Una de cada seis personas en suelo estadounidense se describe como de origen hispano: ya son 50 millones y medio. Los datos del Censo 2010 (que no sólo cuenta a ciudadanos o residentes legales, sino a todo aquel con domicilio en el país) confirman, una década más, la sólida pauta de crecimiento de los habitantes […]
Una de cada seis personas en suelo estadounidense se describe como de origen hispano: ya son 50 millones y medio. Los datos del Censo 2010 (que no sólo cuenta a ciudadanos o residentes legales, sino a todo aquel con domicilio en el país) confirman, una década más, la sólida pauta de crecimiento de los habitantes que marcan la casilla del formulario de «hispano, latino, u origen español».
El crecimiento total de la población de Estados Unidos fue de 27 millones de personas en los últimos diez años – más de la mitad de ellos, hispanos-, un ritmo de crecimiento similar al de los años ochenta e inferior al experimentado en los noventa. Los estadounidenses ya son casi 309 millones, empujados por fuertes subidas en las regiones Sur y Oeste del país.
En la autoproclamada capital del mundo, la Ciudad de Nueva York, una de cada cuatro personas es de origen hispano, casi un 29% de la población de los cinco condados (Manhattan, Brooklyn, Queens, El Bronx y Staten Island). En uno de ellos, en El Bronx, los hispanos son mayoría. En toda la Ciudad y en el Estado de Nueva York, son la minoría más grande, superando a los afroamericanos.
Todos estos datos son aproximados, ya que muchas personas, por miedo, aprensión o pereza, tiraron el formulario a la basura y se resistieron a responder, por mucho voluntario que tocara su puerta (el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ya se ha quejado de que el Censo no ha acertado; sus cuentas dan un crecimiento de neoyorquinos mayor a los poco más de ocho millones que muestra el organismo federal).
En los próximos meses se analizará a fondo la valiosa información. El Censo, realizado cada diez años, no sólo sirve para determinar dónde enviar fondos de ayuda federal o para delinear los distritos electorales; las corporaciones sacarán la lupa ansiosas por encontrar nuevos consumidores de sus productos.
Ya me huele a que regresa la fiebre de todo lo hispano, similar al Latin boom que hace diez años empujó comercialmente a Ricky Martin y Jennifer López, entre otros, y que desembocó en adquisiciones millonarias de medios de comunicación y publicidad latinos. Luego la fiebre, como pasa siempre, bajó de temperatura, y lo que pudo ser se quedó en lo que fue, que no era poco, si bien algo lejano a lo prometido.
Y digo que huele porque un culebrón-telenovela en español lleva unas semanas provocando titulares en inglés: basada en la novela de Arturo Pérez Reverte, «La Reina del Sur» se ha convertido en líder nacional de audiencias en horario de prime time los viernes por la noche en la cadena Telemundo.
Sin embargo, no será fácil apuntar en la diana. La comunidad hispana ha demostrado ser más compleja de lo que parece, compuesta por diferentes generaciones de inmigrantes e identidades nacionales, y con un sector significativo -en su mayoría mejor situado socialmente- que no habla el español.
Y queda pendiente la reforma migratoria. Sin ella un puñado de millones de esos latinos que vemos hoy en el Censo no tendrán ni a corto ni a largo plazo la posibilidad de participar en el proceso electoral.
Los números están ahí; el poder real, por el momento, se atisba en un distante horizonte.
Fuente: http://www.cuartopoder.es/oprimael2/un-nuevo-boom-latino/506