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Una Navidad basada en el despilfarro

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Año tras año, la campaña publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la llegada de las fiestas navideñas.Ecologistas en Acción recuerda las negativas consecuencias ambientales y sociales provocadas por un modelo de consumo basado en el despilfarro de recursos y la creciente producción de residuos, y pide una apuesta decidida […]

Año tras año, la campaña publicitaria navideña comienza antes, con más de un mes de antelación a la llegada de las fiestas navideñas.Ecologistas en Acción recuerda las negativas consecuencias ambientales y sociales provocadas por un modelo de consumo basado en el despilfarro de recursos y la creciente producción de residuos, y pide una apuesta decidida por alternativas sostenibles a la hora de celebrar estas fiestas.

Durante todo el año, y en especial en fechas clave como los días del padre de la madre o el día de San Valentín, las empresas invierten un gran presupuesto en publicidad para recordarnos nuestro papel de consumidores. En Navidad, los mensajes publicitarios van empapados se sentimientos entrañables en defensa de valores familiares y de elogio de la solidaridad. Sin embargo, Ecologistas en Acción denuncia que la canalización de todos estos sentimientos va siempre encaminada a la consecución de un claro objetivo: incrementar las ventas bajo un asumido despilfarro navideño, sin tener en cuenta sus repercusiones sociales y ambientales.

De hecho, para muchos sectores este mes es su «agosto». Por ejemplo: en estas fechas se compran el 75% de los juguetes que se venden cada año [1].También ahora se aumenta espectacularmente el consumo eléctrico y los distintos ayuntamientos realizan uno de esos ejercicios de hipocresía que tanto educa: los mismos que durante todo el año se han jactado de promover campañas de ahorro de agua y electricidad, dan ahora lecciones de despilfarro energético colocando, en pleno noviembre, millones de bombillas.

El Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, se ha gastado este año 3,5 millones de euros («sólo» un millón de euros más que el año pasado) en un alumbrado que emitirá más gases contaminantes a la atmósfera (unas 3000 toneladas de C02 [2]), un nuevo lujo para un País que ya es líder en incumplir el protocolo de Kioto de reducción de emisiones.

Pero este consumismo navideño, considera la asociación ecologista, no sólo influye en aspectos como el cambio climático, el envoltorio superfluo y el despilfarro con finalidad de lucimiento hacen que mientras que el resto del año cada persona genera un kilo y medio de basuras al día (hace 30 años no se llegaba ni a medio kilo), en estas fechas son dos kilos; y la mitad, claro, envoltorios y embalajes [3]

Forzado a toda máquina el actual modelo de consumo, Ecologistas en Acción recuerda que la Navidad acrecienta el uso irresponsable de los recursos y la generación de residuos en el mejor ejemplo de insostenibilidad. Pero no sólo ambiental: cuando cada año se incrementa el número de personas desnutridas en cuatro millones[4], en estas fechas se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos, debido a descartes por exigencias estéticas del mercado, los fallos en la distribución de tan grandes volúmenes, etcétera.

Ecologistas en Acción quiere hacer un llamamiento a los consumidores y consumidoras para que analicen las consecuencias sociales y ambientales de una celebración de este tipo, basada en el despilfarro (energético y de recursos) y una insostenible producción de residuos.

NOTAS

1.- Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), 2006.

2.- Ecologistas en Acción. 2006.

3.- La orgía de los envoltorios, José Luis Gallego. EL PAÍS 06-01-2006

4.- Informe 2006 de la FAO.