No suele ocurrir cuando los sondeos muestran una mayoría contundente en contra de una medida. Pero ninguno de los dos candidatos a las elecciones presidenciales ni las cúpulas de los dos grandes partidos se han sumado a la mayoría de estadounidenses en el rechazo al plan de rescate a la banca. Una posible explicación es […]
No suele ocurrir cuando los sondeos muestran una mayoría contundente en contra de una medida. Pero ninguno de los dos candidatos a las elecciones presidenciales ni las cúpulas de los dos grandes partidos se han sumado a la mayoría de estadounidenses en el rechazo al plan de rescate a la banca.
Una posible explicación es que Barack Obama y John Mc-Cain, así como los líderes de ambos partidos, entienden que, como estadistas responsables, deben supeditar sus intereses inmediatos electorales al futuro del país. Los ciudadanos «no entienden las complejidades de nuestro sistema financiero», explicó el lunes el representante republicano Gary Miller. Barney Frank, líder demócrata del comité de servicios financieros de la Cámara de Representantes, lamentó que «no hay beneficios políticos si se previene un desastre» cuando la gente no cree que va a producirse.
Otra explicación la dio ayer el Center of Responsive Politics, un instituto de Washington que hace seguimiento de las contribuciones financieras a las campañas políticas y analiza las principales fuentes de dinero para los dos partidos y sus líderes. Según el centro, los representantes que votaron a favor de la medida en la Cámara Baja el lunes reciben como media un 50% más en donativos de los bancos de Wall Street y otras entidades financieras que quienes votaron en contra.
Así mismo, el centro advierte que tanto Obama como McCain han obtenido enormes cantidades de dinero de los bancos. Obama ha recibido contribuciones de empresas de finanzas, seguros e inmobiliarias, el llamado sector FIRE, por unos 25 millones de dólares. McCain ha ingresado 22 millones. El citado análisis puede consultarse en la página web OpenSecrets. org.
El principal contribuyente a la campaña de Obama es Goldman Sachs, que ha donado casi 700.000 dólares, seguido de la Universidad de California, Citigroup y JP Morgan Chase. Mc-Cain ha recibido aproximadamente 200.000 dólares de Merril Lynch, Citigroup, Morgan Stanley y Goldman. Estas empresas no contribuyen directamente, sino que canalizan dinero mediante la creación de los llamados comités de acción política o a través de aportaciones personales de propietarios, empleados y sus familias.
Goldman, el banco de inversiones más grande del mundo, ahora convertido en banco comercial, se considera uno de los probables beneficiarios del rescate. Henry Paulson, secretario del Tesoro y principal arquitecto del plan, fue presidente y consejero delegado de Goldman antes de incorporarse en el 2006 a la Administración Bush. Recibió un plus de 18,7 millones de dólares cuando abandonó Goldman. Robert Rubin, otro ex presidente de Goldman Sachs, es el ex secretario del Tesoro de Clinton y ahora es asesor de Obama.
La diferencia de trato a los representantes en el Congreso por parte del sector FIRE es especialmente acentuada en el caso de los demócratas. Los 95 demócratas que se opusieron al rescate recibieron de media un 78% menos en contribuciones que los 145 que votaron que sí.
Desembolsando unos dos mil millones de dólares desde 1989, los bancos, aseguradoras y empresas inmobiliarias han sido la principal fuente de financiación para partidos y políticos individuales en un sistema político que gira en torno al intercambio de financiación y medidas favorables a los donantes. El 55% se ha dirigido al Partido Republicano y el 45% a los demócratas. Según el centro, mientras se debatía sobre los contenidos de la ley, «ejércitos de lobbistas de los sectores bursátil, bancario, inmobiliario y otras financieras trataron (…) de dejar su huella en la legislación».