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Bahrein

Un nuevo frente en las reivindicaciones, los planes de Unión del golfo

Fuentes: Aish

La complejidad de la situación política y social que atraviesa Bahréin tras más de un año de protestas a favor de una mayor apertura democrática y en contra de la represión de las autoridades viró en las últimas semanas hacia una expansión regional, tras ponerse sobre la mesa un proyecto de unión federalista entre los […]

La complejidad de la situación política y social que atraviesa Bahréin tras más de un año de protestas a favor de una mayor apertura democrática y en contra de la represión de las autoridades viró en las últimas semanas hacia una expansión regional, tras ponerse sobre la mesa un proyecto de unión federalista entre los países que forman el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Esta propuesta ha contado con el rechazo frontal de los participantes en las protestas y del Gobierno de Irán, que ha criticado abiertamente dicha posibilidad, y ha sido recibida fríamente por países como Qatar y EAU.

Los países miembro del CCG mantuvieron una reunión el 14 de mayo en la capital de Arabia Saudí, Riad, para debatir esta propuesta de creación de la llamada Unión del Golfo, que estaría encabezada, en un principio, por el eje Arabia Saudí-Bahréin. Pese a que el encuentro finalizó sin un acuerdo sobre la mesa, muchas son las voces que apuntan a que habrá avances en este sentido a corto plazo.

En este sentido, el ministro de Defensa de Bahréin, Muhammad bin Abdullah al Jalifa, subrayó que la unión no afectaría únicamente a Arabia Saudí y Bahréin y aseguró que el proyecto «es una prioridad para todos los países del Golfo». Asimismo, argumentó que, pese a que la reunión del CCG «terminó de forma exitosa», no se decidió avanzar en el proyecto «con el propósito de dar algo de tiempo para disipar las reservas existentes en varios países de la región», dejando entrever que, antes o después, la unión federalista del Golfo será una realidad.

Respecto a las «reservas existentes en varios países de la región», el comentario de Muhammad bin Abdullah al Jalifa parecía directamente dirigido a Irán, quien ha criticado el proyecto y lo ha tildado de «plan de Estados Unidos para anexionar Bahréin a Arabia Saudí». De hecho, el Consejo de Coordinación Pública de Irán solicitó a la población que participara el viernes 18 de mayo en varias manifestaciones contra el proyecto, del que dijo que tiene como finalidad poner fin a los levantamientos populares en la región.

La convocatoria, que fue respaldada por miles de personas, contó con el apoyo de varias protestas desarrolladas ese mismo día en diversas localidades de Bahréin, a las que también acudieron varios miles de personas. La manifestación más concurrida, celebrada a las afueras de Manama, recorrió las calles bajo el lema «Sí a nuestra nación» y contó con la presencia del jeque opositor Isa Qassim, quien dijo que cualquier propuesta de unión entre ambos países debería ser consultada en referéndum.

«Los ciudadanos tiene derecho a oponerse o aprobar esta unión. ¿Por qué evitar que la gente exprese su miedo, su oposición y su legítima resistencia pacífica a un proyecto al que se la ha forzado?», se preguntó Issa Qassim. Además, protestas similares, en las que se corearon cánticos contra el monarca, Hamad bin Isa al Jalifa, recorrieron las calles de Sitra, Nuwaidrat y Bilad al-Qadim, que finalizaron siendo dispersadas violentamente por las fuerzas de seguridad conel lanzamiento de gases lacrimógenos contra los participantes. Tras las manifestaciones, el régimen de Bahréin volvió a señalar a Irán como instigador de las protestas y aseguró que Teherán «está llevando a cabo un complot internacional» mediante la creación de divisiones en la sociedad bahreiní.

En este sentido, Manama recordó las declaraciones del portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ramin Mehmanparast, en las que aconsejó a Bahréin que escuchara las peticiones de su pueblo en lugar de apostar por una unión con el resto de monarquías del Golfo. Además, el presidente del Parlamento iraní, Alí Larijani, aseguró que «en caso de que Bahréin se integre en otro país, este debería ser Irán, y no Arabia Saudí».

En respuesta, Manama convocó al encargado de negocios -funcionario diplomático al frente de la legación en ausencia del embajador- de la Embajada iraní en el país para protestar ante lo que tildó de «grave violación de su soberanía» por dichas declaraciones. «Estas declaraciones representan una injerencia flagrante en los asuntos internos del reino y una burda violación de su soberanía e independencia; constituyen una conducta totalmente inaceptable», dijo Bahréin.

Pese a que el conflicto político y social en Bahréin no gira en torno al sectarismo y hunde, sin embargo, sus raíces en los problemas de gobernanza endémicos en la región, con una monarquía totalitaria en el poder y una población con escasos o nulos derechos y libertades, su expansión hacia el plano geoestratégico amenaza con ocultar o atenuar la realidad de las protestas: la búsqueda de una mayor democracia y un sistema más justo.

La entrada de Irán -voluntaria o forzada-, un país que tiene un historial de respeto a los Derechos Humanos, sociales y políticos bastante controvertido, es una baza que Bahréin y sus apoyos internacionales, con Estados Unidos y el CCG a la cabeza, posiblemente utilicen para desviar el foco de atención y deslegitimar las protestas, mediante su vinculación con un presunto plan iraní para reclamar su soberanía sobre determinadas zonas del Golfo.

En este sentido, dichas ramificaciones regionales se vieron azuzadas a causa de la visita del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, a las islas de Abu Musa, Tunb Menor y Tunb Mayor, en disputa entre Irán y EAU, lo que fue rápidamente esgrimido por el CCG como causa para lanzar un ataque diplomático contra Teherán bajo el argumento de que supuso una violación de la soberanía emiratí, si bien la disputa data de los años setenta y ha estado estancada últimamente. La coincidencia de estos conflictos interterritoriales no parece estar realmente justificada sino en el marco de una agenda de desviación respecto a los eventos en Bahréin con la intención de legitimar una Unión del Golfo fuerte ante la presunta agresividad diplomática de Irán.

Así, la sociedad bahreiní ve como se abre otro frente de lucha en sus reivindicaciones: el intento por conseguir mantener su soberanía y desbaratar los planes de Unión del Golfo para evitar que su batalla social y política no quede aun más difuminada bajo la égida de Riad.

Fuente original: http://www.aish.es/index.php/component/content/article/194-clavesbarehin/3086-bahrein-2752012-un-nuevo-frente-en-las-reivindicaciones-los-planes-de-union-del-golfo