Si nos preguntamos cuál ha sido el gobierno más criminal de la historia contemporánea, probablemente diríamos que el de la Alemania nazi. Y es que el fascismo en Europa llevó a cabo uno de los genocidios más salvajes de la Historia. Sin embargo, hay que señalar que el totalitarismo fascista no se hizo sin resistencia, […]
Si nos preguntamos cuál ha sido el gobierno más criminal de la historia contemporánea, probablemente diríamos que el de la Alemania nazi. Y es que el fascismo en Europa llevó a cabo uno de los genocidios más salvajes de la Historia. Sin embargo, hay que señalar que el totalitarismo fascista no se hizo sin resistencia, y que además en la mayoría de las ocasiones ese fascismo iba de hecho dirigido a esa resistencia. Todos los países que sufrieron el fascismo tuvieron una resistencia antifascista armada.
La sensación que tengo durante el último año, y especialmente con las filtraciones de Snowden y Manning, es que EEUU, se ha convertido en la tiranía más salvaje y criminal que ha conocido la humanidad, superando en ocasiones al mismo Hitler. Y no sólo por la cantidad de muertos a sus espaldas, que son muchos millones en los últimos 40 años, sino por el poder casi absoluto y el control brutal sobre los pueblos, sumado a la casi ausencia de resistencia en EEUU. Es más, durante Obama, el totalitarismo goza de una gran aceptación social. Orwell no pudo imaginar que su Gran Hermano sería mucho más poderoso y omnisciente que el de su novela. Gracias a la tecnología y a la Ideología. Y mucha gente es consciente de ello.
Son dos ejes principalmente los que EEUU ha estado desarrollando en la última década para convertirse en un estado fascista o totalitario. Por un lado está lo que llaman «guerra global contra el terror» y por otro el control tecnológico de masas. Lo contaré a través de algunos de los que lo están investigando.
Desde hace un par de años sigo de cerca, leo, traduzco y veo a tres magníficos periodistas: Glenn Greenwald, Jeremy Scahill y Laura Poitras.
Laura Poitras lleva años haciendo documentales sobre diferentes aspectos de la política estadounidense. Cocinera de profesión decidió ponerse detrás de la cámara y crear de otra manera. En su último documental «My country, my country,» denunció las consecuencias de la ocupación de Irak. Algo que no le gustó nada al gobierno que la puso en la lista de enemigos de la patria. Por eso, cada vez que entraba en EEUU la paraban en el aeropuerto, la interrogaban, le quitaban el ordenador, los discos duros, le prohibían tomar notas… La vi hace unos meses en mi universidad, presentando lo que sería su nuevo documental sobre el espionaje masivo, y nos contaba que había decidido «exiliarse» a Alemania para poder editar el material. «En EEUU no existen las garantías, temo que en cualquier momento el FBI se presente en la puerta de mi casa y me quite todo el material». Probablemente fue una de las últimas veces que entró en el país.
Glenn Greenwald (dcha) y su compañero David Miranda (Izq)
Glenn Greenwald es otro periodista que ha tenido que exiliarse de EEUU para poder seguir ejerciendo su profesión libremente. La cosa es tan grave, que el domingo 19 de agosto detuvieron a su compañero en el aeropuerto de Londres y lo retuvieron durante 9 horas utilizando una ley antiterrorista. Sin acceso a abogados, sin cargos ni acusaciones formales, lo interrogaron, y lo tuvieron 9 horas, lo máximo permitido sin acusarle, antes de requisarle todos los aparatos electrónicos que llevaba con él. Glenn dice que está tranquilo, que los datos están encriptados. Pero por un lado, romper la encriptación es posible, es una cuestión de tiempo y capacidad de computación, y además es ilegal. 5 añitos en chirona por no dar las claves de un archivo encriptado. Así se las gastaba el fascismo, así se las gasta US y UK.
Glenn lleva unos años investigando sobre la deriva autoritaria y la suspensión de la Constitución, primero con Bush, y que Obama profundizaría.
Resumiendo, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) a través de una serie de compañías privadas (a lo que volveré luego), está recogiendo TODAS las comunicaciones electrónicas del mundo. Tiene capacidad de almacenar por lo menos el 70% del todo el tráfico durante 24 horas, para luego filtrarlo, clasificarlo y almacenarlo selectivamente, según ciertos parámetros. Sí que almacenan todos los metadatos que consisten básicamente en la información de las comunicaciones: número del teléfono, duración de la llamada, localización, IPs que acceden a todas las páginas web del mundo, etc.
Cualquier analista tanto de esas compañías privadas que llevan a cabo el trabajo, como los agentes de la NSA, la CIA, la DEA (antidrogas), el FBI, los militares, etc; tienen acceso a esa gigantesca (difícil de imaginar) base de datos mediante un sencillo programa, como si fuera Google. Imaginad que ponéis una dirección de correo electrónico o un usuario de Facebook y el resultado es toda la información de esa persona: correos electrónicos, chats, páginas a las que accede, llamadas, mensajes de texto, compras con tarjeta de crédito, TO-DO.
Pero no sólo tienen acceso a esa base de datos, sino que han «obligado», pagándoles millones, a las grandes de la comunicación (Google, Facebook, Microsoft, Skype…) a crear una puerta trasera por la que acceder a sus servidores. Además, por ley, las compañías guardan por lo menos durante 6 meses todo, no borran nada (ni lo que tú borras). Síndrome de Diógenes a lo bestia. Diógenes y Peter Pan, ya que los analistas «pescan» en la base de datos en busca de «malos» como si de un juego se tratara, con sus puntos, sus recompensas, vidas...
Entrecomillo «malos» porque en el curso de formación para los analistas se puede observar que el ejemplo que ponen es el de un «foro extremista.» Todos los que me leéis entendéis qué quieren decir con «extremista.»
