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Carta a la embajada de Israel en la Argentina

Un Estado nacido del terrorismo

Fuentes: Rebelión

Señor embajador del Estado de Israel en la Argentina y Don Daniel Gazit, y señor ministro consejero de la embajada, don Lior ben Dor, «A decir verdad, me atrevería a afirmar que el intelectual tiene que estar dispuesto a mantener una disputa que dura tanto como su vida con todos los guardianes de la visión […]


Señor embajador del Estado de Israel en la Argentina y Don Daniel Gazit, y señor ministro consejero de la embajada, don Lior ben Dor,

«A decir verdad, me atrevería a afirmar que el intelectual tiene que estar dispuesto a mantener una disputa que dura tanto como su vida con todos los guardianes de la visión o el texto sagrados, cuyas depredaciones han sido legión y cuya pesada mano no soporta la discrepancia y menos aún la diversidad.

El principal bastión del intelectual laico es la libertad incondicional de pensamiento y expresión: abandonar su defensa o tolerar falsificaciones de cualquiera de sus fundamentos es de hecho traicionar la llamada del intelectual.»

Edward W. Said 1

«No es que crea realmente en la virtud de las palabras para curar de su autismo a los que Aimé Césaire llama «nuestros vencedores omniscientes e ingenuos», y sacar a los vencidos de sus recurrentes sueños de paraísos perdidos. No lo creo totalmente, pero sí lo suficiente como para pensar que decir las cosas a veces ayuda a no desesperar.»2

Sophie Bessis.

Me permito dirigirme a ustedes a través de los medios que estarán dispuestos a publicar esta respuesta a vuestras declaraciones de críticas a la nota enviada por el señor embajador del Líbano, doctor Hicham Hamdam, al señor gobernador de la Provincia de Buenos Aires, don Daniel Scioli..

Como argentino, descendiente de padres libaneses y también de aquellos lejanos y olvidados cananeos, debo confesar que me siento orgulloso de que el embajador de la patria de mis padres, asuma la digna y noble actitud de esclarecer al señor gobernador de la Provincia de Buenos Aires, don Daniel Scioli, después que este realizara una visita al Estado de Israel, sobre lo que representa ese Estado.

Seguramente, el gobernador Scioli desconoce que la mayor especialidad del Estado de Israel es la fabricación de armas y también las metodologías de sistemas de espionaje y represión, que significan el 40% de las exportaciones de ese Estado, (quizá hoy más) según lo denunciara hace muchos años con gran dignidad el doctor Israel Shahak, en aquel momento presidente de la Comisión por los Derechos Humanos y Civiles.3

Seguramente el gobernador Scioli desconoce que fue ese Estado el que proveyó de armas a la dictadura militar de la Argentina, durante los años 1976 a 1982, hoy tan denostada en nuestro país por el gobierno actual y el propio gobernador Scioli, y que en la tal venta de armas las organizaciones judías de nuestro país estuvieron involucradas, como lo indica en su denuncia el doctor Israel Shahak, ya que en su libro se incluyen los nombres de los generales israelíes y los generales argentinos que se reunían en los salones de esas organizaciones judías, en sus sedes en Buenos Aires, para acordar las condiciones de venta, con las respectivas comisiones que quedarían en manos de los intermediarios parasitarios de las operaciones.

El 25 de marzo de 2010, en la página web del Museo Ernesto Che Guevara Primer Museo Suramericano, se publicó: Debate: el judaísmo oficial y la dictadura, donde aparecen las declaraciones de un digno argentino, de confesión judía, el periodista y escritor Herman Schiller, quien con su habitual hombría de bien, denuncia la participación del Estado de Israel en su relación con la dictadura militar de nuestro país y la complicidad de la dirigencia judía con esta última. Y también las réplicas que las mismas merecieran de otras instituciones judías.4

Y dada la situación de desorden en algunas localidades de la Provincia de Buenos Aires, uno puede imaginar que el señor gobernador no ha ido sólo de visita.

Sobre estas particularidades y otros acontecimientos trató generosamente de informarle el señor embajador de la República del Líbano, doctor Hicham Hamdam, al señor gobernador de nuestra Provincia de Buenos Aires, y, aprovechó la circunstancia, además, para denunciar las continuadas incursiones del ejército del Estado de Israel a su país, cuya última invasión, en 2006, intentó destruir toda la infraestructura del Líbano en 5 días, hecho que fuera condenado por las Naciones Unidas y Amnistía Internacional. Y el analista político, Thierry Meyssan, sostuvo fundamentadamente que esa invasión había sido programada de muy larga data, con lo que desenmascaraba las mentiras inventadas por los gobernantes israelíes, al sostener que esa invasión se había producido por haber sido apresado un soldado israelí.5

Y, por supuesto la fotografía que recorrió el mundo es la del gobernador tocando con su mano el Muro de los Lamentos, que como todas las visitas que realizan funcionarios de cualquier país, tratan de mostrarlos como en una suerte de rendición de pleitesía al Estado de Israel.

