Este 25 de julio se cumplen 35 años del asesinato de dos activistas independentistas puertorriqueños, Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, en el infame caso del Cerro Maravilla [i] . En este caso, que fue ampliamente seguido por los puertorriqueños, participó un agente provocador que llevó a los activistas a una emboscada que resultó […]
Este 25 de julio se cumplen 35 años del asesinato de dos activistas independentistas puertorriqueños, Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, en el infame caso del Cerro Maravilla [i] . En este caso, que fue ampliamente seguido por los puertorriqueños, participó un agente provocador que llevó a los activistas a una emboscada que resultó en su brutal asesinato por agentes paramilitares dentro de la policía colonial. El evento resultó en dos investigaciones, en la segunda de las cuales se reveló que hubo una amplia conspiración entre la policía y el departamento de la justicia coloniales además del departamento de la justicia federal y el FBI para encubrir tanto el complot de asesinato como la destrucción y la manipulación de las pruebas. Cerro Maravilla simboliza para muchos el ejemplo reciente más destacada de las medidas represivas, de la vigilancia a los asesinatos políticos, desatadas por el imperialismo de EE.UU. contra el movimiento anticolonial en Puerto Rico.
Las recientes revelaciones hechas por Edward Snowden del sistemático espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) han provocado indignación masiva en todo el mundo. Gran parte de la consternación se produjo debido a lo que se entiende comúnmente como una violación de la privacidad. En los medios de comunicación oficiales, las acciones de Snowden se han enmarcado como un debate entre la «seguridad nacional» y «a «privacidad». Sin embargo, plantear la cuestión en estos términos es puro subterfugio. La experiencia puertorriqueña demuestra que los verdaderos objetivos de los programas de vigilancia de las agencias de inteligencia como la NSA, la CIA y el FBI no tienen nada que ver con la «seguridad» o la «protección», sino más bien con la represión política. La vigilancia sistemática sólo puede entenderse como una parte esencial de la represión del Estado, cuyo propósito es intimidar a los que cuestionan el status quo mediante la promoción de una cultura de miedo. Nunca se puede separar una de la otra.
El ejemplo de la vigilancia sistemática y la represión del movimiento anticolonial en Puerto Rico no es único. Una breve reseña histórica de los esfuerzos represivos del imperialismo de EE.UU. en contra de las fuerzas anticoloniales en Puerto Rico debe comenzar con las intrigas políticas que precedieron a la invasión militar de 1898, así como la ley marcial que caracterizó tanto al gobierno colonial militar como al civil en las décadas inmediatamente después a la invasión. Esta historia incluye la vigilancia y los ataques represivos contra el Partido Nacionalista de Puerto Rico y sus seguidores desde los años 30 hasta finales de los años 50 que incluyeron masacres de civiles desarmados, asesinatos políticos y encarcelamientos políticos. Incluye además el acoso y los ataques contra los l í deres sindicales de la misma época así como las operaciones de programas como el ya infame COINTELPRO (Programa de Contra Inteligencia) desatado en contra del resurgimiento de organizaciones nacionalistas y socialistas durante los años 60 y 70. [ii] De hecho, en 1987 se reveló que más de 130.000 archivos de particulares y organizaciones – mejor conocidos como carpetas en Puerto Rico – se habían acumulado como resultado de la vigilancia sistemática en la isla. Esta historia es una parte integral de las campañas de represión estatal desatadas sistemáticamente en los Estados Unidos en contra de grupos como el Movimiento de Liberación Negra, el Movimiento del Pueblo Indígena, el Movimiento de Liberación Chicana, organizaciones sindicales radicales, los estudiantes progresistas y activistas contra la guerra, así como los comunistas. [iii] Por lo tanto, lo que constituye un escándalo para el público en general es de hecho parte de la realidad cotidiana para todos aquellos que luchan por la libertad y el fin de la opresión.
