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¿Torpeza política?

Fuentes: Rebelión

La oposición política española en bloque lleva unos días pidiendo la comparecencia en sede parlamentaria de Mariano Rajoy. Me pregunto si detrás de esta petición se esconde la torpeza política de nuestros insignes «representantes», o se trata de una estrategia basada en la idea de Giuseppe Tomasi di Lampedusa según la cual «a veces es […]

La oposición política española en bloque lleva unos días pidiendo la comparecencia en sede parlamentaria de Mariano Rajoy. Me pregunto si detrás de esta petición se esconde la torpeza política de nuestros insignes «representantes», o se trata de una estrategia basada en la idea de Giuseppe Tomasi di Lampedusa según la cual «a veces es necesario de que algo cambie para que todo siga igual«.

A través de encuestas llevadas a cabo recientemente una significada mayoría de ciudadanos y ciudadanas pensamos, creen o saben que el Partido Popular se ha financiado ilícitamente y que sus dirigentes se han embolsado suculentas cantidades de dinero en billetes de 500€ metidos en sobres o, en algunos casos, en cajas de puros. En realidad las encuestas se quedan cortas porque pienso que no hay ni una sola persona en su sano juicio que no lo piense, crea o sepa, a pesar de la manipulación de los medios de comunicación de masas.

El tal Mariano, se resiste, y nos remite a la confianza que le dieron sus votantes para que gobierne durante cuatro años con esa mayoría absoluta. Y razones no le faltan. El juego es ese. Lo ha sido a lo largo de todos estos años de lo que se conoce como democracia. La mentira y las falsas promesas no están castigadas. «Tú dame el voto, y si gano, yo sabré que hacer con él», piensan nuestros próceres. Este es el juego «democrático» al que venimos asistiendo, y al que alentamos con nuestra participación.

Los signos de interrogación del enunciado y la duda de si se trata de una especie de táctica surgen porque me parece de una torpeza monumental pedir simplemente la comparecencia del actual Presidente del Gobierno.

Rajoy se refugia primero en esa mayoría que le otorgaron las urnas, se hace el remolón, controla el terreno de juego y, por último, anuncia que comparecerá por voluntad propia, y no por las presiones de los demás. ¿Quién le cuestiona esto?

Comparecerá, hablará de lo que quiera, nos contará un rollo sobre la recuperación económica que, según él, ya se ve venir, negará que haya cobrado en negro y nos dirá que el PP nunca se ha financiado de manera irregular. Es decir, lo que vienen diciendo desde hace meses. La oposición hará sus preguntas, pero él responderá las que quiera y como quiera. Esa oposición se empeñará en que nombre a Bárcenas, cosa de menor relevancia, pero Rajoy puede hacer de su capa un sayo.

¿Y después qué? Como dicen en mi tierra: «y vuelta la burra a la era». La marcha política seguirá como antes de esa intervención.

En realidad, pienso que los políticos en la oposición ahora, con esas acaloradas peticiones del momento, no pretenden hacer demasiado sangre, sólo un poco de ruido. No quieren romper el statu quo porque viven de esto.

Algunos nos preguntamos: ¿y que pasará después de la intervención de Pajoy?, ¿qué harán los políticos de la oposición? Por si no se les ha ocurrido tomar alguna otra medida que pudiera satisfacer a la ciudadanía, al menos a un sector social importante, yo se la enuncio. Ante lo que se traducirá en una burla y en una tomadura de pelo a los parlamentarios y, sobre todo, al pueblo, a la oposición no les queda otra salida honrosa que abandonar el Parlamento. La dimisión irrevocable de los componentes de todos los grupos políticos ajenos al Gobierno es la única manera de provocar una nueva convocatoria electoral, algo que una parte importante de la población anda buscando.

Soy consciente de que esta propuesta se encuadra en el terreno de la utopía, recubierta de una buena dosis de ingenuidad. El día posterior a ese acto político tan solicitado por algunos nos devolverá a la realidad de un Gobierno sustentado por un partido político indecente, a admitir la corrupción como algo consustancial a este modelo democrático y a la vergüenza de seguir gobernados por unos impresentables que utilizan la política para enriquecerse a espaldas de una sociedad en parte que sufre, en parte indiferente.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.