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Ramsey Clark, luchador por los derechos humanos (1927 – 2021)

Fuentes: Workers World - Foto: Dennis Banks, Fidel Castro, Alice Walker, Ramsey Clark, La Habana, Abril 1993. (Foto de Gloria La Riva)

Traducción para Rebelión de Loles Oliván Hijós

Ramsey Clark fue uno de los fundadores del Centro de Acción Internacional (IAC por sus siglas en inglés) desde donde inspiró a activistas políticos que utilizaron su estructura para defender las luchas de liberación, para oponerse a las guerras de agresión de Estados Unidos y para defender a las presas y presos políticos, tanto en el complejo carcelario-industrial estadounidense como en las dictaduras apoyadas por Estados Unidos en todo el mundo. Los militantes del IAC formaron parte de las delegaciones internacionales opuestas al bloqueo de Cuba y a las sanciones a Iraq, de las que rechazaron la guerra de Estados Unidos y de la OTAN contra Yugoslavia o de las que se unieron a la oleada de resistencias que entonces recorría América Latina. Dirigió la producción de centenares de libros y vídeos, encuentros populares multitudinarios campañas en internet y las manifestaciones que organizó el IAC.

Rendimos homenaje a Ramsey Clark, fallecido el 9 de abril de 2021, defensor intachable de todas las formas de resistencia popular contra la opresión, y dirigente siempre presto a encarar los crímenes del militarismo estadounidense y de su arrogancia global. Siempre confió en que el poder popular puede determinar la historia. Echaremos de menos su valerosa voz.

Ramsey Clark será recordado por la gente y por las luchas populares de todo el mundo como una personalidad relevante que utilizó su nombre, su reputación y su conocimiento legal para defender a los movimientos populares y a los dirigentes a los que los medios de comunicación corporativos demonizaban.

La inicial confianza de Clark en el papel de Estados Unidos se transformó –por la dura experiencia y la observación de lo que él consideraba crímenes de guerra estadounidenses– en determinación para poner en cuestión la política de su país y defender a las víctimas de sus agresiones sin importar el coste personal. Sus acciones, su liderazgo y sus escritos dan cuenta de su evolución política durante los últimos 60 años. Sobre todo sus acciones.

Nacido en 1927 en el seno de una destacada familia de Texas e hijo del juez del Tribunal Supremo Tom Clark, a Ramsey se le educó para creer en el poder de la legislación estadounidense. Llegó a la mayoría de edad al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos estaba en la cima de su supremacía, y fue testigo del largo declive y de la decadencia del imperio estadounidense. Durante la administración de John F. Kennedy, en 1961, fue nombrado fiscal general adjunto, y fiscal general durante la administración de Lyndon Johnson en 1967.

La influencia del Movimiento por los Derechos Civiles y la lucha por la liberación de la población negra en la década de 1960 exigía un cambio radical en el gobierno. Siendo fiscal general, Clark impuso la supresión de la segregación en las escuelas del Sur y supervisó la redacción de la Ley de Derecho al Voto de 1965 y la Ley de Derechos Civiles de 1968. Elaboró la legislación en materia de vivienda y la aplicación de los derechos de los Tratados de las Naciones Indígenas.

A diferencia de casi todos los demás funcionarios de alto rango del gobierno, que utilizaron su posición como palanca hacia una carrera multimillonaria al dejar sus puestos, Ramsey Clark utilizó su cargo como ex fiscal general para actuar a favor de las personas empobrecidas y de las que no tienen voz.

Vietnam, Irán, Cuba, Venezuela

En 1972 viajó a Vietnam del Norte mientras se llevaba a cabo la campaña de bombardeos del presidente Richard Nixon. En1979 estuvo en Teherán, Irán, en los días en que millones de iraníes se enfrentaban a las ametralladoras de la policía de la Savak hasta acabar derrocando al sha y a su régimen brutal respaldado por Estados Unidos. Visitó Cuba muchas veces para posicionarse contra el bloqueo estadounidense y expresar su profunda admiración por las espectaculares transformaciones que hizo posible la Revolución cubana.

Además de participar en multitudinarias manifestaciones de decenas de miles de personas contra las guerras de Estados Unidos en 1991 y 2003, Ramsey Clark encabezó las iniciativas populares de solidaridad con Cuba en el Centro de Convenciones Javits, en 1992, y con la Venezuela bolivariana en el Town Hall, en 2005.

