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Entrevista a Ion Arretxe, autor de “Intxaurrondo, la sombra del nogal” (In Memoriam)

«El Estado debería reconocer que ha habido torturas sistemáticas en el País Vasco»

Fuentes: Radicales libres

Ion Arretxe, nació en Rentería-Orereta en1964. Murió en Madrid en 2017. Fue ilustrador, escritor, dibujante, escenógrafo y, sobre todo, buena persona. Colaboró con diarios como Egin y con cómic como El Vívora, Ipurbltz, TMO, Aizu!, El Jueves o Punto y Hora. Además trabajó como director de arte en películas de cine y televisión, entre las […]

Ion Arretxe, nació en Rentería-Orereta en1964. Murió en Madrid en 2017. Fue ilustrador, escritor, dibujante, escenógrafo y, sobre todo, buena persona. Colaboró con diarios como Egin y con cómic como El Vívora, Ipurbltz, TMO, Aizu!, El Jueves o Punto y Hora. Además trabajó como director de arte en películas de cine y televisión, entre las que destacan Todo es mentira, Éxtasis, La vida de nadie, Rincones del paraíso, Pídele cuentas al rey, Entre lobos y Summertime entre otras. También escribió obras de teatro, guiones de cine (Cuando todo esté en orden) y dirigió cortometrajes (La guitarra invisible, El esqueleto de Benjamín…).

Radicales Libres entrevistó a Ion Arretxe con motivo de la edición de su segunda novela titulada Intxaurrondo, la sombra del nogal, una novela aparecida en 2015 en la que Arretxe relata en primera persona una cruel y real historia vital: su detención, por parte de la Guardia Civil en 1985, cuando tenía 21 años. Le acusaron de pertenecer a ETA y le aplicaron la Ley Antiterrorista, que permitía mantener incomunicadas y privadas de sus derechos constitucionales a las personas durante diez días, período en el que es torturado con brutalidad hasta que comprueban que no pertenece a ETA y le sueltan sin cargos. Su detención corrió paralela a la de Miquel Zabalza. Arrtxe sobrevivió para contarlo. Zabalza no.

Arretxe nos hizo un relato pormenorizado y escalofriante de todo lo sucedido durante su detención, un relato que hiela la sangre y que permite al lector meterse en su piel de detenido y palpar una crueldad que nunca debería experimentar ningún ser humano.

La literatura tiene el poder de conjurar los fantasmas y Arretxe consiguió exponer los suyos a la luz de las palabras treinta años después, en un ejercicio necesario de memoria.

Ion nos relató de viva voz algunos de los momentos terribles que vivió durante esos diez días de noviembre de 1985. Cuando teníamos preparada la publicación de la entrevista Ion se nos fue, no sabíamos que hacer. Consultamos a sus familiares más cercanos y nos animaron a su publicación. Un fuerte abrazo Ion.

Radicales: Ion, ¿quién eras tú en 1985, a qué te dedicabas?

Ion Arretxe: Tenía 21 años y era estudiante de Bellas Artes. Cogía todos los días un autobús en Rentería para ir a la facultad, tardaba como una hora, lo cogía por la mañana y volví por la tarde. Además colaboraba con un grupo de teatro haciendo la escenografía y también dibujaba. Hacía carteles para los grupos de amnistía y para los grupos del entorno de la izquierda aberzale de allí de Rentería.

Radicales: ¿Qué sucedió? ¿Cómo un chico de 21 años es detenido de noche en su casa?

Ion Arretxe: Lo que ha quedado en el registro de la Guardia Civil como motivo de mi detención es que yo era un joven que participaba en manifestaciones y también me quedaba hasta el final manteniendo las barricadas. Me habían detenido ya una vez en una manifestación. Iba a las manifestaciones a cara descubierta.

