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ZunZuneo, una nueva victoria de Cuba sobre Estados Unidos

Fuentes: La Arena

Cuba viene obteniendo victorias sobre su mal vecino. Ahora se suma el descubrimiento de una red social creada por la USAID para operar sobre población cubana, especialmente la juventud. Querían ponerla de punta contra el gobierno.

Estados Unidos sigue acumulando derrotas en su bloqueo a Cuba y búsqueda de derrocamiento de su revolución social. La última se conoció el 3 de abril pasado y paradojalmente no fue divulgada en primera plana del Granma ni el informativo de Radio Habana. Associated Press (AP) dio a conocer ese día una larga información, afirmando que entre 2009 y 2012 había operado una red social estilo Twitter para Cuba, llamada ZunZuneo, creada clandestinamente por la USAID (Agencia Internacional del Desarrollo).

AP dijo poseer mil páginas de documentos secretos que probaban la maniobra ilegal. La mencionada USAID, cobertura de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y la CIA, puestas en evidencia antes por Wikileaks (Julian Assange) y Edward Snowden, habían fundado en España una empresa tecnológica, Creative Associates , como fachada. En verdad era una creación de Mobile Accord, firma yanqui con sede en Denver. También utilizaron cuentas bancarias en las islas Caimán, para disimular en sus transferencias financieras todo vínculo directo con el imperio.

Así dieron los primeros pasos delictivos. Luego robaron o coimearon o hackearon una base de datos de medio millón de celulares de usuarios cubanos (entre paréntesis quiere decir que en la isla tienen mucha comunicación y no andan haciéndose señales de humo, como pinta la propaganda anticomunista).

A esos celulares los bombardearon con millones de msn tipo spam hasta lograr que 40.000 cubanos se enrolaran en esa red Zunzuneo, que como la más conocida mundialmente, permite el envío de mensajes de 140 caracteres. La idea era ampliar esa base para ir avanzando en el plan de captar sobre todo a los jóvenes para la mal llamada disidencia. Según el cálculo del Departamento de Estado, también en Cuba se iba a verificar la metodología de la «primavera árabe» donde miles de personas se convocaban por esas redes para protestar contra «gobiernos autoritarios».

El emprendimiento había gastado 1,6 millón de dólares al momento en que capotó. Algo relativamente modesto, teniendo en cuenta los 200 millones de esa moneda que EE UU lleva gastado en los últimos años en alentar la contrarrevolución en la mayor de las Antillas.

Los hechos, probados

La existencia de esta red montada ilegalmente por Washington contra Cuba está probada.

La cancillería cubana, por medio de Josefina Vidal, directora del área América del Norte de esa cartera, emitió un comunicado exigiendo que Obama termine con «sus acciones ilegales y encubiertas».

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, sin hacerse cargo completamente de lo denunciado, admitió que «el presidente Obama apoya los esfuerzos por ampliar las comunicaciones en Cuba». Y añadió que ese gobierno «intenta ser discreto cuando trabaja en entornos no permisivos como es el caso de Cuba».

La vocera adjunta de la Casa Blanca, Marie Harf, corroboró esos dichos al día siguiente, en conferencia de prensa. Insistió en que ese programa se desarrolló en forma «discreta debido al ambiente hostil en Cuba respecto a EE UU». Añadió, suelta de cuerpo, como lenguaraz del imperio: «los cubanos necesitan plataformas para expresarse y decidir cómo quieren que sea su futuro».

La obstinación imperial no les permite a Carney y Harf, ni a sus jefes, admitir que hace 63 años que la población cubana se expresó y decidió cómo quiere que sea su presente y su futuro. A las autoridades norteamericanas no les gusta esa opción martiana y socialista, pero ése es su problema.

Las acciones encubiertas de la USAID, ahora al desnudo, la dan la razón al gobierno de Raúl Castro en el caso de Alan Gross, un estadounidense condenado por espía de aquella agencia. Lo detuvieron fines de 2009 en la capital cubana, a raíz de su labor de montaje de una red ilegal con distribución gratuita de equipos tecnológicos. Fue condenado a 15 años de prisión en 2011 y admitió que trabajaba para Development Alternatives (DAI), una contratista de USAID, y manifestó que fue engañado por ambas, las que le arruinaron la vida y la familia.

Gross era parte del operativo Zunzuneo o revoloteaba cerca de ese proyecto de espionaje urdido por la agencia.

¿Dónde está la libertad?

EE UU pontifica que su sistema político, económico y social es el reino de la libertad, la democracia y los derechos humanos. Se le podría aplicar el refrán de «Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces».

