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El desprecio al Sur del presidente catalán

Un «nórdico» insolente en Madrid

Fuentes: Rebelión

Después de haber comenzado a destruir todo lo público a su alcance desde un cargo público, Artur Mas, presidente del gobierno catalán y de CiU, ha decidido pasar al ataque en Madrid. Ya lo felicitaron en su momento los dirigentes del PP por sus grandes méritos en la cruzada neoliberal que había emprendido con tanto […]

Después de haber comenzado a destruir todo lo público a su alcance desde un cargo público, Artur Mas, presidente del gobierno catalán y de CiU, ha decidido pasar al ataque en Madrid. Ya lo felicitaron en su momento los dirigentes del PP por sus grandes méritos en la cruzada neoliberal que había emprendido con tanto ardor al encabezar en España la política de recortes sociales a costa de precarizar, entre otras cosas, la sanidad y la educación públicas. Ahora ha descubierto la piedra filosofal para los males de Cataluña: la independencia.

Su partido, ligado a corruptelas urbanísticas, financieras y administrativas en el pasado y en el presente (recordemos el último eslabón de la cadena, el saqueo del Palau de la Musica llevado a cabo por el «inefable»empresario Fèlix Millet) es un aliado fiel y permanente del gobierno de Mariano Rajoy que, a su vez, le devuelve su apoyo decisivo en el parlamento catalán. No hay en ello contradicción alguna. En contra de las apariencias, ambos partidos defienden los mismos intereses de clase y los mismos privilegios de la élite económica. No hay proyecto de ley tramitado en el Congreso de diputados que el portavoz de CiU, Durán y Lleida, no intente empeorar para las clases populares. Los medios que antes criticaban un día sí y otro también la acción del gobierno tripartito catalán, ahora están callados porque, al fin y al cabo, estos «independentistas» conservadores son de los suyos.

Tras la imponente manifestación de Barcelona cuyas cifras se exageran más que en los relatos de Marco Polo, el presidente catalán ha viajado a Madrid donde, como informa el diario La Vanguardia, «ha identificado los problemas actuales entre Catalunya y España». ¿Y cuál es el diagnóstico de este engreído político, tan admirador de los Estados Unidos? Cito el resumen que ofrece La Vanguardia: «Según el dirigente, estos problemas son un reflejo de lo que sucede en Europa: «La España del norte se ha cansado de la España del sur, como la Europa del norte también se ha cansado de la Europa del sur»«. Como se ve, todo un modelo de manipulación de la realidad. Analicemos, aunque sea con brevedad, tan contundente y arbitraria afirmación.

Para empezar, hay una analogía sospechosa (España del Norte/Europa del Norte y España del Sur/Europa del Sur). Habría que preguntarse, en primer lugar, si Lugo, Valladolid y Teruel, por ejemplo, pertenecen a la España del Norte. Después, si aquellos territorios han sido explotados o perjudicados por Murcia, Málaga o Badajoz, por ejemplo. Y finalmente si, como consecuencia de tan perjudicial situación, esas y otras provincias del Norte «se han cansado (¡valiente expresión en labios de tan distinguido gobernante!) de la España del sur«. 

 Volvamos ahora a Europa. La crisis, al parecer, no tiene causas ni responsables para el sr. Mas (quizá porque estos pertenecen a las grandes corporaciones financieras tan afines a CiU), sino sólo efectos. Y tales consecuencias las estarían pagando… los países del Norte que se han cansado, pobrecitos, de ser los paganos de la fiesta. Ni un átomo de verdad y menos aun de solidaridad encontramos en sus despectivas palabras respecto a las clases populares de Grecia, Portugal, Italia y España que sufren el paro, la precariedad laboral, la carestía de la vida y la corrupción de las élites políticas. Por cierto, ¿dónde se encuentra situada Cataluña, en el Norte o en el Sur de Europa al que tanto denigra?

