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¿Y por qué no en España?

Fuentes: Rebelión

Para Marta, que explica y vive la Historia. Por su dignidad.

El tercer juicio -¡el tercero!- sobre los crímenes cometidos en uno de los dos principales centros clandestinos de detención de la última dictadura ha comenzado hace tres semanas, informaba Alejandro Rebossio [1]. Aún no se ha acabado la lectura de las acusaciones contra los imputados, sesenta y ocho en total. Es el mayor proceso judicial que se ha hecho contra el régimen. Se juzgarán en él delitos de lesa humanidad contra 789 personas (¡por ahora: sólo contra 789 personas!). Durará, aproximadamente, dos años y declararán unos 900 testigos.

Quien caía secuestrado por aquel régimen criminal solía tener alguno de los tres destinos siguientes: que lo «liberaran» después de unos años (en poquísimos casos, después de unos días), que lo fusilaran o que muriera durante su tortura o como punto final de esta. Los cuerpos, en la mayoría de las ocasiones, eran enterrados de cualquier manera.

En este tercer proceso se juzgarán todos los demás delitos cometidos en esa escuela del horror que aún no han sido condenados: secuestros, torturas, homicidios, robos de hijos de desaparecidas y trabajo esclavo. Quedarán pendientes para otros juicios los robos de bienes de los secuestrados.

¿Estoy hablando de los crímenes cometidos por la dictadura cívico-militar franquista? No, desgraciadamente no. Estoy hablando del tercer juicio sobre los crímenes cometidos en la ESMA, en la escuela mecánica de la Armada, uno de los centros de tortura de la dictadura militar argentina.

¿Y por qué no es posible -ni siquiera concebible- un juicio de estas características en la «España democrática»? ¿No hubo también aquí una dictadura criminal? ¿No se asesinaron a miles y miles de personas, durante la guerra y después de la guerra, tras «juicios» sumarísimos o paseos de «incontrolados» que camparon a sus anchas e ignominia inconmensurable por la destrozada «piel de toro» que diría el poeta antifranquista Salvador Espriu? ¿No se torturó acaso? ¿No se fusiló una, cien y mil veces más? ¿No hubieron desaparecidos? ¿No existió un diseñado robo de bebés incluso hasta años después de la muerte del dictador asesino africanista? ¿Alguno de los familiares de los asesinados, fusilados o torturados es considerado actualmente víctima del terrorismo? ¿Es razonable que Miguel Hernández, y miles y miles de fusilados, sigan siendo considerados delincuentes por «rebelión militar», acusación esgrimida precisamente por aquellos que se rebelaron sediciosamente contra el gobierno del frente popular y el estado republicano? ¿Es razonable que los familiares del almirante fascista Carrero Blanco, por poner sólo un ejemplo destacado, sean considerados víctimas del terrorismo y no, en cambio, los de Puig Antich, Enrique Ruano, Julián Grimau y los de tantos otros luchadores y luchadoras antifranquistas? ¿Estamos o no estamos ante un atentado contra de los derechos humanos más esenciales?

Si no fuera posible, si todas las puertas están cerradas, si no hay nada más que hacer, si es una pérdida de tiempo, si es como hablar en el desierto, si éste es su punto final inamovible, si estos muros de hierro y abyección no pueden suprimirse, éste es otro motivo para la rebelión cívica de la mayoría, para que entre todas y todos -independientemente de nuestros antecedentes familiares- arrojemos a la cuneta de la infamia, la falsedad y la ignominia el régimen de la segunda restauración borbónica. ¡La justicia y la dignidad nos van en ello!

Paradoja de la historia, enseñanza para la vida: en Argentina, precisamente en Argentina, se ha iniciado un proceso contra los crímenes del franquismo. Ernesto Guevara, Julio Cortázar, Rodolfo Walsh y los cinco mil secuestrados que pasaron por la ESMA estarían felices por ello. Nosotros, todos nosotros, hijos y nietas de republicanos asesinados, también todos los demás, compartimos su felicidad cívica y republicana y agradecemos este inmenso abrazo solidario. ¡La solidaridad, sabido es, es la ternura de los pueblos!

Gracias, compañeros, gracias. ¡Hasta la justicia y el recuerdo siempre!

Nota:

[1] Alejando Rebossio, «Las caras de los ‘vuelos de la muerte». http://internacional.elpais.com/internacional/2012/12/09/actualidad/1355071255_887932.html

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.