Las recomendaciones del señor Hicham Hamdam, embajador decano del cuerpo de diplomáticos árabes en nuestro país, al gobernador Scioli, recibieron inmediatamente, como es costumbre de los funcionarios de la Embajada del Estado de Israel, críticas malintencionadas y llenas de agresiones, cargadas además de falaciosos argumentos que nada tienen que ver con la carta que el embajador Hicham Hamdam dirigiera al gobernador Scioli.

Siempre que intervienen funcionarios de la Embajada del Estado de Israel, así como los dirigentes de las organizaciones judías en nuestro país, en particular los de la DAIA, su órgano político, y filial de la Organización sionista Mundial, sus argumentos no pasan de ser superficiales diatribas y acusaciones de terrorismo tanto a Hezbollah, como a Hamas.

Con relación a Hezbollah, debemos recordar que este sector del pueblo libanés constituyó siempre para el Estado de Israel un obstáculo en su pretensión de permanecer en el sur del Líbano para abastecerse de las aguas del río Litani, aguas necesarias para la zona árida que es el norte del Estado de Israel. Pero cuando las fuerzas irregulares de Hezbollah expulsaron al Tzahal, ejército israelí, con fama de invencible, del sur del Líbano, después de haber permanecido muchos años en el territorio invadido, la locura se apoderó tanto de los mandos del Tzahal como del gobierno israelí. Su ira no se ha aplacado desde entonces y sueñan con volver, ya que no pudieron soportar haber sufrido una debacle vergonzosa frente a un grupo irregular de libaneses que le hicieron morder el polvo de la derrota al que hasta ese momento se consideraba el «invencible Tzahal», el ejército más poderoso del llamado Medio Oriente.

Y, por supuesto, también, generalizan sus falsas acusaciones contra el pueblo palestino, porque no le perdonan su serena, tozuda e inclaudicable voluntad de no permitir que le roben su Patria los usurpadores venidos de otros países, con el supuesto presuntuoso de creerse dueños de una porción del Planeta Tierra, atribuyéndole a una deidad menor del panteón cananeo, denominada Jhwh, también supuestamente y sin que nadie en el mundo pueda comprobar tales invenciones, la concesión de una porción de terrenos en Canaán, en un texto ficcional, escrito y reescrito, arreglado y ajustado cientos de veces a los intereses de las clases judías dominantes, desde hace miles de años atrás, denominado la Torah.6

Y sin tomar en consideración las alteraciones que los sabios masoretas en Palestina y Babilonia, al insertar vocales en esos textos de sólo consonantes de la Torah, hecho acontecido entre los siglos VI y X de la era común, vocales que fueron intercaladas arbitrariamente en narraciones escritas con más de mil años de antelación y luego las traducciones al griego, generaron un texto cuya veracidad es puesta en razonable duda por las escuelas que aceptan la historicidad del mismo y, sin embargo, negada por los seguidores de la escuela minimalista de Copenhagen.7

Además, tanto el embajador del Estado de Israel, Daniel Gazit, como el ministro consejero de la embajada, Lior ben Dor, ambos en diálogos con la Agencia Judía de Noticias, se expresan como si representaran no sólo a sí mismos, o al gobierno del Estado de Israel, sino a todo el mundo, ya que utilizan un lenguaje en el que pretenden petulantemente ser los portavoces de las reflexiones de un «todo el mundo» que solamente ellos conocen o inventan.

Y como es también la costumbre de esa embajada, acusar de terroristas tanto al pueblo palestino como al libanés, y pretenden hablar desde la pureza de un Estado israelí, del cual, según estos y todos los embajadores anteriores, padece los ataques incesantes tanto de Hezbollah como de Hamas.

No voy a entrar en el análisis detallado de esas declaraciones infantiles y mentirosas, pero sí quisiera recordarles a ambos que el Estado que representan en nuestro país se constituyó luego de que europeos judíos, invasores de Palestina, apelaran a un desembozado terrorismo, como lo denunciaran grandes personalidades, de muy distantes partes del mundo, y sólo rescataré lo que escribiera, alguien absolutamente intachable en cuanto a su dignidad y honestidad, Mahatma Gandhi, quien el 26 de noviembre de 1938, escribía en el diario Harijan, lo siguiente:

«¿Por qué, los judíos, como otros pueblos de la tierra, no han hecho su hogar nacional del país donde han nacido y donde ganan su sustento?»

Y años después, el 21 de julio de 1946, en el mismo Harijan, escribía Gandhi:

«¿Por qué (los judíos) tienen que recurrir al terrorismo para hacer posible su expropiación de Palestina?

