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Un informe para torpedear un acuerdo con Irán da esperanzas a Israel

Fuentes: Asia Times Online

Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Como maná caído del cielo para Israel y los neoconservadores «iranófobos» de Washington, que trabajan horas extra para sabotear un acuerdo nuclear con Irán, ha llegado un nuevo informe «científico» que estalló en la escena mediática estadounidense, que afirma que Irán está a solo un mes de adquirir la bomba. Eso eclipsa la anterior declaración del gobierno de Obama en septiembre de que Irán está «a un año o más» de esa crítica posibilidad.

La pomposa y acrítica recepción de este informe del Instituto para Ciencia y Seguridad Internacional (ISIS) por parte de medios que van desde el New York Times a USA TODAY, a CNN y a todos las principales redes de televisión de EE.UU., suministró un oportuno equivalente científico a la intensa presión de cabildeo por parte de Israel y sus poderosos partidarios para impedir cualquier acuerdo nuclear con Irán que dejaría intacta la infraestructura de centrifugación de ese país.

La principal conclusión del informe -que su tecnología avanzada de centrifugación ha permitido a Irán reducir tanto la línea de tiempo de «Breakout» que puede fabricar uranio de grado de armas dentro de un mes si lo quiere- ha dado argumentos a Israel y su insistencia en que se mantengan las sanciones internacionales contra Irán hasta que todas sus centrífugas sean desmanteladas.

Citando las cerca de 19.000 centrífugas de Irán, incluyendo la generación más avanzada de centrífugas IR-2, el informe estima que «actualmente Irán podría comenzar con máxima rapidez utilizando un proceso en tres etapas con sus centrífugas instaladas y sus reservas de LEU [uranio de bajo enriquecimiento] desde agosto de 2013. En este caso, Irán podría producir un SQ [25 kilos de uranio 235 contenido] en solo aproximadamente 1 a 1,6 meses, si usa todas sus reservas de 20%-LEU hexafluoruro. Utilizando solo LEU de 3,5%, Irán necesitaría por lo menos 1,9 a 2,2 meses y podría producir aproximadamente 4 SQ de WGU [uranio de grado de armas] utilizando toda su reserva existente de LEU de 3,5%.»

El resultado es, por cierto, una reducción del énfasis en la importancia del enriquecimiento de uranio a 20% de Irán, que según un alto legislador iraní, ha sido pospuesto – una noticia importante en vista de todas las preocupaciones occidentales declaradas en el pasado de que ese nivel de enriquecimiento acerca Irán un gran paso al enriquecimiento a grado de armas. Esa preocupación es prácticamente revertida hasta el punto de ser calificada de «irrelevante» y desaparecida de la ecuación por Israel y sus aliados en Washington. Ahora han sido armados de un nuevo arsenal «científico» para tratar de derribar la estrategia de negociación con Irán de la Casa Blanca.

El fundador de ISIS, David Albright, tiene acceso a los grandes medios de EE.UU. y se ha dedicado a impulsar la idea de que a fin de extender el tiempo para cualquier potencial de «comienzo» por parte de Irán, Teherán debe aceptar reducir a la mitad la cantidad de sus centrífugas, ostensiblemente para prolongar el proceso a «seis meses». Pero, en vista del propio cálculo de Albright, en anteriores informes (criticados por este autor en enero de este año) que afirman que con solo 1.500-2.000 centrífugas Irán puede producir suficiente uranio de grado de armas dentro de un año, incluso la reducción a la mitad de la cantidad total de centrífugas sería alarmante desde el punto de vista de Israel y de sus partidarios belicistas, que solo se dan por satisfechos con nada menos que «cero centrífugas». (Vea Afrasiabi, US think tank fuels the Iran crisis, Asia Times Online, 25 de enero de 2013).

Evidentemente, este informe es políticamente parcial, incoherente, y escrito con el único propósito de sabotear el delicado proceso de negociación, que debe ser reiniciado en Ginebra a principios de noviembre. Se basa en hipotéticas posibilidades, como ser si Irán recurre al enriquecimiento clandestino, que de cierto modo descuenta el propio énfasis del informe sobre la cantidad de centrífugas declaradas. Como declara este autor en el artículo antes mencionado, Albright y compañía simplemente no examinan la pregunta de si Irán marcha o no hacia la armamentización, en vista de la ausencia de la más mínima evidencia y mucho menos cualquier prueba concreta que corrobore sus sospechas infundadas hasta ahora.

No solo eso, este informe está en conflicto con el reciente testimonio en el Congreso de James Clapper, quien ha asegurado a su audiencia que en vista de los actuales mecanismos de salvaguardia instalados en las instalaciones nucleares de Irán, EE.UU. podría detectar «rápidamente» cualquier desviación militar. Al parecer, Albright y compañía están menos confiados y más pesimistas al respecto y prefieren hacerse eco de neoconservadores belicistas, como el ex embajador de EE.UU. en la ONU, John Bolton, y su creación Unidos contra Irán Nuclear, que está en la primera línea de incesante iranofobia en EE.UU.