Clark apoyó la revolución sandinista de 1979 en Nicaragua y la lucha por la liberación de El Salvador en la década de 1980 contra la dictadura respaldada por Estados Unidos. Viajó a Panamá tras la invasión estadounidense de diciembre de 1989 para documentar el enorme número de víctimas.

Cuando muchos consideraron que el colapso de la Unión Soviética ponía fin a la Guerra Fría y daba paso a una era de paz y prosperidad, Clark supo ver que Estados Unidos iba a producir interminables guerras de expansión y a fomentar la re-colonización de muchos países.

Oposición a la guerra de Estados Unidos contra Iraq

Corriendo un gran riesgo personal, Ramsey Clark viajó a Iraq durante el fulgor de los bombardeos estadounidenses de 1991. Uniendo su valía personal a su habilidad política y legal, redactó un escrito de acusación de 19 puntos contra la Administración Bush por Crímenes de Guerra y Crímenes contra la Humanidad que tuvo repercusión a escala internacional.

El escrito de acusación se convirtió en el fundamento de una Comisión de Investigación que celebró tribunales populares en 19 países y 26 ciudades de Estados Unidos. Ramsey asistió a todas las audiencias. El tribunal final se celebró en Nueva York en febrero de 1992 ante miles de personas y delegados internacionales. Los acontecimientos tuvieron una gran cobertura mediática en todo el mundo, y una censura absoluta en los medios de comunicación corporativos estadounidenses.

Durante los años de las mortíferas sanciones impuestas contra Iraq, que causaron la muerte de medio millón de niños y niñas iraquíes en cuatro años, Ramsey propició visitas anuales de delegaciones internacionales al país árabe, que a su regreso denunciaban las sanciones y difundían su terrible impacto. Eran delegaciones de reconocimiento y de derechos humanos que casi siempre incluían a técnicos de cámara, periodistas y fotógrafos para documentar el impacto del embargo en una población civil inerme. Igualmente, animó a terceros a organizar delegaciones de solidaridad. [Ramsey participó en el Tribunal Internacional por Crímenes de Guerra Contra la Humanidad Cometidos por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en Iraq, (Madrid, 1996)]. [N. de la T.]

Tras la invasión y ocupación de Iraq por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña en 2003, y en condiciones de mayor riesgo, Clark viajó a Iraq en numerosas ocasiones. Intervino en la defensa legal de Sadam Husein, el presidente iraquí capturado por Estados Unidos y sus lacayos iraquíes que sería sometido a un juicio farsa. A pesar de saber que el fallo era inevitable, Clark estaba decidido a exponer que el verdadero crimen había sido la destrucción estadounidenses de Iraq, y no se avergonzó por defender a Sadam Husein. Tres de los abogados defensores iraquíes fueron asesinados por defenderle. Sadam Husein fue ejecutado el 30 de diciembre de 2006.

Sudán, Yugoslavia

En 1998 Estados Unidos bombardeó una pequeña planta farmacéutica que producía los únicos medicamentos contra la malaria en Sudán alegando que se trataba de una instalación secreta de gas nervioso VX. Ramsey organizó inmediatamente una delegación de médicos, farmacéuticos y camarógrafos para denunciar este crimen contra la población civil.

En la mayor y más peligrosa agresión dentro de las fronteras europeas desde 1945, Estados Unidos, bajo el gobierno de Bill Clinton, decidido a extender la alianza militar de la OTAN en los Balcanes y en el este de Europa, lanzó la guerra de 1999 para desmembrar y destruir Yugoslavia. Ramsey Clark estuvo en Yugoslavia en dos ocasiones durante los 78 días de implacables bombardeos estadounidenses para expresar su solidaridad con la población atacada y documentar cómo el Pentágono apuntaba deliberadamente contra civiles.

Clark dio prioridad a la visita de infraestructuras bombardeadas como escuelas, hospitales, mercados, plantas de purificación de agua, silos de grano y plantas farmacéuticas, tal y como hizo en otros países bombardeados previamente por Estados Unidos. Tras la guerra redactó un escrito de acusación pública contra Clinton y otros dirigentes de los países de la OTAN e inspiró un Tribunal Popular multitudinario sobre los crímenes de guerra de Estados Unidos en Yugoslavia cuya audiencia final tuvo lugar en junio de 2000.