Y rescataré entre otras muchas personalidades reconocidas internacionalmente, al filósofo y científico, Bertrand Russell, y al historiador cuya obra, Estudio de la Historia, le valió el reconocimiento mundial por los extraordinarios aportes realizados al conocimiento de la historia de la humanidad, Arnold J. Toynbee. No transcribiré sus textos para no extenderme demasiado, por demás muy conocidos y que pueden verse en los lugares que señalo en nota a pié de página.8

Pero sí me parece que los funcionarios de la embajada, cuyas declaraciones mantienen, como lo señalo más arriba, la típica petulancia de obviar lo que pasa en el Estado de Israel, y se dedican a señalar, al estilo que seguramente han copiado del psicólogo y escritor Marcos Aguinis, quien también tiene la costumbre de escribir largamente sobre esta temática, que, como estos funcionarios, desconoce absolutamente, y describen lo que ocurre en el Líbano y en Palestina, como si fueran expertos estudiosos de esos países.

Y entonces, lo único que hacen es señalar hechos y acusaciones carentes de toda veracidad, pero que los ideólogos del Estado de Israel y sus organizaciones satelitales, se han encargado de difundir suponiendo que los argentinos no tenemos otra posibilidad de informarnos, como alguna vez se lo señalé al señor Jacobo Timerman, en la época en que era director del diario La Opinión, (1974) que también gustaba de darnos clases de política internacional, creyendo infantilmente que sólo los judíos sionistas pueden hablar de estos temas con autoridad y que nosotros, los argentinos, debíamos aceptar sumisamente sus inventos interpretativos.9

Tampoco voy a perder el tiempo señalando cada una de sus falaciosas argumentaciones, como alguna vez lo hice con un escrito del doctor Marcos Aguinis, puesto en Internet por el Consejo Judío Latinoamericano y el World Jewish Congress, en el que hacía lo mismo que hacen estos funcionarios: agredir libremente, pensando que nadie les contestará sus noveleras argumentaciones. Todas sus mentiras y sus imaginarias elucubraciones fueron analizadas en la extensa nota que le dediqué oportunamente, donde señalaba con respecto al artículo del doctor Marcos Aguinis: «… (su escrito) a nuestro criterio plagado de errores y de tergiversaciones de la historia, el que parecería responder a una fuerte carga de odio, producto de una actitud discriminatoria contra los que el autor, utilizando un lenguaje ambiguo y vago, denomina árabes, palestinos o musulmanes indistintamente.»10

Señor embajador del Estado de Israel, don Daniel Gazit, señor ministro consejero, don Lior ben Dor, como pareciera que ustedes provienen de otro planeta, ya que desconocen lo que ocurre en el Estado que dicen representar, para comenzar, me permito recordarles que dos antiguos primeros ministros de vuestro Estado, Menahem Begin, en su libro traducido al castellano La rebelión en Tierra Santa,11 narró con tenebroso deleite cómo, apelando al terrorismo y, según comenta, contando con la ayuda del «dios» de Irael, masacraron a las familias palestinas indefensas del pueblo de Deir Yassin, y que luego siguieron con otras poblaciones de aldeas palestinas también indefensas.

Y Yitzhak Shamir, se explayó largamente sobre sus actividades terroristas y, en un reportaje que le hiciera el diario Clarín, en la ciudad de Jerusalén, el día 4 y que el diario publicara el jueves 5 de setiembre de 1991, dijo textualmente, según transcribió el matutino:

El título de la nota lleva el siguiente texto, que les transcribo para vuestro conocimiento:

«SHAMIR JUSTIFICÓ EL TERRORISMO

PARA LA FUNDACIÓN DE ISRAEL»

«El primer ministro Yitzhak Shamir, al cumplirse un nuevo aniversario del Grupo Stern, admitió hoy que los judíos extremistas que él contribuyó a fundar y dirigir, hicieron bien en apelar al «terror» para establecer el Estado de Israel.

Sus operaciones incluyeron los asesinatos de lord Moyne, ministro de Estado británico para el Oriente Medio, en 1944 (en El Cairo), y del conde Bernadotte, sueco, mediador de paz de las Naciones Unidas, en 1948 (en Jersusalén).

«Desde el punto de vista moral no hay diferencia entre el terror personal y el terror colectivo, en ambos casos se derrama sangre, en ambos casos muere gente» manifestó Shamir.»

….

Con relación a la lucha del pueblo palestino por defender su territorio de la usurpación que pretendían ejercer europeos judíos, dice Shamir:

Su fin no es justo, respondió Shamir, quien ha prometido que jamás se retirará de los territorios árabes ocupados. Ellos luchan por territorio que no es de ellos, que es la tierra del pueblo de Israel, agregó.»

(Incluyo fotocopia de las declaraciones de Yitzhak Shamir al diario Clarín al final de mi texto.)

