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Rick Perry es la gran esperanza blanca ultra

Fuentes: Público

El gobernador de Texas espera desbancar a Romney como favorito

 

¿Es Rick Perry el candidato que los republicanos estaban esperando? El gobernador de Texas, sucesor de George Bush a la cabeza de uno de los estados clave del país, presentó ayer finalmente su candidatura después de meses de rumores y especulaciones. Perry, de 61 años, espera ocupar el espacio intermedio entre el Tea Party y el establishment republicano y tiene muy claro que será el candidatomás conservador de entre los «moderados».

«Es hora de que América vuelva a funcionar. Es por eso que con el apoyo de mi familia y una fe inquebrantable en la bondad de América, yo os declaro hoy mi candidatura a la Presidencia de Estados Unidos», anunció el nuevo contendiente mediante un comunicado durante un encuentro político en Charleston organizado por una de las plataformas Tea Party, RedState.com. Entre los motivos que finalmente le llevaron a presentarse está su férrea oposición al plan de salud de Obama, que el Tea Party llama «Obamacare», dijo Perry en una entrevista a la revista Time.

Presentarse tan tarde a las primarias, cuando sus competidores llevan meses haciendo campaña, no parece ser un obstáculo. Perry, tres veces reelegido (sucedió a George Bush en 2000) es actualmente el gobernador más longevo de Estados Unidos. Texas es un estado donde la crisis económica ha sido menos dura que en el resto del país y que tiene una tasa de paro (7,7%) sensiblemente inferior a la media nacional (9,2%), un dato que Perry recuerda cada vez que puede en unas elecciones donde el empleo será un tema clave.

En cuestiones de dinero, Perry tampoco parece tener problemas. Los grandes contribuyentes republicanos que hasta ahora no albergaban gran entusiasmo por ninguno de los candidatos, hacen cola, literalmente, para convertirse en la primera fuente de financiación del gobernador. Ya han creado varios «Super Pacs» (Political Action Commitees, una figura legal que permite recaudar cantidades ilimitadas de dinero a favor de un contendiente) dispuestos a respaldar a Perry, con nombres tan atractivos como «Make us great again» (haznos grandes de nuevo) o «Jobs for Iowa», «Jobs for Florida» y «Jobs for South Carolina», que dan una pequeña idea de cual será el tema principal de las presidenciales de 2012.

El gobernador tiene un gran poder de recaudación, algo fundamental para luchar contra unos demócratas que llevan desde primeros de año recaudando fondos y preven batir un nuevo récord al superar el billón de dólares. Obama, que todas las semanas preside al menos dos eventos recaudatorios, ya tiene 83 millones de dólares en sus arcas. Perry, en sus tres campañas a gobernador, consiguió sumar 102 millones.

Parece bastante claro que la estrategia de Perry se va a centrar en desbancar a Mitt Romney como favorito. «Tiene una clara oportunidad para ser la alternativa de Romney», dice Call Jillson, politóloga de la Universidad Metodista de Dallas, «y comerle el terreno a Michele Bachmann», dado que el gobernador tiene ganado el voto evangelista. Un reciente sondeo de la CNN le daba 15% de aprobación entre los republicanos, algo menos que el 17% de Romney.

Ayuda divina contra la crisis

Perry creó cierta controversia la semana pasada cuando organizó en Houston un «día de oración» para salvar al país de la crisis. En una de las megaiglesias de la ciudad, y ante 30.000 personas, el gobernador pidió la ayuda divina para guiar a los líderes políticos (léase Obama) y militares y hacerles «ver la luz» en la oscuridad. «Vemos miedo en los mercados e ira en los pasillos del Gobierno; como nación hemos olvidado quién nos ha hecho, quién nos protege y quién nos bendice y pedimos perdón».

Perry, decía el columnista Frank Bruni en las páginas de The New York Times, «no cambia mucho el panorama. Podría tener una orientación política demasiado conservadora para un país que sigue recuperándose de George Bush. La atención de la que ha gozado estos días indica que los republicanos ansían tener a alguien que les resuelva la papeleta».

La mayor vulnerabilidad de Perry es su parecido con Bush, que ha desaparecido del mapa y sigue siendo muy impopular. Luego están sus resultados en Texas, «que se van a analizar muy detenidamente», decía ayer David Axelrod, el principal asesor político de Obama al poner en duda el éxito económico del gobernador. «Se ha beneficiado del alza de los precios del petróleo y del gasto militar debido a las guerras», subrayaba Axelrod al evaluar al que podría ser futuro candidato presidencial.

El Washington Post recordaba estos días que Texas dista de ser un paraíso. Es uno de los estados donde un gran número de población no goza de cobertura médica (25%) y figura en elpuesto 47 (de 50) en gasto educativo.

Si Obama sabe aprovechar la oportunidad podría poner a Texas de ejemplo de «la visión republicana del Gobierno», dice Norm Ornstein del think tank American Enterprise Institute, «sin servicios sociales, y con una política de incentivos fiscales que sólo atrae a empleos poco remunerados y causa grandes déficits presupuestarios».