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Una huelga de hambre masiva denuncia la precariedad en las prisiones de California

Fuentes: El Tecolote

Naciones Unidas considera que el aislamiento de un preso por más de 15 días es tortura. En California el tiempo promedio en aislamiento es de 6 años y medio.

Manifestantes del Área de la Bahía protestaron frente a la prisión estatal de Corcorán en el Valle de San Joaquín en solidaridad con los huelguistas de hambre.

El 8 de julio, 30.000 presos se negaron a comer en protesta por las condiciones inhumanas que consideran existen en las cárceles de California. Después de diez días, al cierre de edición, 2.500 siguen en huelga.

El tema central de la huelga de hambre en veinticuatro cárceles es la reclusión de los presos en celdas pequeñas, aisladas y sin ventanas, llamadas Unidades de Vivienda de Seguridad (SHU, por sus siglas en inglés), por períodos indeterminados. Los funcionarios de las prisiones afirman que se trata de un método para controlar la actividad de las pandillas en los patios de la prisión.

Isaac Ontiveros, del grupo de defensa a los prisioneros Resistencia Crítica (Critical Resistance), explica que «las Naciones Unidas establece que retener un preso durante 15 días o más en régimen de aislamiento es un método de tortura. La estancia promedio de los presos en la SHU (celda de aislamiento) es de 6 años y medio».

«He visto esto reflejado en cada celda en que he estado, pero no escuchamos nada acerca de Raza encarcelada que permanece en las sombras», agregó.

Villarreal sostiene que la mayoría de los presos en las SHU de la prisión estatal Pelican Bay son latinos, que son «validados» como miembros activos de pandillas por sus contactos, tatuajes, obras de arte o lecturas y, por lo general, son retenidos en las SHU durante meses, incluso años.

Dolores Canales, portavoz de Familias de California para Abolir el Encierro Solitario (SFASC, por sus siglas en inglés), habla de la dura reclusión en las SHU: «Por supuesto, estamos hablando de 10, 20, 30 años en las SHU. Las comidas son escasas, a veces faltan algunos alimentos, la bandeja de comida suele estar mojada, lo cual es antihigiénico. Su ejercicio sólo consiste en ir de una celda a otra».

En un manifiesto publicado por la Coalición de Solidaridad con Huelgas de Hambre (PHSS, por sus siglas en inglés), grupo que apoya a los presos en huelga en Pelican Bay, se mencionan testimonios como el de Danny Murillo, un preso que pasó siete años en régimen de aislamiento en el que describe el proceso de validación como racista: «Veo reclusos principalmente latinos y de raza negra identificados porque tienen dibujos de culturas indígenas aztecas, mayas u otras, o por tener libros de Malcolm X o George Jackson».

«Esta política dice que la cultura, el patrimonio, la memoria de sus antepasados e identidad política son una violación y usted puede ser ubicado en encierro solitario por la duración de su sentencia, que va desde un par de meses, hasta el resto de su vida», añadió.

La mayoría de los prisioneros encerrados en las SHU no están del todo validados. De acuerdo con un comunicado de prensa emitido por el Departamento de Correcciones y Rehabilitación de California (CDCR, por sus siglas en inglés): «Veinte por ciento son validados, aquellos que son influyentes sobre las pandillas callejeras y que representan una amenaza significativa para la seguridad de la institución. El ochenta por ciento son asociados, por llevar a cabo las actividades delictivas de los miembros validados».

Los presos sólo salen de las SHU por «delatar» a otros miembros activos de las pandillas, poniendo en peligro su propia seguridad en la prisión. En respuesta, el CDCR ha desarrollado el programa un Paso Abajo (Step-Down Program), que proporciona mayores privilegios a aquellos internos validados que se mantengan al margen de las pandillas.

Carol Strickman, la abogado de Prisioneros Con Niños (Prisoners With Children), dice que «delatar continuará sin cambios, el programa un Paso Abajo no es una solución eficaz … es básicamente un trozo de papel en el expediente del preso diciendo que progresa a un paso en particular … pero [CDCR] nos ha dicho que el programa no está funcionando, no hay suficientes prisioneros en cualquier paso dado, en cualquier prisión de forma tal que tenga sentido todavía».

El 12 de julio, 400 personas se reunieron en la prisión estatal de Corcoran, en solidaridad con los miles de hombres que de forma pacífica aún rechazan las comidas en las cárceles a lo largo y ancho de California. A pesar de la deficiencia de vitamina D por la falta de luz del sol y una significativa pérdida de peso corporal por la inactividad, los hombres continúan rechazando alimentos, única acción que queda para hacer un último intento por obtener condiciones para una vida digna.

-Traducción Verónica Henao Posada

Fuente: http://eltecolote.org/content/21430/2013/07/26/