En su edición del 27 de julio de 2004, The New York Times cuenta cómo se las arregla el Pentágono para seducir a los muchachos y muchachas para que se alisten en el ejército. Entre varios incentivos económicos, como pagarles la matrícula de la Universidad, por ejemplo, les ofrecen practicarles gratuitamente operaciones de cirugía estética, […]
En su edición del 27 de julio de 2004, The New York Times cuenta cómo se las arregla el Pentágono para seducir a los muchachos y muchachas para que se alisten en el ejército.
Entre varios incentivos económicos, como pagarles la matrícula de la Universidad, por ejemplo, les ofrecen practicarles gratuitamente operaciones de cirugía estética, de por sí bastante costosas.
Así que los cirujanos del Pentágono están muy ocupados en alargar penes, ampliar o reducir senos, efectuar liposucciones a los obesos y obesas, etc.
Pero Irak, Afganistán y tantos otros sitios que sufren la violencia destructora de sus valientes marines carecen de los medios más necesarios para atender a los niños y demás víctimas de sus bombas inteligentes.
¿Quién les a explicar algún día a estas gentes estas contradicciones sangrantes?