«La lucha por la dignidad y la libertad de los pueblos es una historia sin fin» – Andrés Manuel López Obrador Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos (EE.UU.) se destacan por ser gente que, a pesar de sufrir todo tipo de vituperios, constantemente levantan la voz para defender su dignidad. Los inmigrantes en EE.UU. marchan, […]
«La lucha por la dignidad y la libertad de los pueblos es una historia sin fin»
– Andrés Manuel López Obrador
Los inmigrantes latinoamericanos en Estados Unidos (EE.UU.) se destacan por ser gente que, a pesar de sufrir todo tipo de vituperios, constantemente levantan la voz para defender su dignidad. Los inmigrantes en EE.UU. marchan, protestan y se organizan día a día. Los inmigrantes en EE.UU. no están dispuestos a perder la esperanza, y tienen confianza de que más temprano que tarde se desharán de las cadenas, del odio, del racismo y de la opresión.
A los inmigrantes en EE.UU. les toca ser indocumentados en su propia tierra, tierra robada; les toca exigir que la ley garantice un trato igual a un inmigrante que a un ciudadano; les toca exigir la legalización de 11 millones de mal llamados «inmigrantes ilegales»; les toca crear santuarios en congregaciones y en ciudades enteras; les toca apoyar a los jóvenes soñadores (#Dreamers) para que, a pesar de todo obstáculo, vayan a la universidad y puedan encontrar un camino para la legalización; les toca oponerse a la militarización de la frontera; les toca reportar los abusos que se cometen en los lugares de trabajo; les toca exigir aumento al salario mínimo; les toca dejar en claro a la sociedad estadounidense de que todas las personas cuentan con derechos humanos y que ningún ser humano es ilegal; les toca oponerse a la colaboración de policías locales con la migra; les toca explicarle al norteamericano de que no son «hispanos» ni son «latinos», sino que son mexicanos, que son americanos, que son latinoamericanos; les toca aguantar las redadas nocturnas de la migra; les toca resistir leyes injustas; les toca ser víctimas de crímenes anti inmigrantes; les toca aguantar explotación por parte de los patrones; les toca aguantar calumnias, insultos, humillaciones, discriminación, deshumanización…
Por su parte, México, con sus gobiernos corruptos y sus líderes apátridas, observa calladamente como lo humillan y en su cara le construyen otro muro, cuando quien debiera de construir un muro es México, para evitar que EE.UU. siga sacando provecho de la mano de obra barata, para evitar que EE.UU. siga saqueando sus abundantes recursos naturales, para evitar que EE.UU. siga desestabilizando a México.
En el futuro inmediato, México deberá voltear a ver hacia el sur, recuperar a sus paisanos del norte y ponerle un alto a la arrogancia yanqui.
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