De regreso en la Isla de la Juventud, ex becarios de todas partes del llamado tercer mundo subdesarrollado se reencontraron para celebrar, juntos estudiantes y profesores, el 40 Aniversario de la Escuelas Internacionalistas. El espacio televisivo Mesa Redonda de este viernes 13 de octubre quiso recordar a aquellos 52 mil jóvenes de todas partes que […]
De regreso en la Isla de la Juventud, ex becarios de todas partes del llamado tercer mundo subdesarrollado se reencontraron para celebrar, juntos estudiantes y profesores, el 40 Aniversario de la Escuelas Internacionalistas.
El espacio televisivo Mesa Redonda de este viernes 13 de octubre quiso recordar a aquellos 52 mil jóvenes de todas partes que llegaron durante los años ´70 para contribuir a la formación y al futuro desarrollo de los pueblos de África y de América Latina. Al encuentro llegaron a contar anécdotas y a exponer lo que significó para ellos obtener su formación educativa y fortalecer en ellos el internacionalismo y la solidaridad, ideas hermosas del pensamiento de Fidel Castro.
José Prieto Cintado, director de África y Medio Oriente del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) recordó los episodios vividos por los soldados cubanos en África, el dolor y las crueldades que experimentaron aquellos pueblos.
Especificó que la batalla de Casinga fue uno de los episodios más crueles de la lucha contra el Apartheid y el ejército sudafricano. Y señaló que de no haber entrado las tropas cubanas en Casinga, hoy el grupo de namibios que forman parte de esta magnífica celebración por el 40 Aniversario de las Escuelas Internacionalistas no hubiesen podido acompañarnos.
Esta pequeña y a la vez gigantesca Isla de la Juventud hizo mucho por la preparación de los recursos humanos de aquellos países que enviaron a sus hijos a Cuba. Muchos de aquellos países no se habían independizado como Namibia, otros si lo habían logrado, pero necesitaban la preparación de profesionales que le dieran continuidad a sus procesos independentistas y de liberación que tanto costó al continente africano.
En el puerto de Nueva Gerona todo fue agitación, eran los primeros días de octubre de 1977, unos se agolpaban para mirar peligrosamente desde el borde, otros daban voces de mando y prganizaban y permanecían muy ocupado como para mirar la maniobra de soslayo del transbordador que fue al encuentro del buque Rocía, había conmoción, los informes anunciaban la llegada de los sobrevivientes de la masacre de Casinga a la Isla de la Juventud.
A la mayoría de los namibios que llegaron a Cuba hubo que atenderlos sicológicamente antes de que comenzaran a cursar los estudios porque fueron momentos terribles aquellos que vivieron aquella mañana del 4 de mayo de 1978 cuando tranquilamente estaban concentrados en una plaza para realizar un matutino y fueron sorprendidos por aviones sudafricanos que lanzaron bombas de manera discriminadas sobre aquella población indefensa de Casinga.
Describió que Casinga está rodeada por un río, con un paso obligado. Los jóvenes buscaron refugio en la parte lateral que daba hacia el río y otros hacia los montes que rodeaban el campamento. Así los encontraron las tropas cubanas, heridos y asustados.
Recordó que las tropas cubanas que defendieron Casinga tenían poco apoyo aéreo y sentenció que el que domina el aire, domina la tierra. Pero no fue suficiente para el enemigo tener la supremacía aérea. No contaron con el valor, la destreza de aquellos jóvenes que ofrendaron su vida, hubo que lamentar perdidas de compañeros.
El ICAP cada año propone opciones y convocatorias para que los estudiantes de las escuelas internacionalistas puedan visitar Cuba de una u otra forma. Lo sucedido este año fue muy específico, pero se continuarán promoviendo este tipo de convocatoria y que lleguen con tiempo suficiente a los invitados. Ellos han agradecido mucho a Cuba, pero Cuba les agradece mucho a ellos.
Los mejores profesores posibles
En el libro África en una Isla cubana, de Rafael Calve y Marién Nuñez, dice: Cada año en las escuelas secundarias, en el preuniversitario, mis compañeros y yo recordamos los hechos terribles, hacemos de víctimas y de vencedores y cantamos una triste canción I want to forget Casinga forever, pero en realidad lo hacemos para no olvidar.
Para no olvidar ha sido el regreso 40 años después a la Isla de la Juventud. La ex becaria de Namibia, Lavinia Tuyeimo Nghandi, llegó a Cuba sin saber el idioma a aprender. Cuenta que durante el viaje tenían la esperanza de llegar a Cuba Libre y fue una experiencia diferente. Se movían por indicaciones y se orientaba por la expresión de las caras y la ubicación de las manos porque no sabían ni una palabra del español, ellos solo hablaban su dialecto y un poco de inglés.
Agradeció a los profesores y amigos que les recibieron porque nunca se pusieron bravos por todo lo equivocado que hicieron cuando le indicaban una cosa y ella hacía otra porque no entendía, fueron muy buenos los profesores aquellos que les enseñaron bien con los ejemplos, fueron los mejores profesores posibles.
Sobre las costumbres alimenticias refirió que ellos cometían muchos disparates iniciales al comer, porque no comían con cucharas, ni bandejas. En Namibia servían la comida en lo que tuvieran y comían con la mano. En Cuba aprendieron a sentarse en la mesa, usar la cuchara, el cuchillo.
