Desde la costa oeste hasta Washington, la corrupción desfila por los andenes del poder Los alcaldes de San Diego y Los Angeles están bajo investigación, el primero ya renunció y el segundo enfrenta la derrota electoral como resultado; el líder de la Cámara de Representantes, Tom DeLay está rodeado de investigaciones por sus «cuestionables prácticas»; […]
Desde la costa oeste hasta Washington, la corrupción desfila por los andenes del poder
Los alcaldes de San Diego y Los Angeles están bajo investigación, el primero ya renunció y el segundo enfrenta la derrota electoral como resultado; el líder de la Cámara de Representantes, Tom DeLay está rodeado de investigaciones por sus «cuestionables prácticas»; operativos del Partido Demócrata nacional y dos famosos cabilderos republicanos también están bajo investigación por actos de corrupción; el alcalde de Spokane es investigado por utilizar su puesto para favores sexuales y, en Arizona, oficiales y ex oficiales de seguridad pública y militares fueron acusados de soborno. La lista continúa.
DeLay, líder de la Cámara, está otra vez (es la cuarta) bajo investigación por el Comité sobre Etica de la Cámara, por su conducta como político al aceptar viajes y otros regalos de cabilderos y sus patrocinadores empresariales, también por nepotismo, y continúa bajo la sombra de escándalos por utilizar un fondo para manipular distritos electorales en su estado de Texas. Se sabe que un buen número de sus colegas le deben favores, algunos hasta sus puestos, pero cada día es notable la creciente ausencia de lo que antes eran sus fieles dentro del Partido Republicano, por lealtad y por intimidación. De hecho, en una cena de apoyo al líder legislativo la noche del jueves en Washington, fue notable la reducida presencia de legisladores y la ausencia de representantes de la Casa Blanca, y algunos pronostican el fin de su poder. DeLay y sus aliados sostienen que es víctima de un complot en su contra armado por los demócratas y los «medios liberales».
Del otro lado del territorio, en lo que era uno de los bastiones conservadores blancos del país, San Diego, el alcalde renunció hace dos semanas y el vicealcalde y otros altos funcionarios están bajo investigación de tres agencias federales y el recién electo abogado municipal. Aunque todo empezó por algo relativamente menor, ahora el nuevo abogado municipal, Michael Aguirre, dice que lo grave es el saqueo del tesoro municipal durante 10 años por funcionarios de esta ciudad.
Y es que la pensión de empleados municipales tiene un déficit de 1.7 mil millones de dólares, la ciudad no ha presentado declaraciones financieras certificadas para 2003 y 2004, las agencias calificadoras han anulado el crédito del gobierno municipal (haciendo imposible solicitar préstamos), todo resultado de más de una década de prácticas corruptas por la cúpula política de San Diego. «Todo es ilegal. Todo está mal. Todo esto es corrupto. No creo que exista otra ciudad en Estados Unidos que sea más corrupta que San Diego», declaró el abogado municipal Aguirre al New York Times.
El escándalo menor es el caso, ahora en juicio federal, contra dos integrantes del concilio de la ciudad acusados de aceptar sobornos del dueño de un club, quien deseaba que se suspendieran las reglas municipales de «no contacto» con las nudistas, y uno de los acusados es el vicealcalde. Pero esto es pequeño comparado con lo que se cree fueron años de contratos otorgados a cambio de favores y declaraciones falsas sobre las finanzas de la ciudad.
En tanto, se investigan las acciones de un poderoso cabildero republicano, Jack Abramoff, y un ex asesor legislativo republicano; ambos están al centro de una investigación del Congreso y el Departamento de Justicia por corrupción y compra de influencias en torno a un casino en Texas.
Al parecer, estos dos presionaron a la legislatura estatal de Texas para clausurar un casino indígena en El Paso, luego se presentaron ante la tribu Tiguas para ofrecer sus servicios, señalando que contaban con las palancas en Washington para reabrir el casino, claro, a cambio de que contrataran sus servicios, y documentos muestran que obtuvieron 4.2 millones por parte de la tribu para lograrlo. Después, ambos ofrecieron subcontratos a figuras influyentes del Partido Demócrata en Washington, quienes dicen que no sabían de toda la maniobra para cabildear ante el Congreso por una legislación para reabrir el casino.
Regresando a la costa oeste, el alcalde de Spokane en el estado de Washington, está bajo investigación de la FBI tras ser acusado de usar su puesto para buscar favores sexuales de otros hombres. El alcalde, James E. West, republicano y opositor de los derechos gay, ha pedido licencia.
En Los Angeles, el alcalde James Hahn también está en apuros, con investigaciones judiciales por acusaciones de que miembros de su gobierno otorgaron contratos municipales a cambio de contribuciones para su campaña electoral. En gran medida por esto, Hahn podría perder su relección este martes.
A la vez, en Arizona, 16 ex agentes de seguridad pública y militares han sido acusados de aceptar 220 mil dólares en sobornos para ayudar en el traslado de drogas por la frontera. Los «narcotraficantes» de cocaína resultaron ser agentes federales, y con ello atraparon, entre otros a un ex inspector de Servicio de Inmigración y Naturalización, a un ex sargento del ejército, e integrantes activos y retirados de la Guardia Nacional de Arizona y algunos empleados del departamento de prisiones.
Todo esto, y mucho más, en el país que se presenta como principal exportador de la «democracia» y la «legalidad». A veces el producto huele, a veces hasta apesta.