No cometeré el error de confundir Cataluña con el sr. Mas y su partido por muy independentistas que ahora digan ser. Cataluña es algo más que las 400 familias de su burguesía (en su gran mayoría fervientes franquistas) y que un puñado de apellidos de relumbrón (Fainé, Brufau, Oliú, Antic, Godó, Lara y Gabarró, entre otros). Cataluña son, sobre todo, sus trabajadores, muchos de ellos originarios del Sur, sus campesinos, sus comerciantes, sus profesionales y sus pequeños y medianos empresarios. Siempre he admirado la Cataluña laboriosa e ilustrada que acogía en su seno a los más variados inmigrantes nacionales y extranjeros sin los cuales no sería ni sombra de lo que ha llegado a ser. Cuánto he aprendido y sigo aprendiendo de algunos de sus escritores, intelectuales y artistas, como Manuel Vázquez Montalbán. Salvador Espriu, Antoni Tapies, Josep Fontana, Juan Marsé y los hermanos Goytisolo. Recordemos los versos de Espriu:

Ens mantindrem fidels

per sempre més al servei d’aquest poble.

Fieles, pues, al servicio del pueblo, no serviles a su burguesía que ahora destruye con furia lo público para ampliar su poder en el reparto de la riqueza nacional.

A diferencia del entonces presidente del gobierno vasco, Juan José Ibarretxe, que fue tratado como un villano en el Congreso de Diputados y ni siquiera pudo plantear abiertamente el derecho de autodeterminación del pueblo vasco, el ahora presidente del gobierno catalán ha defendido abiertamente en Madrid la independencia de Cataluña ante una «nutrida representación de empresarios, políticos y medios». Parece que hay dos varas de medir en este grave asunto, probablemente por el fuerte peso en Euzkadi de la izquierda abertzale y por la tradición rupturista vasca, manifiesta en la lucha antifranquista y más recientemente en el referéndum de la Constitución y de la OTAN. En todo caso, los que no creemos en el mesianismo político tampoco podemos aceptar ese derecho a la autoderminación como un privilegio de un determinado territorio que se convertiría así en «pueblo elegido». Andalucía, por ejemplo, cuenta con más territorio, más población y más historia estatal que Cataluña y puestos a configurar una nueva estructura política, también su pueblo debería tener el derecho a expresarse libremente.

En contra de la pretensión de independencia para Cataluña bajo la hegemonía de su derecha nacionalista está el viejo y nuevo proyecto democrático de una República federal en la que tengan cabida todo los pueblos de España en pie de igualdad y sobre la base de una adhesión libre. Como siempre estamos descubriendo Mediterráneos, el horizonte del federalismo parece más próximo cada día. Y el horizonte de la III República no andará muy lejos a juzgar por la evolución de la sociedad española y por la implosión de la propia monarquía borbónica, heredada de Franco.

Seguiremos amando el Sur de Europa aunque esto disguste a los banqueros nórdicos. Ese Sur que dio estrellas que todavía brillan, como Homero, Platón, Aristóteles, Euclides, Galeno, Horacio, Virgilio, Lucrecio, el Dante, Maquiavelo, Rafael, Miguel Ángel, Verdi, Marconi, Gramsci, Vasco de Gama, Camoens, Pessoa, Saramago, Cervantes, Quevedo, Velázquez, Goya y Picasso. Y, por supuesto, seguiremos queriendo a nuestra tierra andaluza entre cuyos hijos podemos destacar a Séneca, Averroes, Maimónides, Góngora, Bécquer, Valera, Antonio Machado, Falla, Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Aleixandre, Alberti y Cernuda. También nosotros sentimos las carencias de nuestra sociedad y compartimos sus defectos, pero seguiremos viviendo aquí y luchando aquí hasta el final por una sociedad más justa, libre e igualitaria, como cantara Salvador Espriu en su conocido poema «Assaig de càntic en el temple»: 

Però no he de seguir mai el meu somni

i em quedaré aquí fins a la mort.

Car sóc també molt covard i salvatge

i estimo a més amb un

desesperat dolor

aquesta meva pobra,

bruta, trista, dissortada pàtria.

En contra de la insolencia y del desprecio al Sur de los «nórdicos» de conveniencia, los hombres y mujeres del Sur de Europa y del Sur de España hemos de sentirnos solidarios con los hombres y mujeres del Norte de Europa y del Norte de España, hermanos en un mundo inhumano, esperanzados en un viento del Sur que haga más cálido nuestro continente ahora dirigido sin piedad por el frío interés de banqueros y tecnócratas.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.