Pero lo interesante es que, al igual que el doctor Marcos Aguinis, el ministro consejero, recurre a supuestas declaraciones de argentinos descendientes de libaneses que viven en la Provincia de Buenos Aires, a los que solamente él ha escuchado y a los que menciona como «la colectividad árabe o libanesa», que «detesta» a Hezbollah y agrega que «nadie tenía problemas en decirme cómo odiaban al grupo de Nasrallah, Siria o Irán, pero sus voces no son escuchadas»

Yo podría decirle lo mismo de muchos amigos y conocidos judíos que detestan a los funcionarios del Estado de Israel, en particular a casi todos sus primeros ministros, quienes ejercieron un terrorismo de Estado haciendo asesinar selectivamente a dirigentes palestinos y libaneses que se oponían a sus designios. También conozco argentinos que fueron a vivir al Estado de Israel, soñando o pensando que allí encontrarían una paz y tranquilidad prometida en una tierra de paz, y que luego de una breve estadía, se fueron huyendo de la discriminación y el odio a un pueblo, el palestino, que nada les había hecho ni a sus padres ni a ellos, pero que son encarcelados sin juicio alguno, [hay aproximadamente 10 mil palestinos presos] niños, hombres, mujeres y ancianos, y torturados con la aprobación de la Corte Suprema de Justicia de ese Estado, según me comentaron. Hechos por demás difundidos por Internet y harto conocidos.

Les recomiendo, señores embajador y consejero, la lectura de los escritos de crítica política del gran poeta argentino, de confesión judía, Juan Gelman, quien recibiera distinciones de honor y premios internacionales, entre otros muchos, Premio de Poesía Pablo Neruda, 2005, Premio Miguel de Cervantes (España), 2007, y que ha dedicado gran parte de sus escritos políticos a esclarecer a los pueblos de toda América latina, y también de España, sobre el terrorismo de Estado que es característico del Estado de Israel, que ustedes representan en nuestro país.

Y estos ejemplos no son sino realidades que pueden comprobarse fehacientemente y no paseos por la Provincia de Buenos Aires, y fantasiosas conversaciones con «la colectividad árabe o libanesa» que «detesta a Hezbollah», como las que señala el señor consejero Lior ben Dor.

Para ustedes, que siempre encuentran justificaciones al acusar de terroristas a los palestinos asesinados por orden de vuestro gobierno, ya sea selectiva o masivamente, quiero recordarles, señor embajador y señor consejero, los casos emblemáticos del gran escritor palestino, Gassan Kanafani, quien murió asesinado el 8 de Junio de 1972. La explosión de una bomba colocada en su automóvil en el que viajaría con su sobrina saliendo de su casa en Beirut, se los llevó a los dos. Tenía apenas 36 años, y, a pesar que nunca utilizó armas de fuego en la defensa de su pueblo, su pluma, sus escritos fueron más eficaces, y eso era algo que los gobernantes del Estado de Israel no podían soportar, por eso comandos israelíes fueron enviados para asesinarlo.

El otro es el asesinato de Khalil Al Wazir, más conocido como Abu Jihad, mientras descansaba en su propia casa en la ciudad de Túnez, comandos israelíes, enviados especialmente para matarlo, el 16 de abril de 1988, entraron al dormitorio y lo asesinaron delante de su esposa y sus hijas.

Y, para citar un caso excepcional, seguramente ustedes, señor embajador y señor consejero, recordarán cómo el primer ministro, bautizado por Gabriel García Márquez como el Premio Nobel de la Muerte, luego de su «hazaña en Sabra y Chatila», Ariel Sharon, enviara tres helicópteros Apaches, que lanzaron tres misiles, para hacer asesinar a un anciano, a Ahmed Yassin, ciego, paralítico y en silla de ruedas, haciéndolo volar por los aires en mil pedazos, y también a los jóvenes que le acompañaban al salir de la mezquita donde había ido a rezar. Esto ocurrió el 22 de marzo 2004, mientras Ariel Sharon observaba, dando órdenes, desde su televisor en Tel Aviv, cómo se ejecutaba el atentado. Y lo difundieron por el mundo, como una hazaña, que ustedes parecen desconocer. Ahmed Yassin, ciego, en silla de ruedas, y Ariel Sharon difundió ese asesinato como una hazaña.

Y así podría seguir, señores embajador y consejero del Estado de Israel, Estado nacido del terrorismo que llevaron a Palestina, europeos judíos, todos ellos descendientes de kázaros, pueblo mongol convertido al judaísmo entre el siglo VII y el IX de la e.c. (los historiadores aún no se ponen de acuerdo) y que nada tuvieron que ver con aquellos antiguos israelitas-hebreos de la tierra de Canaán que, por otra parte, no eran los únicos habitantes de aquella región y que seguramente desaparecieron históricamente inmersos en otras etnias o pueblos.12

