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El periodista Xavier Montanyà publica “El cas Vinader. El periodisme contra la guerra bruta” (Pòrtic)

«Una pluma puede ser tan eficaz como una pistola»

Fuentes: Rebelión

El 23 de octubre de 1983 el Tribunal Constitucional desestimó el recurso de amparo presentado por el periodista Xavier Vinader. «A Vinader ya sólo le queda el indulto», titulaba a toda plana El Periódico de Catalunya al día siguiente. Se había llegado al final de la vía jurídica, y el periodista de investigación tenía que […]

El 23 de octubre de 1983 el Tribunal Constitucional desestimó el recurso de amparo presentado por el periodista Xavier Vinader. «A Vinader ya sólo le queda el indulto», titulaba a toda plana El Periódico de Catalunya al día siguiente. Se había llegado al final de la vía jurídica, y el periodista de investigación tenía que ingresar en la cárcel para cumplir una pena de siete años. O permanecer en el exilio, entre París y Londres. Amnistía Internacional le declaró «preso de conciencia», antes de que el gobierno del PSOE le concediera el indulto por decreto real el 21 de marzo de 1984. A la salida de la prisión de Carabanchel, le esperaban compañeros periodistas. La revista Interviú, en la que trabajaba, tituló del siguiente modo la primera entrevista en libertad: «Quiero una máquina de escribir que no sea portátil», afirmó Vinader, cansado de trasladar la herramienta de un aeropuerto a otro en el destierro. Tenía entonces 37 años, falleció de una neumonía el 9 de abril de 2015.

Xavier Vinader investigó el nexo entre la policía y las bandas de ultraderecha que atentaban contra la izquierda independentista del País Vasco durante la Transición. Años después, afirmaba, «el periodismo de investigación no ha muerto, pero está en la UCI, con respiración asistida». También decía que una pluma puede resultar tan eficaz como una pistola. Muy pronto estuvo en la diana, por sus reportajes en Por Favor, Arreu, Primera Plana o Interviú. Ya en julio de 1975, una organización de extrema derecha colocó una bomba en la casa de su familia, en Sabadell. Era el precio de hurgar en las sentinas del estado, «misión» en la que le acompañaban periodistas como José Luis Morales, Pepe Díaz, Rafa Cid o Pepe Rei. Vinader se mezclaba, con el fotógrafo argentino Carlos Bosch, en actos falangistas o de Fuerza Nueva, e incluso se desplazaba a Paracuellos en los autobuses de los «ultras». «Era incansable, tenía una voluntad y una capacidad de trabajo infinitas», afirma Bosch de su compañero. Las pesquisas de Vinader entre contactos e informadores dentro de la ultraderecha catalana revelaron los hechos del caso «Papus». La bomba colocada por un grupo de extrema derecha en la redacción de la revista, en septiembre de 1977, terminó con un muerto y 17 heridos. La policía realizó detenciones tras la publicación del reportaje en Primera Plana.

El libro «El cas Vinader. El periodisme contra la guerra bruta» (Pòrtic), de Xavier Montanyà, penetra en la biografía de un periodista que también investigó sobre la «guerra sucia» del FBI y la CIA contra el Movimiento Indio americano, el asesinato de Olof Palme, el criminal de guerra John Demjanjuk («Iván el terrible»), mercenarios y «perros de la guerra» que actuaban en África según sus intereses y los de Francia; se desplazó a Irlanda del Norte, donde informó durante los años duros (entrevistó por ejemplo a un comando veterano del Special Air Service británico); reportajeó la situación en la prisión de alta seguridad de Shangai y conversó con Mario Scialoja, periodista encarcelado por publicar una entrevista a las Brigadas Rojas; a Cecil Bebb, el piloto que trasladó a Franco desde las islas Canarias hasta Marruecos; o a neofascistas italianos implicados en la bomba en la estación de Bolonia (en 1980, 84 muertos y 203 heridos). El texto tiene como punto de partida el documental sobre Vinader dirigido por Xavier Montanyà y el realizador Àngel Leiro, emitido por TV3 en febrero de 2015. Xavier Muntanyà ha publicado «La gran evasió. L’heròica fugida dels últims exiliats de Pinochet» (2006) y «L’or negre de la mort» (2011). Es coautor del documental «Granados y Delgado. Un crim legal» y director de «Joan Peiró i la justicia de Franco» y «Espies de Franco», también del largometraje «Memòria negra».

Vázquez Montalbán, director de Xavier Vinader en Primera Plana, escribió sobre el periodista vallesano: «Llegó a saber sobre tramas negras y sobre ETA más que el Ministerio del Interior; especialmente en el tema de las ramificaciones, entonces muy poderosas, del fascismo español, Vinader era un experto y pagó muy cara la osadía de llegar a los lugares del crimen antes que los coches patrulla». En 1978 se estrenó en la plantilla del Grupo Zeta. El titular del primer artículo en Interviú -«Cómo se fabrica un confidente»- anticipa buena parte de su recorrido profesional y el de la revista. Xavier Vinader se entrevista en Madrid con un joven policía nacional destinado en Euskadi, Francisco Ros Frutos, que había decidido abandonar el cuerpo. Angustiado por las presiones, primero quería airear cuanto sabía. Le inquietaban dos asuntos fuertemente silenciados por la cúpula policial en el País Vasco: la elevada cifra de suicidios que se daba entre los agentes; y la «guerra sucia» parapolicial contra la izquierda abertzale y ETA.