Estuvo en Cuba desde 1978 hasta 1987. Llegó con 15 años a conocer Cuba por primera vez y en la actualidad se considera cubana y a Cuba como su propia Patria. En esos nueve años lo que más aprendió fue del amor, dar valor a un ser humano, amarse entre uno y otro y a compartir lo poco que teníamos entre uno y otro. Agregó que no acostumbraban en Namibia a dar abrazos y en Cuba aprendieron a abrazar, a besar, a expresar cariño, cosas que llevaron a su país. Los namibios que estudiaron en Cuba se saludan con amor de manera diferente a otros namibios que estudiaron en otras partes del mundo. En el periodo que estuvo en Cuba solo salió de vacaciones a conocer el país porque a Namibia no podía volver.
En Cuba alcanzó el duodécimo grado y después se marchó a la Alemania socialista a estudiar medicina, donde estuvo solo un año debido a la caída del campo socialista, periodo que aprovechó para aprender el alemán.
Y con aflicción declaró que en realidad desea quedarse más tiempo en Cuba y en la Isla de la Juventud, su segundo país.
Los cubanitos de Ghana
Proveniente de Ghana, el ex becario George Slorm Quarcoe, actual especialista en fecundación in vitro, un hombre que hace posible que las mujeres con dificultad para tener hijos, los puedan tener. Reconoció que su historia no fue tan terrible como la de Namibia.
Llegó a Cuba después de enfrentarse a algunas pruebas en su país a terminar sus estudios. A los 11 años fue seleccionado y llega sin saber ni una palabra en español a La Habana. Fue un choque porque no conocían la comida, ni las costumbres. Alegó que ellos venían acostumbrados a comer con mucho picante, pero con el tiempo se acostumbraron y todavía visita un restaurante de comida cubana en Ghana.
Agradeció al Comandante en Jefe Fidel Castro por sus sueños que al hacerlos realidad les dio la posibilidad a los estudiantes de las escuelas internacionalistas tener una formación, la cual les enseñó el valor de la amistad, a valorar el esfuerzo de otra gente en beneficio del de uno mismo. Aquella posibilidad les enseñó la voluntad por trabajar.
Señaló que en la actualidad se nota con marcada diferencia el graduado cubano de los demás porque en aquellos que vinieron a Cuba se les ve la buena voluntad, mientras en los demás no se nota lo mismo. Entre los que estudiaron en Cuba se auto nombran cubanitos.
Mencionó que cuando visitaron sus escuelas en la Isla de la Juventud sintió una emoción inexplicable. Consideró que si Fidel estuviera allí con ellos este encuentro por el 40 aniversario de las escuelas internacionalistas hubiera sido impecable. No llegó a hablar con él, pero lo vio en más de una ocasión y reveló que fue como si le hablara a él, al igual que en la actualidad que, aunque no está se siente su presencia.
Refirió que le gustaría que continuara el sistema de escuelas porque para él el sistema educativo cubano les enseñó a valorar el esfuerzo ajeno, el valor de la amistad, a respetar y vivir junto con personas de todas partes y de otras culturas. Sentenció que la Isla llegó a ser un pequeño planeta, una comunidad en la que todos eran iguales, todos se hicieron una familia. El programa cubano les liberó del analfabetismo, y citó al héroe nacional cubano cuando dijo ser cultos para ser libres.
Sentenció que todos los estudiantes de estas escuelas internacionalistas tienen a Cuba como su segunda Patria. Así que en cualquier momento volverá.
Ha sido un sueño cumplido regresar
La ex becaria nicaragüense Tamara Corpeño Olivas, apenas una niña cuando llegó a la Isla de la Juventud como parte del grupo de jóvenes enviados por la Revolución Sandinista. Contó que fue una experiencia maravillosa venir de varias partes de Nicaragua, un país que acababa de salir de una guerra. Recordó que lo primero que extrañó fue el Gallo pinto, un plato de frijoles parecido al congrí.
Aprendió a disfrutar de las danzas africanas. Incluso hasta se lograron matrimonios entre africanos y nicaragüenses. Compartieron bastantes cosas. Desde que salieron de la Isla de la Juventud trataron de no dejar de relacionarse. Intentan crear sitios compartidos en internet y de mantenerse comunicados. Y anunció que ellos se encuentran con frecuencia lo que significa para ellos una diversión. Algunos han tenido cambios por la edad, y para reconocerse entre ellos ponen fotos de aquel momento y de ahora, y reveló que en ocasiones ni uno mismo se reconoce.
Sentenció que ha sido un sueño cumplido regresar. La celebración de este 40 aniversario fue la oportunidad de volver, de conocer el estado de sus escuelas. La de ella específicamente sirve en la actualidad de vivienda a afectados por los huracanes.
Cuando llegaron a Cuba aprendieron a trabajar en el campo porque su sistema no comprende la combinación de la educación con el trabajo. No tenían el hábito de guataquear o de agarrar un machete.
Contó que lo más difícil fue el álgebra. Ella tenía apenas 14 años cuando comenzó a adaptarse al sistema educativo cubano. Sentía que no podía con aquello y una vez salió corriendo y llorando para su cuarto. Su joven alta y muy linda profesora Maira, le tocó el hombro y le pidió que regresara al aula, que no llorara, que ella iba a aprender el álgebra. Al final hasta se enamoró de la matemática. Gracias a ello puede ayudar a su hija adolescente y se acuerda con mucho agrado de su profesora de matemática.