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Solidaridad con Haití y Gaza

Fuentes: Centro de Información Alternativa (AIC)

Nota: estamos nuevamente en Palestina después de un exitoso viaje a Italia y Jordania. Los invitamos cordialmente a que nos visiten en el cantón/gueto de Belén, el cual, a pesar de todas las dificultades, sigue siendo el lugar donde nació Jesús. A los periodistas les resulta muy difícil describir las escenas de miseria, muerte y […]

Nota: estamos nuevamente en Palestina después de un exitoso viaje a Italia y Jordania. Los invitamos cordialmente a que nos visiten en el cantón/gueto de Belén, el cual, a pesar de todas las dificultades, sigue siendo el lugar donde nació Jesús.

A los periodistas les resulta muy difícil describir las escenas de miseria, muerte y desolación en un lenguaje adecuado para la magnitud de la tragedia en Haití. Más de 100 países se han movilizado para ayudar, e inclusive Israel ha trasladado su acostumbrado contingente de doctores israelíes y de medios sionistas para transmitir que tan humanitarios pueden llegar a ser (aunque la pequeña Qatar ha enviado actualmente más ayuda). Sin embargo, lo que poco se discute es que el desastre natural habría cobrado muchísimas menos vidas si Haití se hubiera desarrollado sin la interferencia de Occidente en las últimas décadas. Existe una trágica historia que data desde la rebelión de los esclavos en contra de los «propietarios» franceses, pasando por la ocupación directa de Estados Unidos en Haití entre 1915 y 1934, (debido al apoyo que Estados Unidos brindó a los dictadores que fungían como marionetas), hasta el reciente golpe del año 2004 diseñado por figuras del movimiento neoconservador bajo la presidencia de George Bush. El último gobierno instaurado fue y continúa siendo corrupto, inepto e irresponsable. Me sorprendió profundamente cuando vi que el «Presidente de Haití» no podía hilvanar oraciones y mucho menos hacer frente al desastre natural. No es por casualidad que muchos de los haitianos hayan llegado a pensar que la anarquía es mucho mejor. Mientras tanto, las compañías de Occidente, cuyo lema es siempre «máximas ganancias al mínimo costo», extraen millardos de los recursos naturales de Haití.

Gaza también fue una calamidad de proporciones sin igual. 1,5 millones de personas que habitaba en una limitada franja de tierra desértica, en su mayoría refugiados o desplazados, fueron bombardeados por Israel cuyo ejercito destruyó más de 10,000 casas, escuelas, hospitales, depósitos de alimentos y tiendas por un período de tres semanas. Más de 400 niños y cientos de civiles fueron masacrados. Tal desastre fue acometido por hombres gracias a la bendición de Estados Unidos y su apoyo directo (equipos militares, protección a Israel por encima del derecho internacional, etc.). Sin embargo, nuestro espíritu no se da por vencido al igual que el espíritu de Haití no se dará por vencido.

Casi ningún periodista se tomó la molestia de cubrir la historia de la tragedia perpetrada por hombres en Gaza. Y quienes lo hicieron, fue solo para culpar a Hamas por los proyectiles caseros que el pueblo de Gaza intentó fabricar como respuesta a la incesante matanza. Más importante aún, ninguna flota de ayuda humanitaria enviada por otros gobiernos pudo llegar a Gaza. Solo unos cuantos activistas pudieron introducir alimentos y medicinas a pesar de la posición oficial del gobierno. De hecho, el asedio se intensificó en Gaza y un año después, no se ha iniciado o a sido muy poca la reconstrucción emprendida.

La política internacional de los Estados Unidos, secuestrada por un grupo de personas adineradas y poderosas que utilizan a los lobbistas como herramientas y el lavado de cerebro para hacerle creer a ciertas personas que lo acontecido es «bueno para los judíos» han institucionalizado la hipocresía. Es una gran hipocresía llamar a un fondo humanitario (Fondo Bush/Clinton de ayuda para Haití) dirigido por dos criminales de guerra que diseñaron o apoyaron los desastres ocurridos en lugares como Irak (un millón de personas asesinadas), Gaza, Afganistán, Sudán y otros países. Es una gran hipocresía enviar a Hilary Clinton quien apoyó la masacre en Gaza para que pose en fotos sensacionalistas en Haití. Es una gran hipocresía presionar al régimen marioneta de Egipto para que levante un muro para prevenir a la población de Gaza que importe alimentos y medicinas mientras gastan nuestros impuestos en USAID con aguijones incorporados (la mayoría para guiar a los países a crear políticas opresivas disfrazadas de ayuda humanitaria) y permitir que las corporaciones ganen miles de millones producto de la exploración de esos mismos países (por ejemplo, Haliburton, Mobil y Motorola). Un colega escribió en árabe que Jamal Abdel Nasser como persona de gran estatura política construyó la Alta Represa de Aswan mientras que Mubarak está construyendo un ¡muro subterráneo de metal!

Los intereses de Estados Unidos no mienten cuando crean más hipocresía. ¿No es hora de que revisemos cuidadosamente las políticas desastrosas que nos han conducido a esta situación? Estas políticas, al favorecer a pocas personas en posiciones de poder (lobbistas corporativos y sionistas), afectan directamente al promedio de los ciudadanos de Haití, Estados Unidos, Israel, Palestina y de otros países. Se esperaba que el año 2000 marcara el comienzo de una nueva era de paz y prosperidad para la humanidad. ¿No es acaso hora de investigar por qué América Latina, Asia y varios países europeos se mueven hacia esa dirección mientras que las políticas de Estados Unidos e Israel han generado más caos y destrucción? ¿No es acaso hora de investigar los eventos ocurridos el 11 de septiembre de 2001 y que se lleve a cabo una investigación exhaustiva en lugar del encubrimiento que se publicó en el informe? ¿Veremos el 2010 como un año de cambios o deberíamos esperar otra desgracia para desplegar más hipocresía?


Traducido al castellano por Mónica Rey para el Centro de Información Alternativa (AIC)