un político estadounidense no creer en Dios: el fin de la carrera. Por eso, los políticos ateos ocultan su condición: de 535 congresistas, sólo hay uno que ha admitido públicamente su falta de fe, Pete Stark, un demócrata de California. Humanista del Año en 2008, Stark recordaba hace un año su vida en un divertido artículo publicado en la revista The Humanist titulado «El ateo accidental: de hippy a humanista en medio siglo».
Ataques como el emprendido contra Bothwell se acabarían de una vez si los legisladores estatales depuraran las constituciones estatales en lo que se refiere a normas propias del pasado e impropias de cualquier democracia.
http://www.argenpress.info/2009/12/estados-unidos-prohiben-que-ateos.html