Durante el bombardeo estadounidense en Yugoslavia, Clark se arriesgó a reunirse con el presidente yugoslavo Slobodan Milosevic y, lo volvería a hacer posteriormente en La Haya, después de que el presidente secuestrado se enfrentara a una farsa de juicio internacional establecido por Estados Unidos para juzgar a los dirigentes yugoslavos. Ramsey sostuvo que se estaba acusando a los dirigentes equivocados. De acuerdo con su escrito de acusación ante el Tribunal de 2000, era Clinton quien debería haber estado en el banquillo de los acusados, junto con la secretaria de Estado Madeleine Albright y los correspondientes dirigentes de Alemania, Gran Bretaña, Francia y otras potencias de la OTAN.

Presos políticos de Estados Unidos

Aunque gran parte de la labor de Ramsey Clark se centró en la defensa de las naciones atacadas por Estados Unidos, también defendió a decenas, si no centenares de presas y presos políticos del imperio dentro y fuera de Estados Unidos. Entre ellos, el activista indígena Leonard Peltier; el imán Jamil Al Amin (alias H. Rap Brown), recluido en una prisión Super Max. Él y Lynne Stewart estaban dispuestos a defender al jeque egipcio Omar Abdel Rahman. (Stewart acabó siendo acusada y encarcelada por su labor en este caso).

Ramsey apoyó la independencia de Puerto Rico y la libertad de sus numerosos presos políticos. Viajó a Perú para defender a la ciudadana estadounidense Lori Berenson, retenida por la dictadura peruana, y a Filipinas. Defendió a José María Sisón contra las acusaciones de “terrorismo”. Clark apoyó públicamente a la Dra. Aafia Siddiqui, mujer pakistaní torturada en Afganistán y que cumple una condena de 86 años en una prisión federal de Estados Unidos, así como a Mumia Abu Jamal, encarcelado en la prisión estatal de Pensilvania.

Viajó a Nepal cuando una revuelta revolucionaria propició un nuevo gobierno, y a Corea del Norte para protestar contra los juegos de guerra y las amenazas nucleares de Estados Unidos.

Solidaridad con Palestina

Cuando el dirigente palestino Yaser Arafat estaba en el punto de mira de las fuerzas estadounidenses e israelíes, Clark se reunió con él en Líbano, y más tarde viajó a Gaza ya bajo el bloqueo hermético de Israel y se reunió con los dirigentes de Hamás.

Los largos años de apoyo de Clark a la lucha palestina por la liberación hicieron que las fuerzas sionistas lo denostaran siempre. Clark denunció todos los aspectos de la “Guerra contra el Terrorismo de Estados Unidos” como una guerra contra el islam articulada en operaciones militares, sanciones, ataques con aviones no tripulados, operaciones de cambio de régimen, asesinatos, detenciones secretas y una serie de bases militares a lo largo de África hasta Asia Central y los Estados del Golfo.

En 2011 el imperialismo de la OTAN se aprovechó de la apertura que propició la Primavera Árabe y los levantamientos populares que derrocaron a las dictaduras en Túnez y Egipto para lanzar un bombardeo de 220 días contra Libia y asesinar a su dirigente Muamar Gadafi, lo que acabó con la destrucción del país con el mayor nivel de vida de África.

Después, el imperialismo estadounidense dedicaría sus esfuerzos a acabar con el gobierno de Siria. Ramsey viajó varias veces a Siria en iniciativas que volvieron a centrar la atención en las consecuencias de la subversión estadounidense sobre la población civil.

En sus arriesgados viajes, Clark siempre expuso lo que las sanciones estadounidenses, el armamento de decenas de miles de mercenarios y el posterior bombardeo de infraestructuras vitales estaban causando a países enteros.

A lo largo de las décadas, a la vez que mantuvo su firme intención de seguir dando voz al activismo internacional e involucrarlo en proyectos combativos, Ramsey siguió dando conferencias, viajando e interesándose por los pueblos agredidos.

El IAC está recogiendo homenajes y escritos sobre la contribución de Ramsey Clark en [email protected]

* Sara Flounders es codirectora del Centro de Acción Internacional

Fuente: https://www.workers.org/2021/04/55760/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.