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Un espía involucrado en el Irangate dirigirá el Pentágono

Fuentes: Gara

El nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, es un personaje cercano al clan Bush, un hombre cuyo historial dice que ha pasado 27 años de su vida entre espías ­al servicio de seis presidentes­ e incluso ha sido investigado por ello. Su currículo presenta lagunas, hojas en blanco, que él y la CIA no quieren […]

El nuevo secretario de Defensa, Robert Gates, es un personaje cercano al clan Bush, un hombre cuyo historial dice que ha pasado 27 años de su vida entre espías ­al servicio de seis presidentes­ e incluso ha sido investigado por ello. Su currículo presenta lagunas, hojas en blanco, que él y la CIA no quieren rellenar.

El próximo jefe del Pentágono era hasta el miércoles miembro de la comisión «independiente» de estudios sobre Irak que preside el ex secretario de Estado James Baker y por el demócrata Lee Hamilton. Su nominación, al parecer, es bien recibida en el Congreso, y llega precedido por su fama de «pragmático».

Gates comenzó su carrera en el espionaje estadounidense en los escalones más bajos hasta convertirse en jefe de la CIA en tre noviembre de 1991 y enero de 1993, bajo la presidencia de George Bush, padre del actual mandatario.

Su biografía dice que desempeñó un papel «clave» durante la primera Guerra del Golfo (1991), así como durante la crisis de los rehenes de Irán (1979) y la invasión soviética de Afganistán (1979). Pero es por su actuación en el denominado Irangate, bajo el mandato de Reagan, por el que es investigado, e incluso la oposición demócrata en el Congreso impidió en esa época que se materializase su primer nombramiento como jefe de la CIA en 1987. En esos años ocupaba el cargo de subdirector de la CIA y, sin duda, conocía la venta de armas estadounidense a Irán para financiar después a la Contra nicaragüense. Gates fue investigado, pero no se presentaron cargos contra él.

Gates es autor de un líbro sobre la Guerra Fría y el espionaje titulado ‘From the shadows’ (Desde la sombre, 1996), en el que defiende la operaciones encubiertas, que en su opinión ayudaron a ganar la Guerra Fría. El espía de Kansas dice en su líbro que su «aportación más importante» tuvo lugar en Afganistán. El candidato de Bush a dirigir el Pentágono cree que los miles de millones de dólares que la CIA hizo llegar a las guerrillas de los muyahidin afganos hicieron posible la derrotadel Ejército soviético. Hoy, por el contrario, esos mismos actores que EEUU armó y financió se han vuelto contra EEUU. –