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Elecciones vascas

Tras el 17 de Abril

Fuentes: Mundo Obrero

Los resultados de las elecciones vascas arrojan una serie de consecuencias que, sin menoscabo de ulteriores, necesarios y más reposados análisis, deben ser incorporadas inmediatamente al acervo de datos y contenidos para acercarse a la realidad y proponer Política en esta nueva hora de Euskadi. Si tuviera que describir de manera plástica la situación no […]

Los resultados de las elecciones vascas arrojan una serie de consecuencias que, sin menoscabo de ulteriores, necesarios y más reposados análisis, deben ser incorporadas inmediatamente al acervo de datos y contenidos para acercarse a la realidad y proponer Política en esta nueva hora de Euskadi. Si tuviera que describir de manera plástica la situación no se me ocurre otra imagen que la de un funámbulo haciendo equilibrios en una cuerda central, sin red abajo, pero acompañado de otros volatineros en otras cuerdas menos elevadas e incómodas.

Queda claro que la propuesta aprobada en el Parlamento vasco y rechazada en el Congreso de los Diputados no ha alcanzado el respaldo necesario e indirecto que buscaba el Lehendakari. Tendrá que guardarla e hibernarla para mejor ocasión, salvo que a través del mecanismo de una alianza en torno al Derecho de Autodeterminación consiga aglutinar al 56% de la Cámara que está por el reconocimiento del mismo. En este caso se formarían dos bloques de antagonismo extremo que marcarían la cotidianeidad de la sociedad vasca. En este escenario ETA se sentiría como pez en el agua. Siempre ha jugado al enfrentamiento simplista y manipulado de una Guerra de Liberación de Euskadi. Y a este escenario se puede llegar no sólo por una tentación frentista abertaxle sino también por una actitud intransigente, apriorística a cualquier diálogo o acercamiento protagonizada por el PP y sectores del PSOE. La radicalización y la huída al monte de la derecha española está en relación directa con sus descalabros electorales.

La intransigencia con Aukera Guztiak y la lenidad con EHAK que el Gobierno ha mostrado plantean dos cuestiones para una reflexión seria y urgente. En primer lugar debe erradicarse la cómoda, antidemocrática y peligrosa costumbre de usar los tribunales como ilegalizadores prêt a porter de todos aquellos colectivos que estorben o no caminen por la senda de lo «políticamente correcto». Los Gobiernos, por otra parte, deben descartar -por corruptas- las prácticas y costumbres de usar dos pesos y dos medidas en el uso de los mecanismos jurídicos a su alcance. El PSOE ha conseguido su objetivo pero ha creado un problema. El mundo abertxale radical que venía de un descenso electoral continuado se ha repuesto gracias a la «palma del martirio».

Mientras el tiempo va creando las condiciones para que el PSOE forme en su día Gobierno con el tripartito- con o sin Aralar- y quién sabe si sólo con el PNV, se impone la reedición de lo anterior y la finesse imprescindible para no hipotecarse con HB o sus trasuntos. Pensando en la construcción de un Estado español hijo del acuerdo entre la voluntad de sus pueblos, todas las partes concernidas y en función de los respaldos obtenidos están obligadas a un esfuerzo paciente y teñido de realismo (en el sentido de afrontar la realidad, no en el de claudicar ante ella).

Cataluña, Euskadi, Galicia, Andalucía… y sus partes más dinámicas, modernas y avanzadas tienen la palabra.