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Tragedias y pesimismo este 4 de julio en EE. UU.

Fuentes: Rebelión

Como cada 4 de julio, desde que el Congreso Continental aprobó la Declaración de Independencia para las 13 colonias en 1776, los norteamericanos saldrán de su cotidianeidad para festejar con desfiles, fuegos artificiales y abundantes parrilladas el advenimiento del «Independence day».Según datos de la Oficina del Censo de EE UU, hoy celebrarán esta fiesta cerca […]

Como cada 4 de julio, desde que el Congreso Continental aprobó la Declaración de Independencia para las 13 colonias en 1776, los norteamericanos saldrán de su cotidianeidad para festejar con desfiles, fuegos artificiales y abundantes parrilladas el advenimiento del «Independence day».

Según datos de la Oficina del Censo de EE UU, hoy celebrarán esta fiesta cerca de 293 millones de estadounidenses, 290,5 millones más que los existentes en 1776, consumiendo la asombrosa cifra de 150 millones de salchichas; miles de toneladas de pollos parrilleros procedentes de Georgia, Arkansas, Alabama, Carolina del Norte o Mississippi; ensaladas de papas y papas fritas procedentes de Iowa o Washington, frijoles al horno o frijoles con tocino procedentes de Dakota del Norte; a la par que se lanzarán fuegos artificiales por un valor de más de 157 millones de dólares y se izarán tal número de banderas importadas desde China por un valor de 6 millones de dólares.

A simple vista, pues, podría parecer que los norteamericanos esperarán este 4 de julio con plena alegría y sin grandes preocupaciones. Sin embargo, el panorama actual de los Estados Unidos hace presuponer que, en vez de felicidad y jolgorios por el advenimiento de «la más norteamericana de las conmemoraciones», los estadounidenses serán pasto esta vez, como nunca antes, de la tragedia, la preocupación y la inquietud por el futuro. Basta analizar el panorama político, económico y social de la gran nación del norte, para confirmar esta aseveración.

La política enferma de la administración Bush:

El mantenimiento de la guerra en Irak, a pesar de la creciente oposición por parte de amplios sectores de la opinión pública internacional, y en especial dentro de su propio país, ha sido uno de los principales problemas políticos que sacuden a los Estados Unidos. El temor a una vietnamización del conflicto iraquí ha levantado una fuerte preocupación en diversas capas de la población norteamericana. Varios elementos importantes contribuyen a esto:

) El aumento creciente de las bajas norteamericanas en esta guerra, como resultado del incremento de las acciones de la resistencia, cada vez más organizada y efectiva en sus ataques, inquieta a la nación. Hoy por hoy, son más de 900 las bajas norteamericanas por diversas causas y más de 4 500 los heridos.

) La incapacidad norteamericana por controlar la situación operativa en Irak, ha conllevado que la pretensión de reducir sus efectivos a 105,000 en esta primavera haya pasado al olvido, mientras que se dispone a aumentar paulatinamente sus tropas. Hoy por hoy, igualmente, las fuerzas norteamericanas cuentan con 140,000 soldados y todo parece indicar que existe disposición en el Pentágono por incrementarlas.

El reciente anuncio del llamado a filas de 5,600 civiles retirados o dados de baja tras su servicio, como resultado de una muy rara y desesperada activación de la Reserva Individual, empleada por última vez en la pasada Guerra del Golfo, en 1991, ha despertado recelo entre los norteamericanos. Conocido es que Estados Unidos cuenta dentro de este tipo de reserva individual con 117,000 efectivos dentro del Army, 58,000 dentro de la Marina y 37,000 en la Fuerza Aérea. Estas personas no pasan un entrenamiento regular, ni devengan un salario, a no ser que sean llamados a filas.

Todo parece indicar, entonces, que Bush pretende mantener esta guerra a escalas superiores a lo anunciado en varias oportunidades, empleando a reservistas que constituyen el 30 % de las fuerzas militares norteamericanas desplegadas en Irak y el 50 % de las bajas fatales en combate ocurridas durante el mes de junio.

Dentro del panorama político norteamericano sobresale la caída en los últimos días, a niveles sumamente preocupantes, de la tasa de aprobación del presidente Bush. De acuerdo con una última encuesta del rotativo New York Times y de la cadena televisiva CBS, la aprobación al presidente ronda alrededor del 42 %. Tal disminución es resultado del aumento de los opositores a la guerra en Irak, los problemas no resueltos en la economía, así como una nueva percepción sobre lo que hacen las tropas en Irak y Afganistán luego de las denuncias de torturas a presos en Abu Graib.

La actual campaña electoral ha puesto en desventaja a los republicanos frente a sus contendientes demócratas, los que han sabido usar los errores políticos de la administración Bush en su beneficio. Tal ha sido el matiz del enfrentamiento en el Legislativo que, según Norman Ornstein, especialista del Congreso en el instituto de investigación privado American Enterprise Institute, «Existen profundos desacuerdos sobre varios temas como Irak, la reducción de impuestos o la nueva ley antiterrorista en Estados Unidos». Luego, concluyó: »Estas batallas políticas son focalizadas cada vez más sobre las personalidades de los dos campos con insinuaciones que cuestionan sobre todo la integridad, lo que los pone furiosos»

Uno de los focos de los ataques lo ha sido Dick Cheney, que como vicepresidente es también presidente del Senado. Los demócratas lo acusan de haber facilitado la firma de suculentos contratos en Irak al grupo Halliburton, al que dirigió durante cinco años, antes de convertirse en compañero de fórmula de George W. Bush en el 2000.