Es interesante que el informe dirigido por Albright ha sido deformado por representantes de los medios de EE.UU., como ser CNN, que convenientemente pasan por alto la advertencia del informe de que se necesita un «tiempo sustancial» para convertir uranio de grado de armas en una bomba; es decir, un hecho pequeño y aparentemente inconveniente que es dejado a lado a favor de la noticia alarmista de que Irán «está a un mes de la bomba».

USA TODAY , por otra parte, ha llegado al punto de afirmar falsamente que se ha impedido el acceso a ciertas «instalaciones nucleares» a inspectores internacionales en Irán, lo que constituye una mentira refutada por varios informes del OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) que indican que ha habido inspecciones regulares y numerosas inspecciones a corto plazo de todas las instalaciones nucleares declaradas de Irán sin ninguna excepción. En otras palabras, la impresión dada por los medios estadounidenses de que la instalación subterránea conocida como Fordo no es objeto de inspecciones integrales del OIEA -lo que incluso fue implicado por el secretario de Estado de EE.UU. John Kerry en una de sus conferencias de prensa en el exterior- es simplemente falsa. Todo lo que se requiere para desenmascararlo es hojear los informes por país del OIEA sobre Irán.

Esencialmente, eso significa que el organismo atómico de las Naciones Unidas tiene plena confianza en su capacidad de detectar «dentro de días» cualquier desviación del trabajo nuclear pacífico, si una desviación semejante llega a ocurrir, no dentro de semanas o meses, como sugieren indirectamente Albright y compañía. Esto es posibilitado por las cámaras de vigilancia del OIEA en las salas de enriquecimiento y un robusto sistema de inspección que Irán ha declarado su voluntad de realzar adoptando el intrusivo «Protocolo Adicional», pero solo como parte del acuerdo exhaustivo con las naciones del «5+1» (los Cinco Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania).

Evidentemente, el informe del ISIS, un autoproclamado think-tank de no proliferación, coloca el acuerdo para una solución de compromiso, por el cual Irán mantendría su ciclo de combustible intacto a un límite de bajo enriquecimiento, en una «zona de muerte» gracias al aumento de las preocupaciones sobre la supuesta capacidad de «breakout«. Siguiendo la propia lógica del informe, Irán ha tenido esa capacidad desde hace aproximadamente una década.

La ausencia de cualquier evidencia de armamentización por parte de Irán desde 2003, confirmada por la evaluación de inteligencia de EE.UU. de 2007 sobre Irán, provoca cuestionamientos sobre las conclusiones y recomendaciones tendenciosas del informe del ISIS. Al mismo tiempo, nos pone en alerta sobre la utilidad funcional de la ciencia para una política de coerción frente a Irán; es decir, el hecho de que no existe algo como una ciencia «libre de valores», especialmente estudios científicos de contra-proliferación que son publicados en un entorno altamente cargado.

No es sorprendente que los medios israelíes y la oficina del primer ministro israelí hayan expresado considerable satisfacción ante el último informe del ISIS que ha puesto a la defensiva la predisposición de la Casa Blanca a favor de un acuerdo que no elimina toda la capacidad de enriquecimiento de Irán, actuando por lo tanto como un destructor de ese acuerdo.

Irán es inflexible sobre su «línea roja» respecto a sus derechos nucleares de enriquecer uranio. No importa con qué fuerza esta maniobra cuasi-científica trate de torpedear un acuerdo nuclear razonable, sus probabilidades de tener éxito son nulas.

En consecuencia, si el gobierno de Obama no logra eludir la nueva presión impuesta en parte mediante la publicación de semejantes informes parciales que aparentan ser puramente científicos, es probable que presenciemos la continuación indefinida del impase nuclear con Irán. Arabia Saudí e Israel lanzarían un gigantesco suspiro de alivio, y gran parte del resto del mundo sería consternado por el hecho de que una crisis potencialmente peligrosa con dimensiones militares pueda ser nuevamente desviada del camino diplomático, esta vez por la servidumbre de la ciencia ante la política.

Kaveh L. Afrasiabi es autor de After Khomeini: New Directions in Iran’s Foreign Policy (Westview Press) y de Iran’s Nuclear Program: Debating Facts Versus Fiction (2007), Reading In Iran Foreign Policy After September 11 (BookSurge Publishing , October 23, 2008) ) y Looking for Rights at Harvard. Su último libro es UN Management Reform: Selected Articles and Interviews on United Nations CreateSpace (2011).

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Fuente: http://www.atimes.com/atimes/Middle_East/MID-01-281013.html