El caso de marras lo ratifica una vez más. Era un plan de agencias norteamericanas pero mintieron y quisieron ocultarlo tras interpósitas empresas. » No se mencionará en lo absoluto la participación del gobierno de Estados Unidos; es totalmente crucial para el éxito a largo plazo del servicio y garantizar el cumplimiento de la Misión», se lee en un informe de la contratista Mobile Accord, en poder de Associated Press.

Los cubanos que usaban celulares y fueron englobados en la red no sabían de qué se trataba. Otro engaño, al que debe sumarse el acopio de información privada de esos usuarios, que era colectada para la segunda parte de la operación, cuando se considerara llegado el momento de la sedición modelo Túnez o Egipto.

No hace falta ser cubano para advertir las ilegalidades del emprendimiento de la USAID. El senador Patrick Leahy, demócrata por Vermont y titular de la Subcomisión del Senado sobre el Departamento de Estado y Operaciones en el Extranjero, manifestó que las revelaciones de AP eran preocupantes.

» Existe el riesgo de que cubanos jóvenes usasen el servicio en sus teléfonos móviles sin saber que era una actividad financiada por el gobierno de Estados Unidos; también está la naturaleza clandestina del programa, de lo que no se informó a la Subcomisión de Asignaciones que tiene la responsabilidad de hacer supervisión», dijo el senador.

El zunzún o colibrí es el pajarito delicado que evocaba al logo del programa norteamericano, al pajarito de Twitter. Pero por la forma brutal como han trabajado, hasta quedar al descubierto, deberían haber acuñado la imagen del elefante, con perdón de los paquidermos. Han sido tan torpes como un elefante en un bazar, donde hay muchas cosas de vidrio que se rompen.

A partir de lo sucedido el zunzún quedará exclusivamente como emblema de la organización de «Niños pioneros de Cuba José Martí». Un autor cubano, Nelson P. Valdés, ironizó con que los espías deberían haberse llamado Zonzoneo, de zonzos.

Pescando en las redes

Uno de los periodistas que más difundió los materiales de Snowden sobre el espionaje mundial de la NSA es Glenn Greenwald. Se refirió al escándalo Zunzuneo con un artículo titulado «El ‘Twitter cubano’ es una gota más en el cubo de la propaganda sucia en Internet».

Allí se recordaba que las reuniones de espías, militares y expertos de una alianza para la vigilancia internacional donde participan Reino Unido, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y EE UU ya en 2010 habían propuesto maneras de explotar Twitter, Facebook, YouTube y otras redes sociales como plataformas secretas para la propaganda.

Greenwald alertaba que esas acciones «amenazan la integridad de la propia Internet, utilizada como espacio para la propaganda difundida por Estados que disfrazan su voz en línea, y la presentan como libre expresión y organización. Existe, pues, poca o ninguna capacidad de un usuario de Internet para saber cuando está siendo secretamente manipulado por su gobierno».

No se salva nadie del espionaje de la superpotencia en declive mundial. Están apuntados los gobiernos considerados enemigos, como el de Cuba, Venezuela, China, Rusia e Irán. También se espía a los amigos, como Alemania, Francia y Japón, y contra países del Tercer Mundo, como Brasil y Argentina. Y, como recordaba Greenwald, sobre millones y millones de ciudadanos del mundo, usuarios de esas redes sociales aparentemente tan inocentes.

Tres victorias

El fracaso de Zunzuneo es objetivamente una victoria de la patria de José Martí porque puso en paños menores, o en cueros directamente, la política de bloqueo y desestabilización del imperio. Para ponerle una fecha: 3 de abril de 2014.

Esta seguidilla de victorias isleñas de 2014 comenzó el 28 y 29 de enero, cuando La Habana fue la sede de la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). Extraño caso de un país bloqueado que se convierte por dos días en capital política de una región con 33 países y una población total cercana a los 600 millones de habitantes. El documento de esa cumbre deploró el bloqueo norteamericano, en línea con las 22 resoluciones de la ONU (la última, de octubre de 2013 en la 68° Asamblea General).

Y el 28 febrero fue la segunda victoria del año en curso, cuando arribó a Cuba Fernando González, uno de los Cinco Cubanos presos en EE UU, que volvió luego de 15 años, cinco meses y quince días de prisión. A diferencia de Alan Gross, que dice haber sido abandonado y traicionado por la USAID y su país, González regresó íntegro, victorioso y Héroe de la República, orgulloso de su labor antiterrorista. Al liberado lo recibió un tal Castro, Raúl, al que la red colectora de la CIA quería derrocar.