La revelación hecha por Snowden de que la instalación naval en la que se aloja el Grupo de Seguridad del Comando Estadounidense en Sabana Seca, un barrio del municipio de Toa Baja en la costa norte de Puerto Rico, es parte de una red de vigilancia internacional, que incluye el programa Fornstat, no fue una sorpresa para los activistas anticoloniales en Puerto Rico. De Sabana Seca, la inteligencia naval de EE.UU. rastrea y reúne las comunicaciones internacionales por Internet, teléfono, etc. Ya para 1999, Duncan Campbell y Mark Honigsbaum de The Guardian señalaron las operaciones del programa «Echelon» de la inteligencia naval en Sabana Seca y otros lugares, en las que los estadounidenses y los británicos rastreaban las comunicaciones internacionales. [iv]
Lo que es fundamental para destacar sobre el imperialismo de EE.UU. en Puerto Rico es cómo el carácter militar del colonialismo sigue vigente. Para el beneficio de aquellos que desconocen o que creen que el militarismo de EE.UU. caracteriza sólo la historia pasada del colonialismo en Puerto Rico, unos ejemplos contemporáneos sirven para ilustrar el punto. Durante la última década y media, los puertorriqueños se han movilizado en masa para oponerse a un sistema de radares militares propuesto para el Valle de Lajas en la parte suroeste de la isla, para poner fin a la práctica de utilizar la isla de Vieques al noreste de la isla grande como campo de tiro por los militares estadounidenses y sus aliados (Cabe señalar que también hubo una campaña exitosa en los años 70 para poner fin a la militarización de la isla municipio de Culebra también en la costa este de Puerto Rico), y en la actualidad en contra de un sistema de antenas potencialmente tóxicos y ambientalmente destructivos utilizadas por los militares y las empresas celulares que ha proliferado a través de la isla. En un artículo publicado en el último número del periódico Claridad, el portavoz de la organización de base Coalición de Comunidades Contra la Proliferación de las Antenas, Wilson Torres, arroja luz sobre el programa Full Spectrum Dominance que están aplicando en Puerto Rico los militares estadounidenses. [v]
Entendido en el contexto de desempleo generalizado, el cual sirve para asegurar una reserva de reclutas potenciales que pueden servir de carne de cañón en las campañas militares de Estados Unidos por todo el mundo, así como la dependencia estructural del Pentágono de grandes partes de la economía colonial, este cuadro constituye la forma del militarismo de EE.UU. en Puerto Rico en la actualidad. Se puede añadir a esta realidad la militarización de la policía colonial y sus continuos ataques contra los residentes de viviendas públicas y otras comunidades marginadas.
No sería difícil establecer paralelismos entre buena parte de lo que se acaba de describir y las realidades que enfrentan muchos norteamericanos. La política de «mano dura» de la policía y la dependencia económica de las industrias militares o carcelarias de muchas comunidades a través de EE.UU. son una realidad familiar para muchos. Sin embargo, la idea de que EE.UU. se caracteriza por un estado represivo es mucho más difícil de aceptar para la mayoría de la gente. La narrativa del 9/11 provee el pretexto en que resulta una conflación de la seguridad nacional y la represión estatal en la mente de muchos.
No obstante, las recientes revelaciones sobre el programa de espionaje de la NSA han provocado la condenación de todos, excepto los m á s recalcitrantes sicofantes del imperialismo estadounidense. Sin embargo, es absolutamente necesario colocar estos programas en el contexto de la larga historia de represión estatal y creciente militarismo. Los de la izquierda tenemos la responsabilidad de ampliar el discurso público más allá de las cuestiones de la privacidad individual, a una discusión de la represión política sistemática dentro de las democracias «liberales» cada vez más militarizadas. Las experiencias de los activistas anticoloniales y los revolucionarios con conciencia de clase puertorriqueños a ñ aden unas perspectivas valiosas a la discusión en torno al significado de las revelaciones de Snowden: la vigilancia sistemática y la represión del estado son las dos caras de la misma moneda.
Un perspicaz comentario de Marx escribiendo en el New York Daily Tribune sobre el imperialismo británico en la India durante mediados del siglo 19 y que se oye repetido a menudo entre los camaradas en Puerto Rico sirve de punto de partida útil para los de la izquierda norteamericana:
» A la civilización capitalista no hay que verla en las metrópolis, donde va disfrazada, sino en las colonias donde se pasea desnuda.»
[i] Cerro Maravilla es la cuarta montaña más alta de Puerto Rico, ubicado entre los municipios de Ponce y Juana Díaz, y cuenta con varias torres de comunicación.
[ii] Bosque-P é rez, Ram ó n and Col ó n-Morera, Jos é J. Las carpetas: persecuci ó n pol í tica y derechos civiles en Puerto Rico, Rio Piedras: Centro para la Investigaci ó n y Promoci ó n de los Derechos Civiles, 1997.
[iii] Churchill, Ward, and Wall Jim. Vander. The COINTELPRO Papers: Documents from the FBI’s Secret Wars against Domestic Dissent. Boston, MA: South End, 1990. Print.
V é ase tambi é n: http://www.pr-secretfiles.net del Centro de estudios puertorrique ñ os en Hunter College, CUNY.
[iv] Campbell, Duncan and Honigsbaum, Mark (2013) Britain and US spy on world (May 22)
http://www.guardian.co.uk/uk/1999/may/23/duncancampbell.markhonigsbaum?INTCMP=SRCH
[v] Franco, Perla, (2013) Claridad, Crece la oposici ó n a la proliferaci ó n de las antenas en Puerto Rico (July 18)
http://www.claridadpuertorico.com/content.html?news=81815F4BEA5BCF066F7C34D843F1BE6B
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