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El lenguaje de EE.UU. y la derecha internacional para confundir a los pueblos

Fuentes: Rebelión

Me detuve por estos días a observar con atención el lenguaje y algunas frases hechas empleadas por Estados Unidos y la derecha internacional, reiteradas a su vez por los «grandes» medios de prensa internacionales, para manipular y confundir a los pueblos, y atacar a los gobiernos progresistas. Seleccioné algunas expresiones y palabras de las tantas […]

Me detuve por estos días a observar con atención el lenguaje y algunas frases hechas empleadas por Estados Unidos y la derecha internacional, reiteradas a su vez por los «grandes» medios de prensa internacionales, para manipular y confundir a los pueblos, y atacar a los gobiernos progresistas.

Seleccioné algunas expresiones y palabras de las tantas que Washington utiliza y que sus principales tentáculos, los sectores conservadores y los emporios mediáticos repiten como cotorras, para engañar a millones de personas en el mundo con el propósito de mantener su decadente poderío universal.

Las más redundantes están relacionadas con el terrorismo, las guerras y la subversión que promueve el Pentágono con la intención de justificar su accionar beligerante contra aquellas naciones que considera sus «adversarias», o que pretende desestabilizar en beneficio de sus intereses económicos y geopolíticos.

Tal es el caso de a quienes llama «opositores a regímenes dictatoriales» como remarcan de Siria actualmente, y que no son otra cosa que terroristas o mercenarios entrenados y financiados por las administraciones norteamericanas, como son los integrantes del Estados Islámico (EI).

A los mercenarios los han acuñado además con el sustantivo «disidentes», y a los empleados de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de otros servicios especiales estadounidenses les nominan «contratistas», quienes, por cierto, lo mismo están preparados para asesinar, espiar o perturbar el orden de un país.

Un engendro de la CIA que tiene como única misión la subversión, y que trabaja activamente en América Latina, le nombraron hace mucho tiempo Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), que al progreso aporta bien poco, y sí mucho al retroceso.

En la «lucha contra el terrorismo» que proclama Washington desde los ataques a las Torres Gemelas de Nueva York, en realidad enmascara cualquiera de sus agresiones militares contra otras naciones, y se incluye otra famosa frase, la de «daños colaterales», que utiliza para justificar ataques y crímenes a poblaciones civiles.

Por supuesto que cuando el Pentágono habla de «defender los Derechos Humanos» en algún país, ya ello es prácticamente una amenaza de guerra, o la imposición de eventuales sanciones económicas y políticas.

El hasta ahora «Fiscal del mundo» califica de «democráticos» a los gobiernos neoliberales de derecha, o aquellos que cumplen sus designios al pie de la letra, y son «presidentes o candidatos demócratas» los implicados en hechos de corrupción, narcotráfico, paramilitarismo, y los que reprimen a sus pueblos.

Por el contrario, Washington considera «dictaduras» a los gobiernos que materializan programas sociales en beneficio de sus pobladores, no venden las riquezas de su país al mejor postor y sí las redistribuyen entre los más desposeídos, ni tampoco aceptan las injerencias extranjeras en sus asuntos internos.

Claro que en el vocabulario de Estados Unidos para engañar y denigrar, los mandatarios que defienden la soberanía y la independencia de sus naciones son los «dictadores», y no los Augusto Pinochet, de Chile, o Jorge Rafael Videla, de Argentina, entre otros, que siempre contaron con el respaldo incondicional del Pentágono.

Para la Casa Blanca son «presos políticos inocentes» quienes cometieron hechos violentos, actos terroristas o asesinatos, como los cabecillas de las «guarimbas» en Venezuela, y no los cientos de musulmanes que sin ser juzgados son aun torturados en las cárceles secretas de la CIA en Europa, y en la prisión de la ilegal base militar de Guantánamo, en territorio usurpado a Cuba.

Los clones venezolanos del terrorista Luis Posada Carrilles, responsable del derribo con bomba en 1976 de un avión de Cubana de Aviación en Barbados que costó la vida a 73 personas, deben estar libres en Miami o en cualquier ciudad del mundo porque son «luchadores por la democracia».

Valdría la pena hacer un estudio profundo del lenguaje y las frases hechas, creadas por Estados Unidos y sus gregarios para mentir a la humanidad, y de hecho desenmascararlos definitivamente en momentos en que nuestro planeta tierra vive ante una de sus peores amenazas: su extinción a causa de una eventual tercera deflagración mundial de grandes proporciones.