Durante una temporada me dejé ver menos, porque tenía que preparar trabajos para la facultad. Al parecer, la policía pensó que lo que había sucedido es que yo había pasado a formar parte de un comando y por eso estaba alejado de la luz pública y había dejado de ir a las manifestaciones. Cuando haces las cosas no pasa nada y cuando dejas de hacerlas te conviertes en malo. Fue una detención preventiva, sospecharon que si no me veían es porque estaba haciendo cosas malas.

Radicales: ¿A ti te detuvieron a la vez que a Miquel Zabalza, hace ya 30 años?

Ion Arretxe: Sí nos detuvieron esa noche a los dos. Justo esa noche ETA mató a dos miembros de la Armada y a nosotros nos acusaron de pertenecer al comando que lo hizo. Nos detuvieron a Mikel Zabalza, a su novia Idoia y a mí. Nos sacaron a cada uno de su casa. También a un primo de Mikel, que estaba casualmente en casa con él. En total nos detienen a cuatro personas, acusadas de pertenecer a ese comando de ETA.

Radicales:¿Qué pasó cuando te sacaron de casa? ¿Dónde te llevaron?

Ion Arretxe: Fue muy duro. Me sacaron de casa, me colocaron una capucha y me metieron en un Nissan Patrol. Una vez dentro, me comenzaron a pegar, a dar golpes y puñetazos dentro del vehículo sin parar. Me sentía como si hubiera cruzado las puertas del infierno. Recuerdo golpes, gritos, insultos…Después de un viaje largo en el que pasamos por varias poblaciones -me hacían agachar la cabeza para evitar que alguien me viera- me cambiaron de vehículo y por el traqueteo del coche me di cuenta de que íbamos por una pista de monte … fui consciente de que no íbamos a Intxaurrondo, porque el cuartel quedaba a un cuarto de hora de la casa de mis padres y el viaje se prolongaba.

En un momento determinado, el coche se paró y me hicieron bajar. Era de noche, ellos iban con linternas y dejaron las luces del coche encendidas. Me colocaron una especie de camisa de fuerza, que me inmovilizaba, y me metieron en un saco como si fuera una momia. Yo seguía encapuchado. Me tiraron al suelo y me arrastraron hacia el río, en un remanso de agua me empezaron a interrogar y a provocarme ahogamientos para que hablara. La cabeza me pegaba contra el fondo…yo solo gritaba y gritaba, me hacían aguadillas continuamente… quería morirme. Parecía que la única forma de librarme de las torturas era morirme. Hubo un momento que pensé que me había ahogado… entré en una placidez suave…me desmayé varias veces, me rehabilitaban y me volvían a torturar, ellos me miraban las uñas para ver cuando podían seguir y hasta dónde aguantaba yo…Era 26 de noviembre en medio del monte, yo era como un pelele…Ellos se asustaron, pensaron que me podían matar sin querer, y es que morir en esas condiciones era muy fácil.

Cuando ya me llevaron a Intxaurrondo iba cogido entre dos policías, con los pies a arrastrando, con los pantalones y los calzoncillos totalmente embarrados (de hecho me meé encima) estaba hecho un guiñapo. Tuvieron que ponerme calefactores a ver si entraba en calor y me recuperaba. Ellos pensaron que me moría, tardaron en reanimarme bastante…se asustaron…

Intxaurrondo es un cuartel muy grande rodeado por una valla alta, es casi como una ciudad, con helipuerto, escuela, bar, economato, edificios de ladrillo rojo, está protegido por una muralla, en lo alto de un monte. En euskera, Intxaurrondo significa «nogal». Titulé así el libro porque en Euskal Herria se dice que si te quedas dormido a la sombra de un nogal no sobrevives.

Radicales: ¿Cuánto tiempo te tuvieron en Intxaurrondo?

Ion Arretxe: Diez días. Era lo que permitía la Ley Antiterrorista. Si lo piensas es tremendo: la ley de un Estado democrático permitía tener personas detenidas e incomunicadas, sin abogados y privadas de defensa ni derechos durante diez días…ni médicos forenses, ni contacto con familiares, ni nada…Era una Ley hecha para poder torturar sin trabas….

