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Un viaje solidario a Gaza pretende cambiar algo políticamente. Una entrevista con Jeff Halper

«Queremos abrir una brecha permanente»

Fuentes: Junge Welt

Jeff Halper es profesor de antropología. En 1997 fue cofundador del «Comité Israelí Contra la Destrucción de Casas» (ICAHD) en Jerusalén, institución que coordina hoy en día. Es uno de los participantes en el viaje solidario de Chipre a Gaza.

Se está usted preparando para el viaje de Chipre a Gaza y habla también de una bolsa impermeable para su cuaderno de notas. ¿Qué es lo que esperan cuando se vayan acercando a Gaza?

Es difícil de decir. La marina israelí ha manifestado que no nos va a dejar entrar en Gaza. Puedo imaginarme que en cuanto nos acerquemos a la costa, abordarán nuestros dos barcos y si es posible, con las armas por delante, obligarán al capitán a cambiar el rumbo de nuevo hacia Chipre.

Si no consiguen alcanzar Gaza, ¿qué es lo que esperan de la acción?

Lo bonito de la resistencia pacífica es que siempre gana. Ya es un éxito que nos pongamos en marcha con esta acción política. En lo referente a Gaza, se habla casi siempre solo en aspectos humanitarios o de ayuda humanitaria. Sin embargo no se trata de una crisis humanitaria, sino mucho más de una crisis política. La crisis humanitaria es un síntoma de la crisis política. No se trata de una hambruna en el «Tercer Mundo» sino de una crisis intencionada y conscientemente provocada. Queremos romper el cerco de Gaza, llamar la atención al mundo de que ese cerco existe, de que es ilegal y de que es una parte más del proceso de ocupación.

¿Qué se puede hacer en Alemania y en Europa a favor de la resistencia de los palestinos e israelíes contra la ocupación?

Preocuparse de que la gente esté informada, de que no sigan siendo indiferentes. Está comenzando a tomar forma un movimiento que se parece al movimiento antiapartheid. Es sólo el comienzo, pero estoy convencido de que crece permanentemente. Por ejemplo, el sindicato canadiense de carteros ha decidido no distribuir más correo israelí en Canadá. Si queremos conseguir algo debemos tener ideas en las que nosotros como consumidores, como sindicalistas o como intelectuales podamos ejercer una presión eficaz a través de un boicot cultural a Israel, de un boicot deportivo, etc. Existen muchas posibilidades para las que no necesitamos a los gobiernos. Podemos llevar nosotros mismos a la práctica sanciones contra la política de Israel. Si esto ocurre masivamente, en algún momento se arrastrará a los gobiernos.

Usted ha publicado recientemente el libro «An Israeli in Palestine- Resisting Dispossession. Redeeming Israel» («Un israelí en Palestina. Resistir las ocupaciones. Redimir a Israel») ¿Qué le motivó como activista para escribirlo?

Es importante estar en el sitio y ejercer allí una resistencia activa. Pero no es suficiente. Sólo el activismo no derrotará a la ocupación. Se debe hacer también un análisis que permita explicar a un gran público en que consiste exactamente el problema. En este conflicto es Israel el más fuerte de los contendientes y en ese sentido debemos efectuar una interpretación. El modelo interpretativo por el que Israel es una víctima del terrorismo falla en la causa. Israel es ante todo la fuerza ocupadora y por lo tanto, también el principal responsable. Sobre la base de cambiar el modelo interpretativo podemos desarrollar razonablemente campañas y actividades. He intentado en el libro hacer eso que yo como activista en primera línea, he aprendido, en conexión con un análisis más amplio. Al final del libro hago un par de propuestas sobre la dirección en la que podemos continuar trabajando para poner en marcha un movimiento contra la ocupación a nivel mundial y que sea efectivo, un movimiento parecido al movimiento antiapartheid.

¿Cómo se presentan los próximos días y semanas?

Los participantes en el viaje llegan poco a poco a Chipre. Así que tenemos todavía un par de días para prepararnos para situaciones concretas, para dar una vuelta por los barcos, etc. El 5 de agosto partimos. Para ahorrar carburante para nuestros medios de comunicación, etc, iremos a vela. Supuestamente, necesitamos dos días para llegar a Gaza. Entonces nos quedaremos algunos días allí. Sin embargo lo que quiero destacar muy especialmente es que todo esto no es cualquier acción simbólica, un asunto puntual. Porque si sale bien, el hecho de llegar a Gaza y romper el cerco, significará entonces que hemos roto realmente el cerco. Queremos abrir una brecha permanente a través de la cual los habitantes de Gaza puedan estar de nuevo unidos con el mundo.

¿Se les espera realmente en Gaza?

Sí, claro. Vamos por la invitación de una gran cantidad de organizaciones de Gaza, por supuesto no nos autoinvitaríamos a ir. Toda la iniciativa esta acordada con la gente de allí. También por eso es tan significativa.

Fuente: http://www.jungewelt.de/2008/08-02/047.php

Traducción de Luis Montilla