Un globo aerostático que transmitía desde Cayo Cudjoe la señal de Televisión Martí hasta fue destruido por el Huracán Georges hace seis semanas. El globo, pagado por los contribuyentes norteamericanos y destinado por el gobierno de Estados Unidos a retransmitir señales de televisión sobre Cuba con una programación subversiva contra las autoridades cubanas, desapareció del […]
Un globo aerostático que transmitía desde Cayo Cudjoe la señal de Televisión Martí hasta fue destruido por el Huracán Georges hace seis semanas. El globo, pagado por los contribuyentes norteamericanos y destinado por el gobierno de Estados Unidos a retransmitir señales de televisión sobre Cuba con una programación subversiva contra las autoridades cubanas, desapareció del cayo del estado de La Florida donde estaba anclado.
El Gordo Alberto, tal como se apodaba al artificio, fue barrido por los vientos de un reciente huracán caribeño y, de acuerdo con medios informativos en Miami, Florida, nadie se percató de la pérdida hasta el pasado domingo. En realidad las señales que retransmitió automáticamente el globo aerostático por años nunca llegaron a los telerreceptores cubanos en la Isla.
La «fuga» del Gordo Alberto ocurrió hace seis semanas y nadie se percató. «Si un árbol cae en medio del bosque y nadie lo nota, quiere decir, que el hecho es insignificante», confesó a la prensa Joe García, uno de los jefes de sectores cubanoamericanos extremistas radicados en Miami.
Reconoció que «De la misma manera, si se destroza un dirigible de TV Martí y nadie se dio cuenta en semanas, habla de su nulo impacto», de acuerdo con una cita de sus declaraciones aparecida en la prensa floridana.
El dirigible flotaba en el aire anclado del islote Cudjoe Key, frente a las costas sureñas norteamericanas. «La destrucción redujo notablemente la transmisión de TV Martí hacia Cuba. Ahora sólo hay una transmisión de unas ocho horas a la semana y cuatro horas los sábados desde un avión C-130 de la fuerza aérea estadounidense», comentó desde Estados Unidos la agencia alemana DPA.
Las transmisiones de programas de televisión y radio oficiales estadounidenses con contenidos contra el gobierno cubano no son cuestión nueva. En realidad fueron lanzadas oficialmente por la administración republicana de Ronald Reagan, la cual prometió -como otras en Estados Unidos- «resolver» el «problema cubano», o sea restituir en la Isla un régimen subordinado a Washington.
Pero el actual presidente George W. Bush, también republicano, ha tomado como «misión» promover una denominada transición en Cuba en términos urgentes. Las señales de la denominada TV Martí, que siempre se perdieron en el éter sin llegar a ninguna parte, fueron confiadas a un ultramoderno avión de guerra, un laboratorio bélico de transmisiones de ese tipo.
El C-130 asignado a la tarea -motivo de un tenso litigio entre el Pentágono y el Departamento de Estado resuelto solamente por la intervención de Bush- tampoco ha tenido éxito alguno en colocar una imagen en los televisores isleños.
En 20 años de programación anticubana las autoridades estadounidenses invirtieron 100 millones de dólares y sin resultados. La cifra va a aumentar en espiral porque un efecto del litigio mencionado fue que el gobierno federal tendrá que comprar un avión de 10 millones de dólares y equiparlo, con el fin de devolver el C-130 a donde debe estar, juzgando las circunstancias, en Iraq.
La Casa Blanca trata de lograr del Congreso un fondo de 37.6 millones de dólares para esas transmisiones, pero este no llega y fuentes informativas en Miami aseguraron que «no se sabe cuando» se podrá adquirir la nueva aeronave.
Todo el programa parece a punto de ser arrastrado por el viento huracanado, tal como fue el destino final del Gordo Alberto.