Radicales. En tu relato en el libro cuentas que una vez te llevaron al cuartel de Intxaurrondo continuaron las torturas, ¿cómo fue la tortura allí en el cuartel, qué sucedió una vez dentro?

Ion Arretxe: En Intxaurrondo nunca estuve en un calabozo, para mi sorpresa yo estuve en un piso todo el tiempo, algo que no me esperaba…era un piso preparado para interrogatorios, estuve muchas horas en una estancia que sería la cocina, pero que no tenía nada, solo azulejos y tomas de agua…el piso tenía cuatro sillas, era un lugar muy desangelado…Yo oía a los niños cuando iban y venían del colegio, también oía la televisión de los vecinos, eso me permitía saber más o menos la hora del día que era. Allí me torturaban principalmente con una bolsa de plástico que me colocaban alrededor de la cabeza para impedirme respirar…también utilizaron la bañera, la llenaban de agua, me precintaban e inmovilizaban con cinta de embalar y me hacían ahogamientos, como me hicieron en el río. Además me tuvieron tres días in dormir. Con la tortura se pretende quebrar a la persona totalmente.

Radicales: En el libro cuentas que a veces paraban las torturas para irse a cenar…

Ion Arretxe: Sí ellos hacían turnos, iban y venían a cenar…Cuando digo ellos hay que tener en cuenta que «ellos» eran los mismos que ya habían detenido, torturado y enterrado en cal viva a Lasa y Zabala, eran los mismos. Yo con 21 años estuve en el monte con los mismos que habían torturado y enterrado en cal viva a Lasa y Zabala …fíjate con qué angelitos estuve yo encerrado en Intxaurrondo…tipos que parecían normales y eran auténticos sádicos torturadores…Te estaban pegando y de repente se iba uno y te decía -«voy a ayudar a mi mujer, que no le arranca el coche»-, y volvía al rato y te preguntaba -«¿tú sabes algo de anticongelante de coches?»-…Alucinante, luego se habla de la tortura psicológica…consiguen que te conviertas en un pelele…hacen de ti un guiñapo, un desastre humano, te tienen en sus manos.

Radicales: ¿Cuándo se dan cuenta de que no perteneces a ETA?

Ion Arretxe: Sí, de eso se dieron cuenta en seguida. La tortura persigue ese fin, sacar información lo más rápido posible y a mi me sacaron de la cama y me metieron en el río para ahogarme en pleno mes de noviembre, eso fue lo más duro que me hicieron. Ahí ya se dieron cuenta, porque casi me matan, eso es durísimo, es difícil transmitir esa violencia. Allí me preguntaron por las armas y por los demás miembros del comando….y siguieron y siguieron…y claro nada, y luego en Intxaurrondo siguieron insistiendo. Hubo una cosa curiosa, me colocaron una pistola en la mano para ver cómo reaccionaba yo, y era básicamente para ver si sabía coger un arma. Era una prueba. Cuando una persona coge un arma se sabe, por la manera de empuñarla, si esa persona sabe o no usar un arma…Yo no había hecho la mili, era objetor de conciencia e insumiso, con lo cual nunca había cogido una pistola ni arma alguna. Con esa acción confirmaron lo que ya sabían de sobra, que yo no pertenecía a ningún comando de ETA.

Luego me trasladaron a Madrid, porque me tenían que soltar. En Madrid me ofrecieron dinero, contante y sonante, me ofrecieron 3 millones de pesetas inmediatamente, si no les denunciaba…y como les dije que no, me amenazaron con matarme, no inmediatamente, pero mediante un atropello o un acto fortuito…también me amenazaron con llenar Rentería de octavillas llamándome chivato.

Radicales: ¿Conociste al general Galindo en Intxaurrondo?

