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Una comparación de los afroamericanos y los egipcios

Fuentes: Black Agenda Report

Traducido para Rebelion por Mariola y Jesús María García Pedrajas

«Muchos negros estadounidenses expresaron una profunda admiración, bordeando con la envidia, por los egipcios que vieron en televisión.» No hay nada de extraño en ello; los afroamericanos se han identificado a menudo con otras personas de color que se oponen a la dominación por regímenes apoyados por EEUU. Pero el nacionalismo de los afroamericanos lleva hoy a los negros a apoyar a un presidente negro que es hostil a sus intereses, mientras que el nacionalismo en Egipto ayudó a inflamar la revuelta contra un dictador árabe que vendió a su pueblo.

«Los negros estadounidenses tienen una noción de cómo se deben sentir los nacionalistas árabes.»

Ahora que Hosni Mubarak ha sido expulsado del gobierno, y a pesar del hecho de que Egipto sigue bajo la dictadura de los militares, la gente se pregunta como podrían los negros estadounidenses seguir el ejemplo del pueblo egipcio. No es una cuestión trivial. Los negros estadounidenses tienen una noción de cómo se deben sentir los nacionalistas árabes. Los negros de la costa este sienten dolor cuando ven vídeos de afroamericanos golpeados por la policía de la costa oeste. Cuando los negros son humillados o se les falta al respeto en Georgia, sus hermanos y hermanas de Chicago se preocupan. Esto es nacionalismo negro, tanto si la gente que experimenta estas emociones lo admite o no. Es la misma clase de conexión que existe entre los árabes desde el océano Atlántico hasta el Índico, y a todo lo largo de su Diáspora. Cuando los árabes son humillados y se les hace sentir impotentes en Gaza y Bagdad, la misma vergüenza se siente en Jordania y Marruecos. El nacionalismo puede ser una carga pesada.

Los fracasos y frustraciones acumuladas de la gente separada por miles de millas, unida sólo por una identidad compartida, pueden pesar mucho en la psique común. Antes de la Revolución del 25 de enero, los árabes hablaban con desaliento de su impotencia para hacer frente a la agresión israelí, al ejército de EEUU y al dominio de las multinacionales, y a los líderes de su propia clase política corrupta que habían vendido a cada uno de sus países y a la nación árabe como un todo. Los árabes harían declaraciones demoledoras a otros árabes sobre la debilidad del pueblo árabe. Esta autoflagelación árabe me sonaba mucho a los comentarios de los negros estadounidenses sobre nuestra propia condición, los cuales, la mayoría de las veces, consisten en una letanía de fracasos y oportunidades perdidas – todas ellas conectadas de alguna manera a nuestro carácter como pueblo. Ser una nación oprimida puede ser muy deprimente – excepto cuando ganas, es en ese punto cuando la vida se hace gloriosamente brillante.

«La autoflagelación árabe me sonaba mucho a los comentarios de los negros estadounidenses sobre nuestra propia condición.»

La campaña electoral de 2008 de Barack Obama – aunque objetivamente un desastre que relegó rápidamente a los afroamericanos a convertirse en marginales en la política de EEUU y resultó en la peor crisis política negra desde la Emancipación – fue una bacanal del nacionalismo negro, coronada por una auténtica Hajj, la peregrinación de millones de personas a Washington para la toma de posesión. El corrosivo sentido de futilidad e impotencia negra fue transformado de repente en una especie de triunfalismo – una rara y preciosa sensación para una nacionalidad oprimida y, cuando terminó, el preludio de una caída más dura y profunda.

El momento del panarabismo llegó cuado el dictador tunecino Ben Ali huyo de su pueblo. Que un árabe vendido apoyado por EEUU hubiera sido obligado a huir de Túnez le dio fuerzas a los árabes en Egipto y en todas partes para creer que ellos podrían hacer los mismo – esta es la magia del nacionalismo cuando trabaja a tu favor. El nacionalismo – tanto el egipcio como el árabe – fue el pegamento que mantuvo unidos a egipcios de un amplio rango de estratos sociales, por lo menos alrededor del hecho singular de la expulsión del dictador, Mubarak. Muchos negros estadounidenses expresaron una profunda admiración, bordeando con la envidia, por los egipcios que vieron en televisión. ¿Por qué no pueden hacer eso los afroamericanos?, se preguntaron. Bueno, esa es la cuestión. Los árabes egipcios se dieron cuenta de la necesidad de derrocar a un presidente árabe que había traicionado sus intereses. Sin embargo, los negros estadounidenses todavía no comprenden la necesidad de oponerse a un presidente de los EEUU negro, que es hostil a los intereses de los negros estadounidenses.

Fuente: http://blackagendareport.com/content/african-americans-and-egyptians-comparison