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Una año más, el verdugo acusando a la víctima

Fuentes: Rebelión/Baragua

El Gobierno de los Estados Unidos sigue derrochando hipocresía y cinismo a raudales para con Cuba revolucionaria. Y es que, un año más, ha incluido al cubano en la lista de los Estados que patrocinan el terrorismo internacional. Casi nada. Está claro que los imperialistas yanquis tienen el sentido del ridículo completamente perdido. Acusan a […]

El Gobierno de los Estados Unidos sigue derrochando hipocresía y cinismo a raudales para con Cuba revolucionaria. Y es que, un año más, ha incluido al cubano en la lista de los Estados que patrocinan el terrorismo internacional. Casi nada. Está claro que los imperialistas yanquis tienen el sentido del ridículo completamente perdido. Acusan a Cuba -siempre sin pruebas, porque no existen ni pueden existir-, pero lo cierto es que la población y el Gobierno de la Isla lo único que han hecho en buena parte de estos cincuenta y un años de revolución es, precisamente, sufrir en sus propias carnes los dramáticos efectos del terrorismo contrarrevolucionario que desde territorio estadounidense siempre les ha golpeado. Los ataques terroristas instigados y auspiciados por las autoridades imperialistas han causado al pueblo cubano 3.478 muertos y 2.099 lisiados a lo largo de todo el proceso revolucionario. En cuanto a las pérdidas materiales se refiere, éstas ascienden a más de 54.000 millones de dólares. Cuando Cuba jamás ha realizado actividades tan siniestras en territorio estadounidense ni de ningún otro país del mundo -todo lo contrario, y ahí está su noble política internacionalista que lo certifica-, ¿por qué año tras año el verdugo se empeña en seguir acusando a la víctima?

Son muchos los casos de terror causados en la Isla por los imperialistas y sus obedientes lacayos, pero hoy no citaré ninguno. Ya lo hice en este mismo medio en abril

del pasado año –http://www.rebelion.org/noticia.php?id=84801-, cuando Cuba también fue calumniada de idéntica manera.

El descaro de los gobernantes yanquis es mayúsculo, ya que todo el mundo sabe que protege en su territorio a un connotado y confeso terrorista como es Luís Posada Carriles, en cuyo historial delictivo figura, por ejemplo, la voladura en 1976 de un avión de la línea aérea Cubana de Aviación despegado en Barbados, que provocó la muerte de 73 personas, todas ellas civiles. La dirección imperialista deniega la extradición del mencionado asesino solicitada por el Gobierno Bolivariano de Venezuela -Posada Carriles huyó de una cárcel venezolana en 1985 cuando esperaba sentencia por su participación en el citado atentado-. Mientras tanto -tremenda paradoja-, desde hace casi doce años mantiene presos en sus cárceles a los Cinco Héroes de la República de Cuba.

Es completamente falso que los Cinco cometieran delito de espionaje en territorio estadounidense. Su actividad en el país imperialista nunca supuso un peligro para la seguridad nacional de los Estados Unidos, más bien todo lo contrario. A estas alturas pocos desconocen que el único «delito» cometido por Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Fernando González, Antonio Guerrero y René González consistió en infiltrarse en las entidades fascistas que, desde territorio estadounidense, pasaban a Cuba para atentar contra bienes materiales del pueblo y contra la población revolucionaria. De hecho, alertando a tiempo a las autoridades de La Habana, los Cinco llegaron a abortar cerca de 170 atentados contra Cuba.

Pero ya fuera el de Clinton, ya fuera el de Bush o ya sea el de Obama, los diferentes -aunque idénticos, sin embargo- gobiernos de los Estados Unidos desoyeron y desoyen la demanda de prácticamente todo el mundo: la inmediata puesta en libertad de los Cinco antiterroristas cubanos presos en cárceles del imperio. Barack Obama puede derogar tamaña injusticia, pero el presidente del «cambio», el partidario de las nuevas relaciones «no injerencistas» con América Latina, el flamante Nobel de la Paz que a medio mundo sigue masacrando en guerras tan absurdas como las de Iraq y Afganistán no lo hace. Por el contrario sigue apretando, como ha hecho recientemente con Gerardo Hernández Nordelo, desatendido médicamente y castigado de manera injustificada en el «hueco»; una celda de un metro por dos compartida con otro preso, sin ventilación y con temperaturas superiores a los 35 grados. Afortunadamente, gracias a la presión internacional, el compañero Gerardo ha sido devuelto a la celda convencional.

A pesar de que desde el triunfo de la Revolución su historial respecto al tema que nos ocupa es intachable, Cuba es el único país latinoamericano acusado de patrocinar el terrorismo; la aliada Colombia, por supuesto, ha quedado exenta de tan grave acusación. A escala planetaria tampoco el tenebroso nombre de Israel ha sido impreso en la «lista negra» elaborada por los yanquis. Dos de los países que, junto a los propios Estados Unidos, más practican el terrorismo de Estado. ¿Olvido o complicidad? La respuesta la omito por obvia.

Blog del autor: http://baragua.wordpress.com

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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