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Tres manifestaciones y una cena pascual

Fuentes: Coalición de Mujeres por la Paz

Traducido para Rebelión por Carlos Sanchis

Tenías que escoger tu manifestación cuidadosamente durante esta semana de Pascua. Si venias a la de Gaza o la del norte de Cisjordania, uniéndote a los colonos de derechas para protestar por su inminente evacuación, tus actividades estarían aseguradas por soldados israelíes y policías de fronteras que te protegerían de los vecinos palestinos; desarmados y esperando simplemente que los colonos partan. Si ibas a la manifestación ultraortodoxa contra la construcción adicional de la nueva Autopista 6, alegando que se traza sobre un antiguo cementerio, podías » lanzar a la policía pedruscos, ladrillos, rodamientos metálicos y bancos [Ha’aretz, 28 de Abril 2005] con relativa impunidad. Si, algunos de los ultra-ortodoxos fueron golpeados con porras y otros 15 fueron arrestados tras arrasar la casa del jefe de ingenieros de la autopista, pero por lo demás todo quedaba en familia.

Por otra parte, si asistías a la manifestación de ayer contra la construcción del Muro de Separación en Bil’in, un pueblo palestino en los Territorios Ocupados, te llevarías una sorpresa. No solamente los manifestantes fueron ferozmente atacados por soldados israelíes con granadas que dejaban sin sentido, gases lacrimógenos, porras y balas, sino que dispusieron verdaderos provocadores diseminados entre los manifestantes que deliberadamente provocaron el tumulto azuzando a los soldados y lazándoles piedras

¿Parece una escena de un despótico régimen pasado de moda? Ciertamente, y parcialmente admitido por el ejército israelí: «Teníamos agentes entre los manifestantes, pero solamente para vigilarles, y no empezaron ellos a lanzar piedras, pero se les unieron para impedir que sus identidades fueran reveladas» [Noticias del canal 10 de televisión, 29 de Abril del 2005].

Estas declaraciones desafían la lógica, la ética, y las informaciones de testigos; está por ejemplo de Adi Dagan de la Coalición de Mujeres por la Paz:

» Muchas mujeres de la Coalición de Mujeres por la Paz, junto a activistas de Ta’ayush, Gush Shalom, Anarquistas Contra el Muro y otros fuimos a Bil’in hoy a participar en una manifestación no violenta contra el Muro que había sido coordinada anticipadamente con los organizadores del pueblo. Planeamos marchar hacia el lugar de la construcción y plantar olivos. Tan pronto como dejamos el pueblo y caminamos hacia los bosquecillos donde la construcción está teniendo lugar, nos encontramos con los gases lacrimógenos ( ¡ inhalar cebolla ayuda un montón !) y los soldados nos hostigaron. de repente vimos gente enmascarada entre los manifestantes arrojando piedras a los soldados y entonces sacaron las pistolas y se llevaron a un manifestante con ellos; quedaba claro que era una unidad israelí infiltrada [mista’aravim: soldados israelíes disfrazados de civiles árabes], enviados para caldear las cosas y originar provocaciones. Es como una película con la unidad infiltrada jugando a Ninjas.»

Los manifestantes, principalmente palestinos del pueblo y algunos activistas por la paz israelíes, todos ellos comprometidos en la no violencia y expertos en no dar al ejército un pretexto para que abra fuego. Estaban allí para plantar olivos. No les lanzaron piedras.

La declaración del ejército de que sus agentes infiltrados arrojaron piedras para evitar que su identidad se revelara es absurda. Primero de todo, el código de conducta de la policía prohíbe semejantes conductas anti-éticas. Segundo, los manifestantes pueden escoger el nivel de su implicación, y nadie es mirado con sospecha por descolgarse de la línea frontal de los manifestantes. Claramente fue un acto deliberado de provocación por parte del ejército.

¿ Y por que provocar? Esto forma parte de la actual política israelí de tolerancia cero a las protestas de los palestinos, en un intento de sofocar la disidencia y la resistencia a la ocupación israelí. Y que no nos fastidien con argumentos sobre el derecho de manifestación; la «única democracia de Oriente Medio» los detiene en los puntos de control militar en los territorios ocupados.

Y así, cuando llegamos al final de la semana de pascua, con su celebración de la liberación de los Israelitas de Egipto hace miles de años, es fácil hundirse en el mito e ignorar la realidad. La ocupación corrompe y brutaliza al ocupante, atenaza al opresor a la necesidad de controlar al oprimido. Dejad marchar a mi pueblo.

Jerusalem
www.coalitionofwomen.org