Foto: Fotograma del vídeo «Fabricado en EEUU: trabajo infantil y tabaco». HUMAN RIGHTS WATCH Algunas informaciones recientes, por supuesto no difundidas en los grandes medios, nos han venido a recordar la situación de la infancia en Estados Unidos. Una de ellas se refiere a unas investigaciones del periódico The New York Times y de la […]
Foto: Fotograma del vídeo «Fabricado en EEUU: trabajo infantil y tabaco». HUMAN RIGHTS WATCH
Algunas informaciones recientes, por supuesto no difundidas en los grandes medios, nos han venido a recordar la situación de la infancia en Estados Unidos. Una de ellas se refiere a unas investigaciones del periódico The New York Times y de la organización Human Rights Watch que revelan que cientos, si no miles, de menores están trabajando en plantaciones de tabaco de Estados Unidos. Paradójicamente, mientras, como es lógico, los niños estadounidenses tienen prohibido fumar por razones de salud, están sufriendo intoxicaciones por nicotina, con vómitos, mareos o ritmos cardíacos irregulares, por trabajar hasta doce horas al día recolectando el tabaco. Según el informe, los menores además de ser especialmente vulnerables a los pesticidas tóxicos, con la simple manipulación de hojas de tabaco húmedas, los trabajadores pueden absorber tanta nicotina como si estuvieran fumando.
El periodista Steven Greenhouse, que investigó el asunto y publicó el reportaje bajo el título «Sólo 13 años, y trabajando en peligrosos turnos de 12 horas en los campos de tabaco»1 fue entrevistado por la periodista Amy Goodman para la cadena Democracy Now!2. Según señala, se sorprendió de encontrar niños con jornadas laborales de sesenta horas semanales con un calor agobiante. Conforme a la ley estadounidense, las plantaciones de tabaco pueden contratar trabajadores de hasta doce años de edad por una cantidad ilimitada de horas, siempre que con no haya conflicto con la asistencia a la escuela.
Y no es este el único ejemplo del trato que sufren los menores en Estados Unidos. La periodista y escritora Jennifer Gonnerman, revela la increíble historia de Kalief Browder en la revista The New Yorker3. Browder, un estudiante de dieciséis años de edad del condado de Bronx, terminó pasando tres años en la cárcel de Rikers de la ciudad de Nueva York acusado del robo de una mochila. El menor nunca se declaró culpable y nunca fue condenado, mantuvo su inocencia y solicitó un juicio, pero sólo le ofrecieron acuerdos de culpabilidad mientras que el juicio fue demorado en reiteradas ocasiones. Poco antes de salir de la cárcel, el juez le ofreció condenarlo al tiempo que ya había estado en la cárcel si aceptaba declararse culpable y le advirtió que podía pasar quince años en la cárcel si lo condenaban. Pero aún así, Browder rehusó aceptar el acuerdo y tuvo que ser liberado al ser el caso desestimado. Mientras estuvo en la cárcel pasó casi ochocientos días aislado, práctica que en la actualidad el Departamento Correccional de Nueva York prohíbe cuando se trata de menores.
Para comprender este trato a los menores es importante saber que Estados Unidos es uno de los tres países del mundo que no ha ratificado la Convención de los Derechos del Niño de la ONU, los otros dos son Somalia y Sudán del Sur. Este tratado fue adoptado por Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y reconoce los derechos humanos de los niños y las niñas, definidos como personas menores de 18 años. La Convención establece en forma de ley internacional que los Estados Partes deben asegurar que todos los niños y niñas -sin ningún tipo de discriminación- se beneficien de una serie de medidas especiales de protección y asistencia; tengan acceso a servicios como la educación y la atención de la salud; puedan desarrollar plenamente sus personalidades, habilidades y talentos; crezcan en un ambiente de felicidad, amor y comprensión; y reciban información sobre la manera en que pueden alcanzar sus derechos y participar en el proceso de una forma accesible y activa.4
Más de 190 países forman parte de la convención y aunque Estados Unidos la firmó en 1995, nunca la envió al Senado para ser ratificada. Eso quiere decir que si bien respalda los derechos descritos en el documento, no está comprometido legalmente a acatarlos. De ahí que en Estados Unidos sea también legal la cadena perpetua sin libertad condicional para menores, algo expresamente prohibido por la Convención.
Una triste situación de un país que, como recuerda Jo Becker, quien trabaja en la división de derechos infantiles de la organización Human Rights Watch, ya tardó 40 años en ratificar la convención que prohíbe el genocidio.5
1 Greenhouse, Steven. Just 13, and Working Risky 12-Hour Shifts in the Tobacco Fields. The New York Times, 6-9-2014 http://www.nytimes.com/2014/09/07/business/just-13-and-working-risky-12-hour-shifts-in-the-tobacco-fields.html
2 Trabajadores menores de edad soportan riesgos de salud y condiciones extremas en tabacaleras estadounidenses. Democracy Now!, 8-9-2014 http://www.democracynow.org/es/2014/9/8/big_tobaccos_child_workers_young_laborers
3 Gonnerman, Jennifer. Before the Law. A boy was accused of taking a backpack. The courts took the next three years of his life. The New Yorker, 6-10-2014
http://pascualserrano.net/es/noticias/ninos-estadounidenses-inocentes-en-prision-y-en-jornadas-de-sesenta-horas-semanales/