Otros policías apoyaron a Ros Frutos y también facilitaron información. Todo encajaba en el trabajo periodístico de Vinader, capital para desenmascarar a ultras de Fuerza Nueva, Guerrilleros de Cristo Rey, la Guardia de Franco, falangistas, policías y guardias civiles. «Eran como franquicias», aseguraba el periodista. «El Batallón Vasco Español, la Triple A, ATE y, después, todo ello se transforma en GAL». Pero sólo se trataba de siglas. «Detrás había funcionarios policiales, mercenarios, agentes secretos y toda la parafernalia, que el gobierno utilizó». Francisco Ros Frutos actuó como agente infiltrado para aportar a Interviú fotografías (de armas y municiones), fichas, grabaciones, nombres y fechas, que aparecerían como prueba en tres reportajes firmados por Xavier Vinader en noviembre-diciembre de 1979. Alguien sospechó de su doble juego, de manera que el policía fue objeto de un atentado que casi termina con su vida. En el artículo de Vinader figuraban organizaciones, puntos de reunión, métodos de actuación, conexiones con las fuerzas armadas y los nombres de activistas de extrema derecha. Por ejemplo los de Jesús García García, delegado de Fuerza Nueva y dueño de la casa de prostitución «Yon’Kola», de Barakaldo; también el nombre del bar Stadium emplazado en la misma ciudad. «En Euskal Herria los reportajes causaron sensación», apunta Xavier Montanyà; a pesar de la importancia de las revelaciones, no se inició investigación o procesamiento judicial alguno.

El cinco de enero de 1980 tres balas finiquitan la vida de Jesús García García en Barakaldo. ETA reivindica el atentado. El 23 de enero por la tarde una voz anónima telefonea al periódico Egin: «Secuestrado, interrogado y ejecutado el propietario del bar Stadium de Barakaldo». ETA-m reivindicó el atentado contra Alfredo Ramos Vázquez. Recuerda Xavier Montanyà que la militancia de Fuerza Nueva se movilizó de manera violenta contra Xavier Vinader e Interviú, además presionaron para que interviniera el poder judicial cerrando la revista. El semanario respondió que el periodista ha de verificar las informaciones, pero no puede hacerse responsable de las consecuencias de su publicación. Puso además un ejemplo de la época, el del ministro de Trabajo francés, que se suicidó después de que la prensa diera cuenta de sus negocios. También se exigió responsabilidades a los periodistas. En España, articulistas de El Alcázar, El Imparcial, ABC y Sábado Gráfico, entre otros medios, embistieron con fuerza. «Interviú puso a Jesús García en el punto de mira de las pistolas de ETA», afirmó Ismael Medina en El Alcázar. «Vomitemos, pues, sobre estos informadores que siempre denuncian al más débil», escribía Adolfo Prego en el diario ABC.

Xavier Vinader se expresaba sin embozos. En el documental de Xavier Montanyà y Àngel Leiro considera a Blas Piñar «el dirigente más importante de la extrema derecha de este país; encabezó una organización política que dio mucha mano de obra a la guerra sucia; muchos militantes de Fuerza Nueva resultaron implicados en asesinatos». Señala el caso de Yolanda González, de 19 años, miembro de la Coordinadora Estudiantil y militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST), asesinada en 1980 en Madrid. Juzgados y condenados, los autores del crimen militaban en Fuerza Nueva. Uno de ellos, incluso, era el jefe de seguridad del partido. Según Xavier Montanyà, «las bandas de extrema derecha tenían barra libre; actuaban con absoluta impunidad, la policía y la justicia los amparaban». En mayo de 1978 se produjeron disparos de bala y altercados durante un mitin de Fuerza Nueva en el frontón de Anoeta, en San Sebastián. La crónica de El País informaba de personas armadas con pistolas, porras, barras de hierro, escudos y la cabeza cubierta con cascos de moto. En las fotografías aparecían dialogando con agentes de la policía armada vestidos de uniforme. El mismo rotativo reveló en 2013 que Emilio Hellín, condenado en 1982 por el asesinato de la estudiante, no sólo no había cumplido los 42 años de pena de prisión, sino que continuaba laborando para la policía y la guardia civil.

En marzo de 1980 el juez de ultraderecha Ricardo Varón Cobos emitió la orden de busca y captura contra Vinader y Ros Frutos por «inducción al asesinato», además de la puesta a disposición del juzgado e ingreso en prisión. «Es ridículo, la organización tenía sus propias fuentes de información», apuntó Eugenio Etxebeste «Antxon», uno de los dirigentes de ETA de la época. El periodista estaba trabajando en Afganistán. Se desató una espiral de violencia y amenazas de la ultraderecha contra Interviú y los vendedores de periódicos. En junio de 1980 un grupo ultra intentó secuestrar o asesinar a Vinader en su domicilio de Barcelona. Dejaron pintadas con la rúbrica del «Batallón Catalano-Español» y una amenaza, «Asta (sic) pronto». Robaron objetos por valor de un millón de pesetas, según la familia. Años después, en un reportaje en Cambio 16 sobre los GAL, Pepe Díaz y Rafa Cid revelaban, a partir de entrevistas con mercenarios del grupo, que dos de ellos se desplazaron a Barcelona para matar a Vinader. En diciembre de 1980 el periodista regresa tras casi un año de exilio y se presenta ante la Audiencia Nacional. Ingresa en la prisión de Carabanchel (anteriormente había publicado reportajes sobre la Coordinadora de Presos en Lucha y los motines en las cárceles), de la que salió -en libertad condicional- tras pagar un millón de pesetas de fianza. El 17 de noviembre de 1981 se inició el juicio al periodista en la Audiencia Nacional, que terminó con una condena a siete años de prisión mayor por «imprudencia temeraria profesional». Un anagrama con la «uve» de Vinader y de la «victoria». Empezaba la campaña de solidaridad.

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