Pero esto tiene otra cara de la moneda, algo que no he visto a nadie mencionar: La privatización del espionaje. Snowden trabajaba para la compañía privada Booz Allen Hamilton, contratista que trabaja para la NSA. Así hay decenas de compañías privadas que trabajan para agencias públicas. Aquí no hay una puerta giratoria, lo que hay es un pasillo. No se sabe dónde termina lo «público» y empieza lo privado. El Pentágono financia micro empresas y proyectos de investigación en Silicon Valley’s, a la vez que empresas contratan a ex?-agentes de las agencias públicas, como es el caso de Snowden.
Por tanto, y esto es lo que no he visto mencionar, el capitalismo, no sólo fusionó capital industrial y financiero, no sólo el Estado es un aparato al servicio de la burguesía, sino que la represión y el control de masas, se ha privatizado, alejándose aún más (si cabe) de los métodos de «control» parlamentarios formales.
¿Y esto pa’ qué, me preguntaba Miss Purple el otro día? Yo creo que tiene 3 funciones fundamentales, dos de ellas casi la misma. La primera es por supuesto la represión de toda la vida. El control sobre los individuos para evitar cualquier atisbo de disidencia u organización (Y lo queramos o no, creo que el terrorismo es una forma de disidencia.) La segunda y tercera son el control de masas. Tener información en tiempo real, cuantitativa y cualitativa de las reacciones, tendencias y movimientos de grandes grupos sociales es mucho poder. Pero también es mucho dinero, esta sería la tercera. La fusión represiva-económica (público-privado) hace que la herramienta sirva a ambos. Tendencias del consumo, gustos, aficiones…
Esta tecnología se lleva aplicando una década en Irak por ejemplo, haciendo mucho daño a la resistencia. Esto es lo que cuenta Jeremy Scahill, un joven periodista que se ha centrado en investigar la política exterior de EEUU, y su «guerra contra el terror». Ha escrito dos libros (bájatelos: Black Water y Dirty Wars), además de un documental sobre este último. El documental es excelente aunque aún no se puede encontrar en la red.
Contaba Nestor Kischner en una entrevista que le hizo Oliver Stone, que en una reunión con Bush este le dijo que lo que Latinoamérica necesitaba para reactivar su economía eran guerras. Que así lo llevaba haciendo EEUU durante décadas. La verdad es que prefiero la honestidad del texano antes que la hipocresía del de Chicago.
Y es cierto, la máquina imperial necesita de una guerra continua. De nuevo, Orwell no podría creer que su libro se hiciera tan realidad. Antiguos amigos son nuevos enemigos y viceversa, y la «historia» muta continuamente. Jeremy cuenta en Dirty Wars cómo el gobierno estadounidense ha ido creando en las últimas dos décadas un aparato paramilitar más secreto, poderoso, y autónomo que la CIA. Si bien esta sigue funcionando como estructura paramilitar (además de inteligencia), una nueva «agencia», llamada ahora JSOC, actúa en cualquier parte del planeta y lo hace en cuestión de horas-días. Tiene su propio presupuesto, inteligencia y lo más importante, sólo responde a dos personas: el Presidente y el Vicepresidente. No existe ningún control por parte del Congreso, ni el sistema judicial, ni el Pentágono.
Obama, cada martes (Black Tuesday) firma las ejecuciones de la semana. Un drone de la CIA, o una unidad especial de la JSOC, se despliega y secuestra o ejecuta al sospechoso. Da igual la nacionalidad, la edad o el país en el que se encuentre. Hasta el momento 4 estadounidenses han sido ejecutados mediante bombardeos selectivos, uno de ellos un chaval de 16 años, Abdulrahman al -Awlaki. Este muchacho se escapó de casa de sus abuelos para buscar a su padre, escondido, para descubrir que un misil lo había desintegrado. Se fue a casa de sus primos, y en una cafetería, un zumbido fue lo último que escuchó antes de ser despedazado como su padre. Su cuerpo fue identificado por un mechón de pelo largo, rebelde, pegado a un trozo de cráneo.
Clinton fue quién empezó con lo que llaman eufemísticamente «rendición extraordinaria», secuestros y entregas a terceros países donde serán interrogados y torturados, Desde entonces, EEUU ha creado una gigantesca estructura militar que ha operado ya en más de 100 países, ultrasecreta, y lo más importante, sin ningún tipo de control democrático. Si es que podemos utilizar a estas alturas de la película esa palabra, democracia.
Y sí, es como una distopia. El otro día leía estupefacto cómo utilizaron a un niño de 8 años, que había sido «acogido» por un supuesto líder de al Qaeda, para que le colocara microchips para así poder localizarlo y ejecutarlo con un drone.
Estados Unidos ha cancelado su Constitución. No existe un Estado de Derecho, ni el derecho al debido proceso. El Presidente tiene la potestad, legal y técnica, de ejecutar a cualquier persona, de cualquier nacionalidad, en cualquier parte del mundo, sin ningún control, en secreto.
Voy a ser esquemático en mis conclusiones:
- Existe una aceptación social en EEUU a todo esto que asusta.
- No creo que tengamos que centrarnos en la cuestión del derecho a la privacidad, sino a la función represiva y manipuladora que tiene.
- Hay que plantearse si realmente se puede luchar contra semejante monstruo o hay que volver a la tinta invisible y el boca a boca.
- Me da que el stablishment también tiene miedo y reacciona presionando a empresas de correo electrónico decentes, o deteniendo a las parejas de los periodistas.
- De hecho, ¿no será que saben que esto se les está yendo al garete y se están preparando para la reacción?
- Su capacidad tecnológica para seguir, controlar, reprimir y aniquilar cualquier forma de resistencia es brutal.