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Un fracaso en todos los frentes

Fuentes: CounterPunch

La manada aulladora de los beligerantes que evadieron el servicio militar -los señores Bush, Cheney, y Limbaugh- recurrieron esta semana a los ataques verbales en contra de John Kerry. El Senador cometió un error al contar una broma sobre Bush y omitir la palabra «us» (‘-nos’) cuando leía la siguiente línea: «Usted ha terminado por […]

La manada aulladora de los beligerantes que evadieron el servicio militar -los señores Bush, Cheney, y Limbaugh- recurrieron esta semana a los ataques verbales en contra de John Kerry. El Senador cometió un error al contar una broma sobre Bush y omitir la palabra «us» (‘-nos’) cuando leía la siguiente línea: «Usted ha terminado por atascarnos en una guerra en Irak. Simplemente pregúntele al Presidente Bush». La omisión de la palabra «us» les dio la posibilidad a los mesiánicos militaristas de exigir que Kerry les ofreciera disculpas a las tropas estadounidenses por sus comentarios «insultantes» y «vergonzosos».

Cuán interesante resulta ver cómo un error de lectura en una palabra puede ser considerado una causa para una disculpa cuando miles de actos ilegales, destructivos y torturas constituyen «una práctica cotidiana» en el gobierno de Bush.

Es probable que no haya disculpas de Bush ni de Cheney por haber enviado a los soldados estadounidenses al tremedal de una guerra fabricada -una invasión desastrosa y costosa que ha tenido el efecto de un bumerang. Sin embargo, para poner las cosas en su lugar acerca de quién debe disculparse, he aquí algunas razones concretas que justificarían 9 mea culpas de Bush y Cheney.

1. No se ha suministrado un blindaje adecuado para los soldados y los vehículos de manera oportuna.
Un estudio realizado por el Pentágono reveló que «el 80 por ciento de los infantes de marina que han resultado muertos en Irak como resultado de las heridas recibidas en la parte superior del cuerpo, podrían haber sobrevivido si hubiesen tenido un blindaje corporal adicional», según un informe publicado por el diario The New York Times. Han muerto cientos de soldados que pudieron haberse salvado.

El diario The Washington Post reportó que «en algunas zonas de Irak, el ejército de los Estados Unidos pudo suministrar sólo un chaleco interceptor con placas de protección por cada tres soldados estadounidenses».

2. No se han reportado con exactitud el número de bajas.
El gobierno de Bush no ha informado la cifra real de los daños causados a los soldados en Irak con el objetivo de contener la oposición a la guerra. Los daños que no se producen en medio de una batalla no son contabilizados en el reporte oficial de bajas del gobierno de Bush. Los casos de enfermedades, tales como los miles de soldados aquejados por las afectaciones provocadas por el mosquito simúlido, ni siquiera son contabilizados. Tal irrespeto a estos soldados y sus familiares contribuye a reforzar los cínicos cálculos políticos.

3. Incapacidad para enviar un número suficiente de tropas a Irak
El diario The Washington Times informó que los jefes militares retirados que prestaron servicios en Irak dijeron que el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld «ignoró la advertencia de que enviara más tropas, no elaboró un plan post-invasión, no equipó adecuadamente a las tropas, y le ocultó información a la opinión pública».
«Yo creo que el Secretario Rumsfeld y otros miembros del gobierno no le han dicho al pueblo estadounidense la verdad por temor a perder el apoyo a la guerra en Irak», expresó el Mayor General del Ejército (retirado) John R.S. Batiste ante un panel. El Sr. Batiste, quien se define a sí mismo como un Republicano que ha estado criticando al Sr. Rumsfeld durante meses, dijo que el Secretario «le prohibió a los encargados de la planificación en el ejército hacer planes para garantizar un Irak en la post guerra», y contribuyó al surgimiento de la actual insurgencia por haber ignorado la posibilidad de que ésta pudiera existir, a pesar de que existía «la certeza absoluta» de ello.

