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Un año después, Guantánamo sigue abierto

Fuentes: LibreRed

Hace ahora justo un año, Obama firmaba una de sus primeras órdenes como Presidente. Instaba a la CIA a cerrar la prisión de Guantánamo en doce meses. Pero el limbo legal sigue abierto. Y los problemas de seguridad, logísticos, financieros y políticos pueden prolongar la agonía otro año más. Un total de 9 desde que […]

Hace ahora justo un año, Obama firmaba una de sus primeras órdenes como Presidente. Instaba a la CIA a cerrar la prisión de Guantánamo en doce meses. Pero el limbo legal sigue abierto. Y los problemas de seguridad, logísticos, financieros y políticos pueden prolongar la agonía otro año más. Un total de 9 desde que se inauguró.

La promesa, aunque Obama reconociera en diciembre que no iba a poder cumplirla, no ha pasado desapercibida para todos en Estados Unidos. Grupos de veteranos se han manifestado frente al Capitolio. Dicen que la prisión pone en peligro la vida de las tropas desplegadas en Irak y Afganistán. Obama mismo dijo que Guantánamo era una de las mejores herramientas que tenía Al Qaeda para reclutar activistas.

Una reflexión que comparten las organizaciones de defensa de los Derechos Humanos, que se han manifestado entre la Casa Blanca y el Capitolio. Vestidos con el uniforme naranja de presidiarios han mostrado pancartas de «Promesas rotas», «Leyes rotas» y «Vidas rotas». 42 detenidos este jueves.

Toda clase de obstáculos

Para cerrar Guantánamo, hay que recolocar a los 198 prisioneros que todavía alberga. Hasta la mitad de ellos irán al Centro Correccional de Thomson, una prisión federal de máxima seguridad en el noroeste de Illinois. El Congreso aprobó una ley que prohibía que los detenidos de Guantánamo fueran llevados a territorio continental, excepto para ser juzgados.

Los demócratas tenían previsto levantar la restricción, si el Gobierno presenta un plan aceptable para manejar a los prisioneros. Los republicanos se oponen frontalmente. Aseguran que el traslado supone una amenaza para la seguridad de las poblaciones vecinas. Y en sus manos está aprobar los cientos de millones de dólares necesarios para acondicionar la prisión y garantizar la seguridad de los juicios. El primero, el del autoproclamado cerebro del 11-S: Khalid Sheikh Mohammed.

Pero el atentado frustrado de Detroit, la pasada Navidad, ha paralizado el proceso y ha dado munición a los opositores. Además, la confesión del activista de que había sido entrenado en Yemen, ha frenado en seco la repatriación de la mitad de los 91 yemeníes que están en Guantánamo. Y más después de saberse que uno de cada cinco liberados reingresa en Al Qaeda.

Al margen del cierre de la prisión, antes o después, la peor herencia de esta cárcel son los cerca de 70 detenidos que no pueden ser juzgados porque las confesiones se arrancaron con torturas, y las pruebas no pueden ser presentadas ante un tribunal. Su declaración comprometería la seguridad del Estado. Su peligrosidad tampoco permite a la administración Obama liberarles o repatriarles. Están en el limbo y en contra de la Constitución. Es la vergüenza de Guantánamo.

Fuente original: http://www.librered.net/wordpress/?p=13674