Los verdaderos y genuinos descendientes de los otros pueblos que habitaron la antigua Canaán y siguieron viviendo por siglos en esa región, son los actuales libaneses, palestinos y sirios como lo señalara el gran historiador italiano, Giovanni Pettinato, en su libro Ebla, una ciudad olvidada. Arqueología e historia, cuyo mensaje excluye totalmente cualquier connotación de «pueblo elegido» y «tierra prometida», así como «mandatos» de masacrar y asesinar pueblos enteros, como aparece en la Torah. Termina Giovanni Pettinato su libro sobre Ebla, con estas sencillas y bellas palabras:

«El mensaje que la civilización de Ebla nos dirige a todos, pero sobre todo a los que he llamado los sucesores naturales de los eblaitas, es decir a los habitantes de Siria, Líbano y Palestina, es que todos somos hermanos, gobernantes y ciudadanos sin excluir a ninguno, y como tales debemos comportarnos, viviendo los unos para los otros.» 13 

Y por qué señalo en el párrafo anterior que en la civilización cananea no existen en los textos de sus ciudades más conocidas, Ebla, Ugarit, las narraciones de crímenes, asesinatos masivos, el exterminio de pueblos enteros, como sí aparecen en la Torah, y que el gran historiador G. E. M. De Ste. Croix, el más importante historiador inglés contemporáneo, asumiendo la responsabilidad académica de describir lo que las narraciones mismas expresan fehacientemente, nos indica con claridad meridiana, sin analizar si esas narraciones son verídicas o mera literatura ficcional:

«No tengo la intención de dar a entender que los romanos fueron habitualmente la potencia imperial más cruel y despiadada de todas. No sé decir qué nación de la antigüedad aspiraría al título con más justicia, pues no conozco toda la documentación.

Sin embargo, basándome en la que conozco, puedo afirmar que sólo sé de un único pueblo que se creyera con derecho a decir que realmente tenía orden divina de exterminar a poblaciones enteras que pudiera conquistar, a saber, Israel.

Hoy día, los cristianos, al igual que los judíos apenas suelen fijarse en la despiadada ferocidad de Yahvé, tal como nos la revelan no las fuentes hostiles, sino la propia literatura que ellos consideran sagrada.

De hecho, por regla general suelen arreglárselas para olvidar incluso la existencia de este material incriminatorio.» 14

Hay algo que siempre me ha llamado la atención de los defensores a ultranza del Estado de Israel, y que aparece claro también en la respuesta de Shamir al periodista, cuando le dice refiriéndose a la lucha del pueblo palestino:

Su fin no es justo, respondió Shamir, quien ha prometido que jamás se retirará de los territorios árabes ocupados. Ellos luchan por territorio que no es de ellos, que es la tierra del pueblo de Israel, agregó.»

Esa permanente recurrencia a la Torah y al supuesto de considerarse dueños de un territorio en el Planeta Tierra, que les fuera concedido en propiedad horizontal, una de las ideas más absurdas e infantiles que haya leído y escuchado en toda mi vida, y que sólo puede ser aceptada por niños en edad preescolar. Me parece ver en esa idea «es la tierra del pueblo de Israel» una referencia a Jhwh, la deidad, la de los judíos, convertida en un agente inmobiliario que otorga terrenos en el Planeta Tierra a quien le resulta más grato, pero con exigencias terribles. Y ¿por qué digo esto? Porque las exigencias de Jhwh a quienes les otorgó, en la imaginación de los redactores o escribas de tales fantasías, esto es, a los israelitas, eran de una crueldad sólo comprensibles, como lo señala el padre Michael Prior , en una deidad racista, xenófoba, militarista, genocida y etnocéntrica. Criterio este compartido por diversos autores, de los cuales sólo señalaré tres: el mismo Michael Prior, Richard Dawkins y el citado G. E. M. de Ste. Croix. 15 Me resulta, en verdad, un hecho más que infantil, y carente de seriedad, el pensar que la Divinidad, que ha creado, emanado, generado, o no sé qué, este universo de miles de millones de galaxias, de agujeros negros, de materia oscura, de antimateria, de mundos paralelos, y tantas otras posibilidades que se irán descubriendo a medida que el ser humano avance en el conocimiento del mismo, aparezca en la mente de algunos paranoicos convertido en un agente inmobiliario en ese relato fantasioso. Y, posteriormente, que esa Divinidad haya elegido a unos señores, Abraham y Moisés, cuya existencia está puesta en duda por los propios investigadores, arqueólogos e historiadores israelíes actuales, para otorgarles, de ese universo de miles de millones de galaxias, un pedacito del terreno en propiedad horizontal de una región de nuestra galaxia y que de ella haya elegido el Planeta Tierra, y que esa propiedad se la haya otorgado «en una revelación única y exclusiva a sus jefes», revelación absolutamente no comprobable ni verificable por nadie, para que la posea en forma definitiva, sólo «el pueblo judío». Y luego de convertir ese terreno en propiedad privada, también les otorgó, sólo a ellos, el derecho de asesinar, masacrar a los pueblos que ocupaban ese territorio con anterioridad, para obsequiárselos como a un departamento vacío, tal como lo cuentan en esos relatos también para infantes de edad preescolar, y que se han descubierto como de literatura novelera, carentes de veracidad histórica. 16 Quien mejor ha descripto esta «revelación única y exclusiva», y las características inigualables de la misma, es el historiador Arnold J. Toynbee, en su libro El historiador y la religión, donde luego de su análisis de la misma, concluye:

«El punto de vista del historiador no es incompatible con la creencia de que Dios se reveló al hombre con el fin de ayudarlo a conquistar la salvación espiritual que el ser humano no podría obtener librado a sus solos esfuerzos; pero a priori al historiador le parecerá sospechosa toda exposición de esta tesis que afirme luego que Dios dio una revelación única y definitiva a mi pueblo en mi época, en mi satélite de mi sol, perteneciente a mi galaxia.

En tal aplicación egocéntrica de la tesis de que Dios se revela a sus criaturas, el historiador presentirá la pata hendida del diablo.

Pues lógicamente no hay conexión necesaria alguna entre la creencia de que Dios se revela a sus criaturas y la creencia de que Dios eligió como recipiente de su revelación a una criatura que resulta ser precisamente yo mismo, y que esa revelación, dada exclusivamente a mi, es única y definitiva.» 17

Quiero reiterarles, señores embajador y consejero, en el supuesto de que ustedes viven en el Planeta Tierra, que me resulta totalmente absurdo que alguien pueda tomar seriamente esos relatos fantasiosos y además quieran que todos nosotros los aceptemos y acatemos pasivamente, no sólo la donación inmobiliaria sino también sus mandatos de masacrar a las etnias y pueblos enteros que los habitaban con anterioridad. Además, lo grave, lo terriblemente insólito es que los actuales rabinos con cargos de coroneles y comandantes del ejército israelí creen a pie juntillas estas fantasías y en su ascenso en la escalada para llegar en algún momento al control total del Estado de Israel, porque llegará ese momento, y convertirlo en un Estado totalmente teocrático, ya han comenzado ocupando cargos en el Tzahal y ahora comienzan a dictar normas para el Estado. El rabino Yitzhak Shapiro publicó un libro The King’s Torah ( La Torah del rey ) en el cual desarrolla la idea de que se puede matar incluso a niños o bebés palestinos si se supone que ellos pueden ser en el futuro una amenaza para el Estado de Israel. ¿Quién decide si un bebé recién nacido o un niño en edad escolar puede ser una amenaza para el Estado de Israel? Seguramente será el mismo rabino Yitzhak Shapiro o algunos de sus seguidores, que ya son muchos, y recomiendan su libro en las escuelas del Estado de Israel, los que decidirán quién o quienes son pasibles de ser asesinados. Ya un rabino de la Ribera Occidental ha resuelto que no solamente los que ellos consideran un peligro para el Estado sino aquellos que reclamen tierras que «pertenecen a Israel», seguramente siguiendo la misma absurda línea de pensamiento que señalamos antes con relación a Yitzhak Shamir. ¿Dónde terminará esta paranoica y enfermiza idea de la propiedad horizontal concedida por Jhwh, la deidad de los judíos, y que sólo ellos aceptan? ¿Cuándo terminará? ¿Saben ustedes señores embajador y consejero, que la totalidad de los judíos en el mundo actual asciende a sólo el 0,2% de la población mundial, apenas 14 millones en total? Pero estoy seguro que, de ese 0,2%, sólo algunos pocos enfermos mentales, como esos rabinos, pretenden que todos los otros 99,8%, nada menos que casi 7.000 millones de habitantes del Planeta Tierra aceptemos semejante anormalidad. Por otra parte esos supuestos mandatos de Jhwh no serían, de ser ciertos, más que órdenes para cometer crímenes de guerra y de lesa humanidad, además de infanticidios, como lo denunciara el sacerdote irlandés, Michael Prior en su libro La Biblia y el colonialismo. Una crítica moral. 18 Muchas de estas aclaraciones a la absurda respuesta del entonces primer ministro Yitzhak Shamir, cuando dice que los palestinos » luchan por territorio que no es de ellos, que es la tierra de Israel», las he indicado en otros escritos anteriores, pero pareciera que la ignorancia y la ceguera es una característica genética de las mentalidades de los fanáticos y de los terroristas. Y antes de terminar, reiteraré aquí un texto de Gideon Levy, dirigido a un soldado israelí, que, pareciera que quienes viven en el Estado de Israel, o ustedes que representan a su gobierno no han leído nunca, quizá, como lo señalo antes, porque vienen de otro planeta:

«Querido soldado:

Los soldados han matado a 623 niños y jóvenes ¿y usted quiere decirme que ni uno de esos soldados descubrió a un niño en su mira?