Como es sabido por todos en Estados Unidos, la continuidad del guerrerismo norteamericano, expresión caracterizadora de su política exterior, responde inobjetablemente a los sólidos intereses del complejo militar industrial, dominante de la política y de amplios aspectos de la vida nacional. Esta dependencia del gobierno a la maquinaria de producción bélica, llevó a los EE UU a gastar entre 300 y 400 billones de dólares anualmente en los últimos tiempos y a enfrascarse en contiendas injustificadas en la arena internacional.

La implementación de la Ley USA Patriot, engendro a través del cual, mediante la justificación de enfrentar el terrorismo, se violan hoy todas las libertades democráticas y civiles de los norteamericanos, ha deteriorado igualmente el panorama político norteamericano. Con atribuciones ilimitadas al Departamento de Justicia y a otras agencias norteamericanas, los ciudadanos ven resquebrajadas las más elementales enmiendas constitucionales.

Economía con problemas y males sociales:

Haciendo gala de una impresionante superioridad militar en el mundo actual, los Estados Unidos enfrentan, sin embargo, serios problemas económicos. Dañada por los enormes gastos militares, corre el peligro de ser abandonada por los inversores foráneos en busca de mejores derroteros. Por otro lado, los frecuentes escándalos sucedidos en los últimos tiempos que involucran incluso a empresas con fuertes lazos dentro de la política y el gobierno, como sucedió con ENRON, AOL, Halliburton y otras, hacen perder confiabiilidad al inversionista, a la par que sacuden constantemente la bolsa de Wall Street.

Con un gigantesco déficit en la cuenta corriente, afectada por el peligro de la inflación y otros problemas, la economía norteamericana está amenazada de ver perder la preponderancia del dólar con respecto al euro en las cotizaciones internacionales del petróleo y otras mercancías.

El doloroso costo de la enfermedad de la economía norteamericana es impresionante: drásticos recortes presupuestarios en programas de beneficio social, aumento del desempleo y la pobreza, desatención a la educación y a la salud y, como consecuencia, aumento de la violencia.

Datos ofrecidos hace unos meses indican que 33 millones de personas son pobres actualmente en Estados Unidos, entre los que sobresalen 13 millones de niños. Dentro de los niveles de pobreza en EE UU sobresalen los hispanos, ya que uno de cada cinco de ellos se mantiene por debajo los límites de la línea oficial de pobreza establecida por las instituciones gubernamentales.

La imposibilidad del gobierno de reducir las alarmantes cifras de desempleo, seguirán golpeando a los norteamericanos este 4 de julio. De acuerdo con un informe del Departamento de Trabajo, «el ritmo de creación de empleos en Estados Unidos disminuyó fuertemente en junio después de varios meses de una expansión robusta».

El propio Departamento de Trabajo manifestó su preocupación porque las nóminas no agrícolas sólo crecieron en 112,000 puestos de trabajo el mes pasado, mucho menos que los 250,000 anticipados por los analistas de Wall Street.

Los totales de empleos nuevos en abril y mayo, fueron, según este Departamento, rectificados a la baja, a 324,000 y 235,000 respectivamente, de 346,000 y 248,000 en los cálculos originales. Todo esto ha propiciado que se mantenga el mismo nivel en la tasa de desempleo existente en el mes de mayo: 5.6 por ciento.

Varios datos sobre la situación social en Estados Unidos durante la administración Bush, permiten esclarecer por qué este 4 de julio existirán frustraciones e incertidumbres entre los norteamericanos:

– De acuerdo con el Fondo para la Defensa de los Niños, 13 millones de menores fueron víctimas de la crisis alimentaria, lo que ha llevado igualmente que 567, 000 niños hayan pasado hambre el año pasado.

– Aumento de las solicitudes de seguro por desempleo a 349, 000.

– Aumento a casi un millón de infectados por el virus del SIDA.

– Aumento de los niveles de violencia entre los ciudadanos. Prueba de ello fue lo sucedido ayer en Kansas City, donde un trabajador enfurecido y armado mató a tiros a cuatro colegas en una planta empacadora de carne, e hirió a otras tres personas, antes de suicidarse el viernes por la tarde.

Según datos ofrecidos por distintas fuentes, durante el gobierno de Bush han sido más de 50,000 los niños secuestrados en EE UU, terminando asesinados cerca de 20,000 de ellos. De la misma manera, más de 35, 000 personas han sido víctimas de abusos sexuales.

El incremento de los asesinatos a más de 40 cada día, así como cerca 250 violaciones diariamente, colocan a las familias norteamericanas ante la amenaza de una dolorosa pesadilla.

Todas estas cifras y hechos que caracterizan la antesala al «Independence day», nos permiten corroborar las palabras de un norteamericano común cuando expresó con profunda preocupación: «¿Adónde ha ido mi país? Cuando pienso que el 4 de julio es la fecha ideal para sentirme más norteamericano, mucho, a mi pesar, me hace atemorizarme de serlo. ¿Qué puede importarme celebrar si, cuando llegue el 5 de julio, la euforia pasará y volveré a ser una cifra más del desempleo y la pobreza?