El Mayor General del ejército (retirado) Paul D. Eaton, quien criticó al Sr. Rumsfeld en el diario The New York Times en la primavera del pasado año, expresó que los esfuerzos posteriores a la invasión en Irak tienen un déficit de alrededor de 60 000 efectivos, que se necesitan para poder tener éxito, y que el ejército se encuentra en «terribles condiciones», que carece de los equipos y los recursos apropiados.

El Presidente Bush nunca debió haber invadido a Irak, pero siempre que se hace un despliegue de tropas, se debe contar con el número de efectivos necesarios para proteger a la población civil -una obligación que tienen que cumplir las tropas de ocupación, en virtud del derecho internacional. Cientos de miles de mujeres, hombres y niños inocentes de Irak han sido víctimas de una planificación ineficiente.

4. Incapacidad de suministrar agua potable a las tropas en Irak.
Antiguos empleados de la Halliburton y oficiales del ejército han expresado sus testimonios ante el Congreso, y han dicho que la Halliburton le suministró a nuestras tropas en Irak agua muy contaminada, la cual era utilizada por los soldados para bañarse, lavarse las manos y la cara, cepillarse los dientes, lavar su ropa, y en ocasiones, hacer café.

5. El envío de soldados de la Reserva y de la Guardia a tiempo parcial para cumplir misiones peligrosas -tales como el desminado de las carreteras- sin que hayan recibido nada que se parezca a un entrenamiento adecuado.

6. Falta de preocupación por los soldados que regresan.
El «Knight Rider News Service» informó que la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno (Government Accountability Office) descubrió que «el cálculo hecho por la Administración de Veteranos sobre la cantidad de soldados que regresaban de Irak y Afganistán que pudieran necesitar atención médica o requerir otros servicios estaba muy por debajo de la cifra real, debido en parte a las dificultades para obtener información fidedigna del Pentágono». Por consiguiente, muchos de los soldados que regresaban han tenido dificultades para recibir atención médica inmediata.

7. Incapacidad para ofrecer ayuda a los veteranos que sufren de trastornos de estrés post traumático (TSPT).
El diario The Washington Post dio a conocer un informe emitido por la Oficina de Rendición de Cuentas del Gobierno, donde se afirmaba lo siguiente: «Casi cuatro de cada cinco soldados que regresan de las guerras en Irak y Afganistán con el riesgo de padecer trastornos de estrés post traumático nunca fueron remitidos por los clínicos del gobierno a centros donde pudieran recibir una mayor ayuda…»

8. Incapacidad de proteger a los soldados y los veteranos de los escándalos que se producen fuera de sus bases.
El diario The New York Times informó que «varias compañías de servicios financieros o sus agentes están recurriendo a tácticas cuestionables en las bases militares para vender seguros e inversiones que quizás no se ajustan a las necesidades del personal uniformado». La publicación USA Today ha dado a conocer que, según un informe emitido por el Departamento de Estado, «el prestatario promedio paga 827dólares por un préstamo de 339 dólares, y calificó esta práctica como depredadora». Una ley aprobada recientemente impondrá un límite del 36 por ciento a las tasas de interés. El Departamento de Defensa debió haber tomado medidas enérgicas contra los depredadores económicos y corporativos que explotan al personal militar y a sus familiares.

9. Imposibilidad de pagarle un sueldo adecuado a los soldados cuando están en el exterior y cuando resultan heridos.
El diario The Baltimore Sun informa que el despliegue en Irak «está cobrando vidas entre los soldados a tiempo parcial, quienes representan casi la mitad de los 150 000 soldados que allí se encuentran. El 41 por ciento de los soldados de la Guardia Nacional y de la Reserva están perdiendo miles de dólares debido a la «diferencia salarial» que existe entre el pago que reciben como civiles y el salario que devenga el personal militar…»
Tal indiferencia injustificable y desdeñosa hacia el bienestar de los soldados, además de la prisa por librar una guerra innecesaria, inmoral e inconstitucional, caracterizada por debacles de corrupción y despilfarradores contratos de proporciones sin precedentes, debieran obligar al Presidente George W. Bush y al Vicepresidente Dick Cheney no solamente a disculparse, sino a renunciar.    

Traducción: Cubadebate