La persona que disparó a la muchacha de Rafah, ¿no la vió? La persona que disparó a Amar Banaar y a Montasser Hadada en la Casbá, matándolas a ambas con una bala, ¿tampoco pudo reconocerlas? Y el que mató a Khaled Osta, el chico de 9 años, haciéndole un enorme agujero en su pecho ¿tampoco se dio por enterado? Y el que disparó desde su tanque sobre edificios residenciales en Gaza y que no vio a ningún niño en su mira, ¿no sabía que en esos edificios vivían niños y, sin embargo, apretó el botón? Y el piloto que dejó caer una bomba en un barrio densamente poblado ¿tampoco él sabía que los niños estarían entre las víctimas?

Y si un niño tira una piedra a un jeep blindado, o inclusive una bomba molotov, o hasta una carga explosiva ¿merece por ello la muerte?

Usted dice que él tiene que ser atacado para mantener la disuasión. Eso es aterrador. ¿Matar a un niño para disuadir? Y si usted mató o hirió a niños para disuadir ¿cree que ha logrado tal disuasión?

¿Usted ha pensado alguna vez por qué esos niños están enfrentándolo? ¿O los adultos? ¿Usted ha considerado alguna vez la posibilidad de que ellos pueden estar luchando por una causa justa? ¿Qué quizás ellos sólo quieran sacarse nuestra opresiva presencia de sus vidas?

¿Qué ellos no tienen ninguna otra manera de luchar? ¿Usted ha intentado ponerse en su lugar, incluso por un momento, alguna vez?

¿Qué haría usted si hubiera nacido palestino bajo esta ocupación? ¿Usted tiene el valor de decir lo que Ehud Barak dijo hace unos años: «Yo me habría unido a una organización terrorista»? No puede haber ninguna respuesta más directa, valerosa y verdadera que esa.»

Y Gideon Levy, como lo señalé en otros escritos similares a este, denuncia más adelante, las razones y causas de esa conversión infame, cruel y maléficamente deshumanizante, de esos niños judíos de 20 años, transformados, por un sistema educativo perverso, en zombies asesinos de los niños palestinos de 3 a 10 años, porque:

«Por eso existe un sofisticado sistema de educación, información, comunicación, lavado de cerebros, deshumanización y demonización, un sistema que está llevando a generaciones de excelentes jóvenes a cometer hechos espantosos porque están absolutamente desprevenidos de lo que están haciendo. Lo que el sistema instila es que nosotros somos los amos de la tierra y los palestinos son personas inferiores que bajo ninguna circunstancia tienen los derechos que nosotros tenemos; que la ocupación es justa, obligatoria en esta situación, que el terrorismo es por que sí, que los palestinos han nacido para matar, que los ataques terroristas provienen simplemente de su carácter sanguinario. Y todo esto, metido en consideraciones de seguridad, es una excusa para todo, y créame. Todo.»19

Y para concluir, quisiera recordarles un breve escrito, que transcribo de un reportaje que se le hiciera en el semanario independiente Haolam Haze, publicado en el propio Estado de Israel, al famoso filósofo judío, el profesor Yehoshua Leibowitz, el 22 de setiembre de 1982, luego de las masacres perpetradas en los barrios de Beirut, Sabra y Chatila:

«Es la consecuencia natural y necesaria de nuestra línea política desde hace 15 años. Si tenemos que dominar a otro pueblo, entonces es imposible impedir la existencia de métodos nazis. Somos los autores de esta masacre. Los falangistas son nuestros mercenarios, del mismo modo que los ucranianos, los croatas y los eslovacos eran los mercenarios de Hitler, quien los había organizado como soldados para que hicieran el trabajo por él.

Del mismo modo, hemos organizado a los asesinos en el Líbano para matar a los palestinos. Lo que pasó en el Líbano, la masacre horrible cometida en los campamentos de refugiados es un paso suplementario en el proceso de suicidio del Estado de Israel.

La Humanidad no tendrá opción, tendrá que destruir al Estado de Israel.»

Estas sabias palabras del insigne filósofo judío, el profesor Yehoshua Leibowitz, eran una recomendación a la dirigencia del gobierno del Estado de Israel, una advertencia para el cambio de rumbo de quienes detentaban el gobierno.

Lamentablemente, el tiempo ha demostrado que sus palabras no fueron escuchadas, ya que todo sigue igual y empeorando.

Las declaraciones del señor embajador Don Daniel Gazit, y del señor ministro consejero de la embajada, don Lior ben Dor, no hacen sino corroborar que desde aquel entonces siguen con los ojos cerrados y los oídos sordos a las críticas para una apertura mental que permita que el pueblo israelí y el pueblo palestino, puedan alguna vez, como lo deseamos muchos hombres y mujeres en todo el mundo, convivir fraternal y solidariamente en un Estado único, laico y democrático.