Ion Arretxe: Sí, le conocí el primer día de Intxaurrondo. Después de que me reanimaron, con inyecciones y con calor, me tenían completamente desnudo y con un capirote de papel puesto en la cabeza. Me hicieron ponerme de pie y me quitó el cucurucho el propio Galindo. Me preguntó: ¿tú sabes quién soy yo? -Usted es Galindo-, le contesté; y el volvió a preguntar: ¿qué pasa, los de tu comando me seguís? Y yo le dije: «No, yo le conozco a usted de verle en la prensa y en la televisión…», él entonces me cogió por los testículos, me los apretó con fuerza y me dijo: «Ya puedes comenzar a hablar, como no hables te los retuerzo hasta arrancártelos…».

Un día me trasladaron de un edificio a otro para hacerme unas fotos, y me sucedió una cosa terrible: un guardia me llevaba con una capucha en la cabeza para que no se me viera la cara. Cuando íbamos caminando de repente se oyó a un grupo de niños. El policía los llamó y les dijo: «Mirar aquí llevo un etarra de los que quieren matar a vuestros padres. Venir, venir, acercaros…»…entonces los niños vinieron y me empezaron a insultar y a dar patadas y a escupir con furia… Yo veía sus piernas por debajo de la capucha y como me pegaban…Fue espantoso.

Radicales: También relatas en el libro que cuando te llevaron a Madrid pasados los diez días de aislamiento, y te liberaron sin ningún cargo todavía no había aparecido el cadáver de Miquel Zabalza…

Ion Arretxe: Cuando me trasladaron a Madrid no iba solo, me trasladaron con un chico y una chica en un furgón policial. A medio camino pararon en el puerto de la Brújula, antes de llegar a Brugos y los policías bajaron a tomar café. A nosotros no nos permitieron tomar café, porque decían que los clientes se asustarían de nuestras pintas. Solo nos dejaron bajar al servicio a la chica y a mí. Íbamos esposados. Yo pude bajarme la bragueta, pero ella no podía. La chica no podía bajarse los pantalones porque estaba esposada. Pidió que le quitaran las esposas y no quisieron, le bajaron ellos los pantalones y las bragas, humillándola tremendamente, porque tuvo que hacer pis delante de mí y del policía.

En Madrid también vi como la interrogaron a ella diciéndole cosas humillantes, del tipo, «te vamos a meter la porra por el culo»… «eres una gorda, nadie va a querer follar contigo», y cosas así,… A mi me aterrorizaba escucharlo, la humillaban continuamente por ser mujer, era repugnante.

Radicales: Tú sales sin cargos…

Ion Arretxe: Sí paso por la Audiencia Nacional y salgo sin cargos, pero la fiscal recurre y me llevaron unos días a Carabanchel, estuve tres días de propina en Carabanchel, pero al final la fiscal no redactó el recurso y salí a los tres días sin cargos. Allí en Carabanchel es donde me enteré de lo de Zabalza, los otros presos me preguntaron que si yo sabía algo sobre Miquel Zabalza, porque en la prensa salió que se había escapado y él no aparecía. Yo claro, no sabía nada, porque yo no conocía a Miquel Zabalza.

Radicales: Antes has comentado que la policía llegó a ofrecerte dinero, ¿puedes detallarlo más?…

Ion Arretxe: Sí en la dirección general de la guardia civil en Guzmán el Bueno, allí me hicieron un interrogatorio muy duro, con mucha tensión. Pero yo me di cuenta de que algo les había pasado. Me trajeron una psicóloga y me comenzaron a tratar mejor. Me preguntaron qué me había pasado, y qué iba a contar yo, me ofrecieron dinero para que no denunciara. Me dijeron que estaban haciendo obras en el cuartel y que podían distraer hasta tres millones de pesetas, si me callaba.

Nada más quedar en libertad denuncié todo ante el juzgado número 1 de San Sebastián, ante el Juez Francisco Ríos. La denuncia se archivó, nadie me hizo caso. Yo no podía aportar pruebas…ellos hicieron desaparecer todo, la ropa incluso…

Radicales: ¿Por qué treinta años después decides escribir un libro contando todo esto?

