Hablamos con dos militantes del sindicato Industrial Workers of the World (IWW) sobre las protestas llevadas a cabo en Wisconsin y el futuro del sindicalismo tras la aprobación del decreto que limita la negociación colectiva a los empleados públicos.
DIAGONAL: ¿Qué ha pasado en Madison, Wisconsin?
OLIVER LANTI Y DANIEL EDELSTEIN: El gobernador republicano intentó aprobar un proyecto de ley que incluía medidas de austeridad con cláusulas muy dañinas para los sindicatos de los empleados públicos y su derecho a la negociación colectiva. También había recortes en los servicios sociales. Wisconsin gestiona una seguridad social [limitada] que cubre a medio millón de personas; los mayores, los campesinos, los pobres. Al intentar aprobarlo, grupos de universitarios ocuparon las sesiones del senado, ocuparon el Capitolio. Luego los estudiantes de secundaria organizaron y realizaron un walk-out [acudieron al trabajo o la escuela para luego abandonarlo en masa]. Al hacerlo dieron a los profesores el espacio para organizarse y ellos, a su vez, hicieron un sick-out [esto es, llamaron para decir que no podían ir a trabajar por enfermedad]. La ocupación duró unas tres semanas. Algunos representantes demócratas se fueron del Estado para no poder votar el proyecto de ley y así parar el proceso. No obstante, al final los republicanos cambiaron el proyecto de ley para poder aprobar esos ataques contra los derechos sindicales sin los demócratas. Los demócratas pudieron volver a su casa como «héroes» y ahora todo el proyecto puede aprobarse. Durante la ocupación y las manifestaciones, mucha gente habló de la huelga general, pero ahora casi todos sólo hablan del circo electoral.
D.:¿Quién estaba en las protestas?
O.L. y D.E.: Estudiantes de licenciatura y de doctorado, algunos, (pocos), políticos, muchos sindicatos mayoritarios como el sindicato de profesores de Madison, el [SEIU>www.seiu.org] (obreros en hospitales y otros), el AFSCME (obreros municipales), y otros sindicatos afiliados al enorme AFL-CIO. También hay cooperativas, los taxistas, por ejemplo, han hecho acciones de bloquear o ralentizar el tráfico, y los granjeros familiares que van a perder la ayuda médica han apoyado a las manifestaciones.
D.: ¿Cómo afectarán los recortes a los sindicatos mayoritarios?
O.L. y D.E.: Aquí los sindicatos de empleados públicos, en su mayoría, pueden sacar sus cuotas de la nómina del trabajador. Aun si no estás afiliado, el sindicato puede cobrar su «cuota justa» -el 90% de la cuota normal- pero muchas veces no hay contacto con el sindicato si ellos no lo inician. Con este proyecto de ley, el Estado ya no cobrará las cuotas y el sindicato se derrumbará, en efecto.
D.: ¿Cómo ha respondido la IWW?
O.L. y D.E.: Hemos estado este tiempo abogando por una huelga general a nivel estatal o nacional. Hay que tener en cuenta que desde hace 65 años, en EE UU no hay una huelga general. Varios trabajadores de la IWW con doble afiliación han presionado a la Federación de Trabajo del Sur-Centro -una federación de sindicatos locales- para secundar una huelga general. La Federación tiene unos 45.000 afiliados, así que se ha procurado difundir la idea y que la gente empiece a hablar de esa posibilidad.
Estamos repartiendo miles y miles de carteles y panfletos. Hemos convocado asambleas comunitarias que han tenido buena asistencia. Nuestros afiliados dobles han estado activos en sus otros sindicatos intentando agitar, haciendo presentaciones y dando charlas. Somos unos cuantos de fuera que hemos estado aquí un par de semanas, otros vienen unos días, para trabajar.
D.: ¿Y qué dicen los sindicatos mayoritarios?
O.L. y D.E.: Como no quieren decir «medidas de austeridad», hablan de «recortes y concesiones» por los que los sindicatos aceptarían básicamente todo lo que debe horrorizar a un sindicato. En vez de movilizar a la gente para luchar, se promueve un sinfin de campañas electorales.
D.: ¿Cuándo fue la última huelga general en el país?
O.L. y D.E.: En 1946, en Oakland, California. Dependientes de grandes superficies llevaban un tiempo de huelga y cuando la policía quiso romperla, un maquinista de los tranvías se interpuso. Le atropellaron. Los demás maquinistas llevaron a sus pasajeros al final de la línea y luego se pusieron de huelga en solidaridad. Ese año hubo seis huelgas solidarias, hasta que el Gobierno las legalizó. Aun así, mucha gente considera que hubo una huelga general parcial el primero de Mayo de 2006 y 2007 entre los inmigrantes en respuesta a la legislación anti-inmigración de esos años.
D.: ¿Qué pasaría si hubiera una huelga general ahora?
O.L. y D.E.: Los líderes de los sindicatos tendrían que estar dispuestos a ir a la cárcel o, si se convocaron por las bases, el sindicato tendría que estar dispuesto a que el Estado incautara todo su dinero y que hubiera despidos masivos.
D.: Ya que parece improbable que salga una huelga general en este momento, ¿qué estrategia tenéis?
O.L. y D.E.: Por no respaldar una lucha en toda regla, los sindicatos se están suicidando. Nosotros promovemos una lucha social; sabemos hacer sindicalismo sin el permiso de la patronal. Después de la actividad glamourosa de agitar vamos a poner manos a la obra e intentar organizar secciones de trabajadores en otra forma de hacer sindicalismo basado en la acción directa y la solidaridad. Queremos promocionar un modelo de sindicalismo en el que el Estado no te diga por qué o cómo se puede luchar. Los políticos y la patronal no recuerdan cómo era el sindicalismo de lucha de antaño, pero nosotros sí lo recordamos, e intentamos hacer que resurja.
Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/Queremos-que-resurja-el.html