 

NOTAS

1 Edward W. Said. Representaciones del intelectual. Paidós Studio. Barcelona. 1996. p. 96.

2 Sophie Bessis. Occidente y los otros. Alianza. Madrid. 2002. p. 20.

3 Ver Israel Shahak. El Estado de Israel armó las dictaduras en América latina. Editorial Canaán, Buenos Aires, 2007.

4 Ver su página web. En particular el texto : DEBATE: EL JUDAÍSMO OFICIAL Y LA DICTADURA .

5 Amnistía Internacional, Israel/Libano. ¿Daños colaterales o destrucción deliberada? Ataques israelíes contra la infraestructura civil. http:/web.amnesty.org/library/Index/ESLMDE180072006. Los daños causados por el ejército del Estado de Israel en el Líbano ocupan 24 páginas del Informe, en cambio los daños causados por el ejército irregular de Hezbollah contra el norte del Estado de Israel, ocupan apenas 1 página y media. Ver Amnistía Internacional: Israel/Líbano. En la línea de fuego: los ataques de Hezbollah contra el norte de Israel. http://web.amnety.org/library/Index/ESLMDE020252006. Y las acusaciones de Thierry Meyssan pueden encontrarse en www.reseauvoltaire.net, del 1° de abril de 2005, «La déstabilisation du Liban a été programmé de longue date».

6 Ver Israel Finkelstein y Neil A. Silberman. La Biblia desenterrada. Siglo XXI, Madrid, 2005. También Eric Hobsbawn & Terence Ranger. The Invention of Tradition. Cambridge University Press. 1995. Jan Willem van Henten & Anton Houtepen. Religious Identity and the Invention of Tradition. Royal Van Gorcum, Assen, 2001.   E.O.James. Los dioses del mundo antiguo. Ediciones Guadarrama. Madrid. 1962. pp. 43 y 45.

7 Thomas L. Thompson. The Bible in History. How Writers Create a Past. Pimlico. London. 2000. The Historicityof the Patriarchal Narratives. Trinity Press International. Harrisburg. 2002. Niels P. Lemche. The Israelites in History and Tradition. Westminster John Knox Press. Louisville. 1998. Albert de Pury, Thomas Römer, éds. Israël constuit son histoire. Labor et Fides. Gènève. 1996. Giovanni Garbini. Historia e ideología en el Israel antiguo. Bellaterra. Barcelona. 2002.

8 Ver Bertrand Russell, Anexo I, y Arnold J. Toynbee. Estudio de la Historia, Emecé Editores, Buenos Aires, 1951, tomo IX, Primera parte, pp. 257-8.

9 Les recomiendo la lectura de los fundamentados argumentos con los que el ing. José Petrosino viene desde hace años, deconstruyendo cuidadosamente todas las invenciones tanto de los dos fiscales argentinos como de los sucesivos embajadores del Estado de Israel, y podríamos agregar ahora, siguiendo las declaraciones de su ex primer ministro Yitzhak Shamir, fundado sobre el terrorismo, que masacró miles de palestinos y destruyó mas de 550 ciudades y aldeas, para implantar un Estado colonial, inventado en la Inglaterra imperial de 1907, según el Informe del primer ministro británico, Henry Campbell-Bannerman, recientemente desclasificado. Ver libro de Étienne Balibar y otros: Antisemitismo. El intolerable chantaje. Pp. 95-172. Publicado por la Editorial Canaán, Buenos Aires, 2009. También la historia de lo acontecido en nuestro país en la década del ’70 en Saad Chedid. Palestina o Israel. Editorial Canaán. Buenos Aires, 2005. pp. 233-292.

10 Puede verse en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=97199

11 Menajem Beguin. La rebelión en Tierra Santa. Santiago Rueda Editor. Buenos Aires, 1951. pp. 260-264.

12 Arthur Koestler. El imperio Kázaro y su herecia. Aymá S. A. Editora. Barcelona. 1980.

13 Giovanni Pettinato. Ebla, una ciudad olvidada. Arqueología e historia. Editorial Trotta. Madrid. 2000. p. 357.

14 G.E.M. de Ste. Croix. La lucha de clases en el mundo griego antiguo. Editorial Crítica. Barcelona. 1988. p. 388.

15 Michael Prior. La Biblia y el colonialismo. Una crítica moral. Editorial Canaán. Buenos Aires, 2005. pp. 253-60

G.E.M. de Ste. Croix, idem. p. 716. Richard Dawkins. El espejismo de Dios. 5ta. ed. revisada. Espada Calpe. Madrid. 2008. Cap. 2. pp. 39-85.

16 Israel Finkelstein y Neil Asher Silberman. La Biblia desenterrada. Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de los textos sagrados. Siglo Veintiuno de España. Madrid. 2003.

17 Arnold J. Toynbee. El historiador y la religión. EMECE. Buenos Aires. 1958. p. 138.

18 Michael Prior. La Biblia y el colonialismo. Una crítica moral. Editorial Canaán. Buenos Aires, 2005. pp. 253-60.

19 Israel Shahak. El Estado de Israel armó las dictaduras en América latina. Editorial Canaán. Buenos Aires, pp. 153-159.

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