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Triunfos del Tea Party: buenas noticias para los Demócratas

Fuentes: Progreso Semanal

Cuánta diferencia hace un año. El verano pasado, tanto los republicanos como los demócratas consideraban que la idea de un Tea Party era una broma. Los del Tea Party servían para formar barullo en las asambleas de pueblo, pero estaban demasiado desperdigados y eran demasiado indisciplinados como para tomarlos en serio. Ya no es así. […]

Cuánta diferencia hace un año. El verano pasado, tanto los republicanos como los demócratas consideraban que la idea de un Tea Party era una broma. Los del Tea Party servían para formar barullo en las asambleas de pueblo, pero estaban demasiado desperdigados y eran demasiado indisciplinados como para tomarlos en serio.

Ya no es así. Este verano, aunque todavía desperdigados y sin organización oficial ni líder, el Tea Party ha emergido como una fuerza política significativa. Por todo el país, sus seguidores han batallado para ganar el corazón y el alma del Partido Republicano -y han ganado casi todas las peleas.

Es más, en seis estados, los del Tea Party les han robado la nominación al Senado a candidatos republicanos establecidos. En Utah, Mike Lee desbancó al ocupante del cargo de senador, Robert Bennett. En Kentucky, Rand Paul destrozó Trey Grayson, el candidato seleccionado por Mitch McConnell. En Alaska, Joe Miller, apoyado por Sarah Palin, le ganó a la senadora en el cargo Lisa Murkowski. Ken Buck noqueó a la ex vice gobernadora Jane Norton en Colorado. Sharron Angle derrotó en Nevada a la favorita en las encuesta, Sue Lowden. Y ahora en Delaware, Christine O’Donnell ha derribado al representante Mike Castle, quien había sido apoyado por toda la jerarquía estatal y nacional republicana.

Eufóricos por el triunfo, los del Tea Party están celebrando lo que llaman la «des-resonoficación» del Partido Republicano (es decir, deshacerse de los «republicanos solo de nombre»). Pero me parece que están destapando el champán demasiado pronto. ¿De qué vale ganar la primaria si con ello uno se está buscando la derrota en noviembre? Y digámoslo de una vez: la mayor parte de estos candidatos se encuentran tan en la periferia que son probables perdedores.

Una sola excepción -Utah- es tan roja que no importa cuán extremista sea un candidato. No es así con Alaska. El candidato escogido por Sarah Palin, Joe Miller, quiere eliminar poco a poco la Seguridad Social y Medicare, abolir el Departamento de Educación y cancelar todos los beneficios de desempleo porque, dice él, son inconstitucionales. De pronto, en un estado en el que previamente habían sido desahuciados, los demócratas tienen una verdadera oportunidad con Scott McAdams, alcalde de Sitka.

Lo mismo en Kentucky. Son tan rojos como el que más, pero ¿realmente están listos los electores de Kentucky para Rand Paul, el cual propone cerrar los departamentos federales, de Educación, Comercio y Energía, y califica a Medicare de «medicina socializada»? Es tan antigubernamental que quiere abolir el impuesto sobre la renta, revocar la Ley de Norteamericanos con Invalidez, y aún no está seguro si hubiera votado a favor de la Ley de los Derechos Civiles de 1964. Sus posiciones extremas dan al candidato senatorial demócrata, el Fiscal General Jack Conway, una verdadera oportunidad de arrebatar un escaño republicano.

En Colorado Michael Bennet, un demócrata ocupante del cargo, estaba considerado carne muerta hasta que los del Tea Party ganaron la nominación republicana para Ken Buch, el cual se une al llamado de la abolición de los departamentos de energía y Educación y comenzó su campaña pidiendo la revocación de la 17ma. Enmienda, la cual establece la elección directa de senadores de EE.UU. por medio del voto popular, y regresar a los «buenos tiempos de antaño» cuando los legisladores estatales, no los electores, seleccionaban a los miembros del Senado de EE.UU.

El Líder de la Mayoría Harry Reid obtuvo una oportunidad parecida. Los comentarios de su fin político cesaron una vez que los republicanos de Nevada eligieron a Sharron Angle, la cual hace que Sarah Palin suene casi racional. Digna de sus colegas, Angle quiere eliminar paulatinamente tanto la Seguridad Social como Medicare y sacar a Estados Unidos de Naciones Unidas. También subrayó de manera alarmante los derechos del pueblo a «esos remedios de la Segunda Enmienda» si no obtienen del gobierno las reformas que exigen.

Sin embargo, entre los desquiciados, hasta Sharron Angle tiene que ceder ante

Christine O’Donnell. Típica seguidora del Tea Party, ella aboga por la revocación de la ley de reforma de los servicios de salud, el financiamiento federal de la investigación de células madre y la prevención del SIDA. Pero como miembro de la cruzada conservadora cristiana en pro de la abstinencia, también aboga por la oposición a cualquier práctica sexual fuera del matrimonio y se opone a la masturbación. Esto fue lo que me enseñaron cuando crecí en Delaware en el seno de una familia católica, pero puede que no sea un argumento ganador en todo el estado.

Los demócratas cometerían un gran error si consideran ganada alguna de estas contiendas. Además de señalar las posiciones extremas de los del Tea Party, también tienen que trabajar duramente durante las próximas ocho semanas para brindar una alternativa más fuerte y más cuerda. Pero no hay dudas de que al menos en cuatro de seis estados, los republicanos han dado a los demócratas una oportunidad de arrebatar una victoria de las fauces de la derrota.

Es más, la victoria de O’Donnell hizo que Karl Rove exclamara que los republicanos habían destruido su última esperanza de recuperar el control del Senado. Lo cual, por otra parte, me hace exclamar cuatro palabras que nunca pensé cruzarían mis labios: «Karl Rove tiene razón».

Fuente: http://progreso-semanal.com/4/index.php?option=com_content&view=article&id=2632:triunfos-del-tea-party-buenas-noticias-para-los-democratas&catid=3:en-los-estados-unidos&Itemid=4