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Sí a la reforma laboral

Fuentes: Rebelión

En el libro de Lewis Carroll, «Alicia a través del espejo», hay un pasaje en el cual Alicia se ve arrastrada a una carrera por la Reina Roja. Al cabo de un rato, Alicia se da cuenta de que no han avanzado nada: «muy raro, corremos pero no avanzamos, dice». La Reina Roja le contesta; […]

En el libro de Lewis Carroll, «Alicia a través del espejo», hay un pasaje en el cual Alicia se ve arrastrada a una carrera por la Reina Roja. Al cabo de un rato, Alicia se da cuenta de que no han avanzado nada: «muy raro, corremos pero no avanzamos, dice». La Reina Roja le contesta; «[…] en nuestro país necesitas correr todo lo que puedas para mantenerte en el mismo sitio, y si quieres llegar a otra parte, por lo menos has de correr el doble de rápido …». Este esfuerzo para mantener posiciones se ha considerado uno de los factores evolutivos mas relevantes en Biología y puede servirnos para ilustrar hasta que punto es necesario que los sindicatos abandonen la parálisis y el conformismo para evitar el retroceso en nuestras condiciones laborales.

En enero de este año el paro creció en 200.000 personas. Un millón doscientos mil parados mas en 2008 que el año anterior. Casi un millón de familias españolas no tienen a ningún miembro trabajando. Un millón de parados no tiene ningún subsidio de paro. Una pérdida rápida, silenciosa y sistemática de empleo y de derechos a la que hemos llegado sin que las organizaciones sindicales hayan movido un dedo.

Durante mucho tiempo han sido clamor las voces que insistíamos en que el empleo precario y de baja calidad era una receta acabada para mantener la baja productividad y las altas tasas de siniestrabilidad y desempleo. Una temporalidad que abarata el despido, evade el control sobre las razones para despedir, y esquiva la intervención sindical. Una dinámica que ha desembocado irremisiblemente en la sustitución progresiva de contratos con derechos por contratos basura. Un reflejo de la baja cualificación empresarial, siempre persiguiendo el beneficio fácil y a menudo a costa del dinero público.

En 1976 hubo una huelga general para denunciar la supresión del articulo 35 de la LRL que obligaba a las empresas a readmitir al trabajador despedido improcedentemente. Treinta años después mas del 40% de todos los despidos son improcedentes, sin motivo, porque es el empresario el que decide. Las reformas, impuestas o pactadas, abaratando el despido, y suprimiendo salarios de tramitación, sólo han servido para que haya mas despidos individuales y menos procedimientos colectivos. De hecho los EREs, aunque son los que mas resistencia provocan, afectan a menos del 5% de los trabajadores, y están limitados al sector industrial. Añadamos que la indemnización en los contratos temporales es de ocho días por año y aguantemos después oír al presidente del Banco de España decir que hay que abaratar el despido, o al Presidente del Gobierno que no habrá ni despido mas barato ni despido libre.

No cabe mas desfachatez cuando la ley consagra el DESPIDO ARBITRARIO, que no necesita causa, puesto que el articulo 56.2 ET sólo exige a la empresa reconocer la improcedencia y depositar la indemnización a disposición del trabajador, y el DESPIDO SIN GARANTIAS, puesto que el afectado sólo puede ir a juicio si la cuantía de la indemnización no esta bien calculada, o si considera que el despido es nulo, reservado ahora a vulneración de derechos fundamentales, al equiparar el fraude de ley al despido improcedente.

Aceptar esta hemorragia sin hacer nada es un crimen y, además, el paro afecta al consumo de bienes y servicios, aumenta los impagos y presiona los salarios a la baja. Añadamos que el déficit exterior es, en valores absolutos, el segundo mayor del mundo, y que el euro no permite un ajuste externo, lo que implicará mas presiones para reducir las nóminas.

Los sindicatos obreros deben ponerse de acuerdo en medidas urgentes para reformar la actual legislación laboral, y reclamar la nacionalización y control de los recursos económicos de la sociedad, especialmente de la Gran Banca y sectores estratégicos, para combatir el paro. Es imperioso modificar la actual contratación a la carta y apuntalar el empleo fijo y seguro. Es necesario que sea el trabajador el que opte por la readmisión en el despido improcedente, reforzar la presencia administrativa y sindical en los despidos colectivos, y acabar con el caos indemnizatorio. Es indispensable suprimir las empresas privadas de contratación, como las ETTs, reformar y ampliar la cobertura de desempleo, modificar la ley concursal y legislar sobre control obrero en las empresas para conocer sus cuentas reales e intervenir en sus decisiones estratégicas.

Hay razones suficientes para organizar una campaña extensa de debate, para unificar y coordinar respuestas, incluyendo el espacio europeo, y para una movilización sostenida que culmine en una Huelga General para exigir una respuesta a la crisis que responda a nuestros intereses. En versos de Gioconda Belli una huelga general grande, que hasta el amor alcance; una huelga donde todo se detenga; una huelga donde vayamos todos; una huelga de ojos, de manos y de besos; una huelga donde respirar no sea permitido, una huelga donde nazca el silencio para oír los pasos del tirano que se marcha.