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La campaña ha recogido 1,2 millones de firmas para la modificación legislativa

Una iniciativa ciudadana pide la prohibición del comercio de aletas de tiburón en la UE

Fuentes: Rebelión

1.200.000 firmas. Es el número de adhesiones recogidas -hasta el 31 de enero- por la Iniciativa Ciudadana Europea’ Stop Finning’, contra el comercio de aletas de tiburón en la Unión Europea.

“La UE es un agente principal en la explotación de tiburones y, dado que las inspecciones en el mar son escasas, las aletas se siguen conservando, transbordando o desembarcando ilegalmente”, afirman los promotores de la modificación legislativa -registrada por la Comisión Europea-, que cuenta con el apoyo de más de un centenar de organizaciones principalmente animalistas y conservacionistas, de Italia, Alemania, Francia, Austria o el estado español.

La página Web de la Campaña explica en qué consiste el finning: “Las aletas de los tiburones se cortan en el mar mientras el animal aún puede estar vivo. El resto del tiburón se tira por la borda porque su carne casi no tiene valor en comparación con las aletas; sin aletas, los tiburones se hunden en el fondo del mar donde se asfixian, mueren desangrados o son devorados vivos”.

Stop Finning informó, el pasado 9 de abril en las redes sociales, de la fase actual de la tramitación; desde el 31 de enero, y durante 6 meses, está abierto el plazo de conteo y verificación oficial de firmas, online y manuales (la continuación del proceso para la protección de los escualos requiere un millón de rúbricas). El procedimiento incluye una audiencia pública en el Parlamento Europeo, que podría debatir la propuesta legislativa; el último paso es la respuesta de la Comisión Europea.

La campaña ciudadana interpela con un lenguaje directo a la opinión pública: “¿Sabías que cientos de tiburones se matan cada minuto sólo por la ‘sopa de aleta de tiburón’? La UE es un actor importante en esta industria sangrienta y multimillonaria”.

Los activistas detallan que cada año mueren 73 millones de tiburones por sus aletas y “sólo” para hacer la sopa de aleta, apreciada especialmente en China, Hong Kong, Taiwán y Tailandia (Hong Kong es unos de los territorios de paso más importantes en el comercio mundial de estos apéndices, reexportados en buena parte a China).

En cuanto a la Unión Europea, aunque el cercenamiento de las aletas a bordo de los barcos y aguas del viejo continente está prohibido (Reglamento de 2013), y el desembarco de los tiburones ha de producirse “con las aletas unidas de forma natural al cuerpo”, Europa se halla entre los principales exportadores de estos órganos.

En una nota informativa (septiembre de 2021), WWF se hizo eco de la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN): más de un tercio de los tiburones, rayas y quimeras se hallan en peligro de extinción debido a la sobrepesca. A ello se suman otros factores de riesgo, como la pérdida y destrucción de hábitats o el cambio climático.

Del análisis se infiere que los tiburones y rayas más amenazados requieren “planes de recuperación”, ya que desempeñan un “papel clave en el ecosistema marino”, subrayan los investigadores.

El informe de WWF The Shark and ray meat network a deep into a global affair, publicado en 2021, resalta que más de 200 países comercian con la carne de tiburón y raya, un “complejo y opaco” negocio. La facturación global sumó más de 2.200 millones de euros en el periodo 2002-2019.

“Aunque las aletas de tiburón suelen ser mucho más caras que la carne de tiburón, y han recibido mucha más atención hasta la fecha; en realidad, el comercio mundial de carne de tiburón y raya es mayor que el de aletas, tanto en volumen como en valor”, detalla el documento de WWF, que además subraya la posición del estado español como gran exportador (a 85 países) y comprador de la mencionada carne; en cuanto a la UE, “se ha consolidado como el principal suministrador de los mercados del sudeste y este de Asia”.

En otro reporte de 2021, titulado Sharks and Rays. Guardians of the ocean in crisis, WWF y la fundación Océano Azul señalan que Portugal es, tras España y Francia, el tercer país de la UE en capturas de tiburones y rayas; la consecuencia es que 50 de las 117 especies de tiburones y rayas presentes en aguas lusitanas se hallan amenazados por la sobrepesca y las capturas accidentales.

El informe resalta la importancia de los países de la UE en cuanto a las capturas globales de rayas y tiburones (el 18% del total mundial en 2018); y también el de España: el segundo país, tras Indonesia, en apresamiento de tiburones durante la última década.

El 1 de marzo vio la luz otra investigación, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW), titulada Oferta y demanda: el papel de la UE en el comercio mundial de tiburones, “que está conduciendo a muchas especies hacia la extinción”.

A grandes rasgos, los tiburones que se hallan en alta mar han menguado en más del 70% en sólo 50 años. Sobre los productos relacionados con las aletas de tiburón, los autores destacan los vínculos comerciales establecidos por  los países de la UE con Hong Kong, Singapur y Taiwán durante 2020 (asimismo IFAW resalta la posición de España como potencia exportadora).

“Los números de tiburones no mienten: la UE debe limitar el comercio”, concluye la mencionada ONG, que sustenta la afirmación en tres hechos: Hasta 100 millones de tiburones mueren cada año en el mundo por la pesca comercial; un tercio de todas las especies de tiburones están en peligro de extinción.

Por último, “alrededor del 25% del comercio internacional de aletas de tiburón está sujeto a requisitos de sostenibilidad en su abastecimiento”. En una nota informativa de IFAW, se adjunta a las tres afirmaciones una imagen con cientos de aletas –dorsales y pectorales- de tiburón,  mientras se secan la azotea de una factoría de Hong Kong.

En cuanto al interés comercial de los países europeos, “Italia, España y Grecia son los principales importadores de carne de tiburón, mientras que los exportadores más relevantes de aletas son España, Portugal, Países Bajos, Francia e Italia”. Los activistas y expertos advierten de otra circunstancia, que contrasta con el ánimo de lucro: menos de una decena de personas mueren al año en el planeta por los ataques de tiburones. 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.