Ion Arretxe: Era necesario, me he visto capaz de escribirlo literariamente, he encontrado el tono treinta años después. El libro era importante contextualizarlo, contar lo que era la lucha de Euskal Herría en esa época, que era convulsa, hubo mucho movimiento juvenil, reconversión industrial, mucha actividad de ETA, fue un momentos muy vivo… también hubo mucha droga, que hizo estragos, pero era muy aceptada por la juventud. Yo formaba parte de ese contexto, el rock, la música, la época, los años ochenta.

Radicales: ¿Crees que ahora hay una especie de normalización de la situación?

Ion Arretxe: Está claro que con el cese de la lucha armada las cosas han cambiado muchísimo, se van a dar pasos en el sentido de mirarnos a la cara y ver lo que hemos hecho…Todo el dolor que nos hemos causado. Creo que es importante el reconocimiento de dese dolor…se están dando pasos importantes. En mi pueblo, en Rentería, hay un grupo de gente de EH-BILDU que están sentando a los que han sufrido la violencia de un lado y de otro para hablar y sanar las cosas.

Todo ha sido muy duro durante todos estos años. Fíjate, cuando detuvieron a Amedo me llamó la policía y me dijo que mi nombre estaba en un listado de Amedo, que me tenía en sus listas. Un ejemplo más de lo que sucedía.

Radicales: Pero a ti, ¿Alguien te ha pedido perdón?

Ion Arretxe: No, a mí nadie me ha perdido perdón. En el caso de nuestra detención está por medio el caso Zabalza. Nos interrogaron a la vez, con él se pasaron y le mataron y tuvieron que construir un relato….Zabalza es el primer desaparecido de la democracia.

Pero Felipe González nunca lo reconoció…utilizaron todo el aparato mediático para construir el relato, un relato increíble, diciendo que Zabalza se escapó, y la gente se lo creyó. La familia se puso en contacto con gente de Francia, que dijeron que allí no estaba. La respuesta popular con el tema de Zabalza fue tremenda, las manifestaciones más grandes que ha habido en Euskal Herria fueron esas…

Barrionuevo dijo que aparecería.

Revisaron el río y no encontraron nada. Al final cuando ya nadie lo buscaba lo encontró la Guardia Civil flotando en el río. Un cadáver con las esposas pero sin magulladuras, casi sin marcas, solo con marcas en la frente, como las que yo denuncié en Intxaurrondo. Me dolía mucho la frente de haberme metido la cabeza en el río y haberme dado contra las piedras.

Hoy en día, la versión que dio Luis Roldán sigue siendo la válida. Hoy en día la familia de Miquel Zabalza sigue reclamando la verdad.

Radicales: ¿Cómo se está recuperando la memoria en el País Vasco?

Ion Arretxe: Ahora que ha terminado la lucha armada, ha concluido un capítulo muy duro de nuestra historia. Se está valorando el sufrimiento que ha habido. Hay que reconocer a toda la gente que ha sufrido y que han sido torturados por el terrorismo de Estado, tienen que reconocer las torturas que se han hecho. Ha sido una práctica sistemática en Euskal Herria. La tortura se ha hecho para sacar información a los detenidos y destruir su yo e inhabilitarles para hacer cosas…La tortura como ejemplo…ha sido una práctica continua y avalada y diseñada desde las leyes, la tortura se avaló con la Ley Antiterrorista. No creo que reconozcan desde el Estado que ha habido torturas sistemáticas en el país vasco.

Creo que se debería reconocer lo que se ha hecho, también por respeto a la familia de Mikel Zabalza deberían reconocer lo que han hecho. La novia de Miquel Zabalza quedó destrozada, es una mujer de 53 años que va en silla de ruedas, nunca ha recuperado el brillo de los ojos. Ella quedó destrozada de por vida.

Fuente: http://radicaleslibres.es/estado-deberia-reconocer-ha-habido-torturas-sistematicas-pais-vasco/