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Un juez autoriza la declaración de bancarrota de la ciudad de Detroit

Fuentes: La Jornada

«Este fallo pavimenta el camino para la destrucción de la clase trabajadora», dice líder sindical

Protesta afuera de la corte federal en Detroit donde un juez determinó ayer que esta otrora ciudad orgullosa y próspera no puede pagar sus deudas, es insolvente y elegible para la bancarrota. Foto Reuters

Detroit será autorizada a declarar la bancarrota municipal más grande en la historia de Estados Unidos, después de que un juez federal falló que la antigua capital industrial puede solicitar protección legal ante deudores.

El juez Steven Rhodes, del Tribunal de Bancarrotas de Estados Unidos, determinó que Detroit es insolvente y por lo tanto puede buscar protección según la ley, permitiendo, entre otras cosas, el recorte y la renegociación de los pagos a trabajadores jubilados del sector público; pagar un porcentaje de su deuda, calculada en 18 mil millones de dólares, y restaurar algunos servicios públicos esenciales, todo bajo supervisión del tribunal.

Esta otrora ciudad orgullosa y próspera no puede pagar sus deudas, es insolvente. Es elegible para la bancarrota, afirmó el juez Rhodes. Señaló que la ciudad enfrenta un incremento en la criminalidad y un continuo deterioro de servicios, subrayó que la ciudad ya no puede ofrecer a sus residentes servicios básicos de seguridad pública. La ciudad no puede incrementar legalmente sus ingresos tributarios ni puede reducir aún más sus gastos, sin poner en riesgo la salud y la seguridad, dijo el juez.

Es la primera vez que una de las principales ciudades de Estados Unidos se declara en bancarrota y opta por un paso muy complejo y poco común en este país. Las finanzas de la ciudad habían sido puestas bajo el mando de un administrador de emergencia, Kevyn Orr, nombrado por el gobernador de Michigan, el republicano Rick Snyder. Después de evaluar la situación critica, el administrador solicitó en julio la llamada protección de bancarrota de acuerdo con la ley federal que le permite renegociar con deudores y elaborar un plan para lograr la estabilidad financiera de la ciudad. El fallo de hoy aprueba esa solicitud.

La medida implica reducir y renegociar contratos colectivos

Sin embargo, sindicatos del sector público y sus jubilados, entre otros, se han opuesto a este proceso desde un principio, ya que implica la reducción y renegociación de contratos colectivos y del pago de sus fondos de jubilación y otros beneficios. Manifestantes de estos sectores y de organizaciones comunitarias expresaron su furia hoy frente al tribunal, acusando al gobernador republicano, los bancos y otros grandes intereses de destruir y abandonar a la ciudad. Abogados de los sindicatos anunciaron que apelarán del fallo.

Hoy, Lee Saunders, presidente del sindicato nacional de trabajadores del sector público, AFSCME, denunció el fallo y aseveró que continuará la lucha contra este asalto a los hombres y las mujeres que han trabajado duramente para la ciudad de Detroit. Saunders acusó que el fallo de hoy ayuda a pavimentar el camino para la destrucción de la clase trabajadora de Detroit por el gobernador Rick Snyder y advirtió que si ese asalto contra los fondos de jubilación continúa, tendremos jubilados sin techo y hambrientos en las calles de Detroit. Concluyó que ciudades fuertes no se construyen exprimiendo a jubilados y desmantelando el sector público.

La pugna continuará, ante acusaciones de que el administrador de emergencia no buscó negociar de buena fe con sindicatos y representantes de jubilados antes de solicitar la protección de bancarrota.

Mientras tanto, el proceso ahora también incluirá negociaciones con una amplia gama de acreedores, entre ellos bancos y prestadores de servicios. Como parte de este proceso, algunos acreedores están buscando bienes de la ciudad que podrían servir para generar fondos para las deudas. Ente estos bienes se ha presionado para incluir parte de la extensa y extraordinaria colección del Instituto de Arte de Detroit, incluido el mural de Diego Rivera Industria de Detroit, como reportó La Jornada la semana pasada.

Ese mural, pintado en los años 30, ofrece un panorama de lo que era una de las capitales industriales del mundo, eje central de la gran industria automotriz. Detroit llegó a ser la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos, con una población de 1.8 millones en los año 50. Hoy día sólo quedan 700 mil habitantes, un tercio de ellos en la pobreza, y decenas de cuadras de casas y edificios abandonados.

La crisis no fue un evento espontáneo, sino generado a lo largo de décadas de deterioro con gobiernos municipales cada vez más corruptos y un manejo salvaje de la economía local por las grandes automotrices, sobre todo la crisis del sector en los años 70. Desde finales de los 50 y principios de los 60, parte de la población empezó a emigrar a los suburbios, y ante los conflictos raciales que culminaron en l967, hubo un éxodo de la población blanca de la ciudad.

A la vez, la industria automotriz estadunidense falló en enfrentar la creciente competencia mundial de empresas japonesas y europeas, llevando a una crisis donde plantas industriales fueron abandonadas; sus fantasmas aún se pueden ver en diferentes puntos de la zona metropolitana. Para bajar costos, sobre todo de una fuerza laboral sindicalizada que había conquistado elevados índices de remuneración y beneficios, las empresas trasladaron cada vez más producción a otros países, entre ellos México.

Con ello, no sólo los ingresos de su población, sino los valores de propiedad y el flujo de impuestos para pagar por servicios se desplomaron, ocasionado más fuga de población, sobre todo de clase media, a los suburbios, y así se fue nutriendo el ciclo de deterioro. Lo poco que quedaba de la economía del sector automotriz sufrió otro gran golpe con la gran recesión que estalló en 2007 y que llevó al rescate de General Motors y otras empresas del ramo por el gobierno federal.

Las consecuencias de todo esto son parte de la vida cotidiana, con altos índices de desempleo y crimen en una ciudad literalmente en la oscuridad. Un 40 por ciento del alumbrado de las calles está apagado, el tiempo de respuesta promedio a una emergencia por la policía es de 58 minutos, comparado con el promedio nacional de 11 minutos, y buena parte de las ambulancias no funcionan, entre múltiples problemas más.

No es la única municipalidad en declarar bancarrota, pero ninguna tuvo estas dimensiones. Otras ciudades más pequeñas que recientemente se declararon en bancarrota fueron víctimas de la gran recesión, entre ellas Stockton, San Bernardino y Mammoth, en California; el condado de Jefferson, en Alabama, acaba de salir de la bancarrota esta semana. En otras décadas, algunas grandes ciudades, incluidas Nueva York y Pittsburgh, han estado al borde de la quiebra.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/12/04/mundo/031n1mun