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Las plataformas denuncian la existencia de 33 proyectos mineros.

La minería de feldespato amenaza a la provincia de Ávila

Fuentes: Ecologistas en acción

Las personas que habitan en el varios municipios abulenses se han organizado para luchar contra la minería de feldespato. Han creado varias plataformas ciudadanas que han sacado a la luz que son hasta 33 los proyectos mineros previstos en la provincia, en zonas de alto valor ecológico.

Hace casi un año que las vecinas y vecinos de la Sierra Ávila se enteraron, a través del Boletín Oficial de Castilla y León, del proyecto de explotación de una mina de feldespato a cielo abierto, de 50 metros de profundidad, en las inmediaciones de sus pueblos. El proyecto Leito, así bautizado, a menos de 30 kilómetros de la ciudad de Ávila, prevé ocupar 434 hectáreas (15 cuadrículas mineras) y afectaría a los municipios que rodean el Cerro Gorría (1.708 metros), Sanchorreja, Valdecasa, Narrillos del Rebollar y La Torre, situados al oeste de la provincia.

El feldespato es un componente del granito y está formado por silicatos de aluminio y potasa. Su utilidad está ligada a la obtención de cerámica, vidrio, áridos de carreteras y balasto (piedras que se emplean en las vías de ferrocarril). Su extracción al aire libre, como se proyecta en la Sierra de Ávila, tendría consecuencias muy graves para el suelo, el agua y para la salud de las personas.

Las partículas procedentes de la explotación se trasladan por el aire y, al ser inhaladas, podrían provocar cáncer de pulmón, silicosis y otras enfermedades.

La empresa Antonio y Javi S.L solicitó en 2007 el permiso de investigación de la mina. Con un capital social de 3.000 euros, su solvencia económica está puesta entredicho. Según reconoció en 2014 la propia minera en un informe: «No se han podido concluir los trabajos de investigación propuestos debido a una situación económica de falta de liquidez».

 

Y a pesar del requerimiento de la Junta de Castilla y León para que Medio Ambiente presentase el informe previo al permiso de investigación, fue la propia Junta la que autorizó a la empresa, en agosto de 2016, continuar con el expediente minero. Sobre el lugar elegido para abrir la mina, la empresa argumenta que se debe a la poca población que habita la zona y «su bajo nivel de cualificación profesional».

Graves impactos

Desde el punto de vista ambiental, la mina de feldespato se ubicaría dentro de dos espacios Red Natura 2000, en Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) y en Zona de Especial Conservación (ZEC) de Encinares de la Sierra de Ávila. Afectaría, además, a varios Hábitats de Interés Comunitario (HIC).

La mina tendrá graves consecuencias sobre áreas críticas del plan de recuperación del águila imperial y otras especies como el milano real. También para la mariposa ajedrezada rusa (especie endémica de la serranías de Ávila y Cuenca) y mamíferos como el lobo.

La explotación también tendrá impacto en zonas del patrimonio regional, como la Cañada Real Leonesa Occidental que se vería interrumpida debido a la mina.

Para Vicente García, investigador y divulgador ambiental, conocedor del territorio y autor del libro Sierra de Ávila, Guía de Recursos: «Si se lleva a cabo la mina la riqueza natural de la zona puede perderse para siempre». García también argumenta que «este lugar es muy sensible porque regula diferentes cuencas hídricas donde nacen varios ríos y manantiales que abastecen de agua a los pueblos de la zona».

Según este investigador en la Sierra de Ávila existen formaciones geomorfológicas como lanchales y berrocales «de los más espectaculares de la provincia, que se verían afectados, por no hablar de la riqueza biogeográfica que atesora con especies de robles y encinas centenarias que también sufrirían los efectos de la mina».

Un estudio deficiente

Sin embargo, el Estudio de Impacto Ambiental presentado por la empresa no dice nada de todos los valores ambientales, culturales y socioeconómicos de este entorno. No contiene un inventario que evalúe el clima, la fauna y sus hábitats. Tampoco de los vestigios arqueológicos de esta zona: castros (poblados fortificado celtas) y verracos de piedra. Ni menciona los usos pecuarios, la población o las actividades económicas. Se vulnera así la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de evaluación ambiental. «Son precisamente la ganadería y la marca de calidad Carne de Ávila y la apicultura, que la Diputación de Ávila elogia en su web, los que sufrirían las consecuencias de la mina» señala José Martín, alcalde del municipio abulense de Cillán.

 

La contaminación del agua también preocupa. La explotación y las zonas de acceso que se abrirían van a afectar a los cursos de agua. El Estudio de Impacto Ambiental no evalúa la totalidad de la concesión minera. Debería incluir todas las cuadrículas mineras.

Por su parte, la Confederación Hidrográfica del Duero no lo ve claro. La explotación y las zonas de acceso que se abrirían van a afectar a los cursos de agua. En noviembre pasado señaló la incompatibilidad de la mina al prever la ocupación y afección del Arroyo Pinarejos mediante un camino de acceso a la zona de extracción de material. Además, no existen garantías del que las aguas subterráneas no se vean afectadas.

Sobre el agua necesaria para la mina de feldespato el proyecto contempla la construcción de dos balsas para recoger las aguas de lluvia que bajan desde la sierra. Pero la Confederación Hidrográfica del Duero asegura que «no consta inscrito en el registro de aguas ningún aprovechamiento a favor del promotor de la explotación con destino a los usos propuestos».

El estudio tampoco tiene en cuenta el tránsito de camiones, el equivalente a unos 35.000 vehículos al año en la zona. Este constante paso de vehículos supondrá un grave riesgo de accidentes para peatones y ciclistas por la estrechez del firme y la irregularidad de las carreteras, cuya mejora y ensanche tendría un coste de unos 800.000 euros, según ha reconocido la propia Diputación de Ávila.

Falta información sobre diversas cuestiones y por ello la Junta de Castilla y León requirió a la empresa minera para que aportase más documentación. Ahora la empresa ha entrega- do nueva información no incluida en el Estudio de Impacto Ambiental, como la construcción de una nave y la escombrera de la mina.

A falta de previsión sobre los puestos de trabajo, el estudio dice que no disponen de datos potenciales de empleo, se apunta que «subcontratarán diferentes actividades». De esta forma «no se va a crear empleo en la zona. Se va a destruir el empleo que ya existe, vinculado a la población residente» señala Carlos Tomás Rodrí- guez, responsable de Medio Ambiente de Comisiones Obreras de Ávila.

Respuesta ciudadana

Contra la mina se han organizado las personas que habitan los municipios afectados y otras vinculadas a la zona y han constituido la plataforma ciudadana No a la Mina en la Sierra de Ávila. El arraigo a la tierra y la necesidad de defender el territorio, sus valores naturales y culturales han puesto en marcha la movilización ciudadana. «Es uno de los movimientos sociales más activo en la provincia de Ávila en los últimos años», afirman Sara de la Paz y Juan Carlos Soto portavoces de No a la mina en la Sierra de Ávila. La actividad de la plataforma ha hecho que hayan reunido 120.000 firmas en change.org. Además, «hemos presentado más de 4.000 alegaciones contra el proyecto, tanto de municipios y particulares, incluidas asociaciones ecologistas, ganaderas, de turismo rural y sindicatos. Incluso hemos conseguido que la Diputación se pronuncie en contra», explican a Ecologista De la Paz y Soto.

No a la Mina también ha presentado y difundido alegaciones contra el reciente borrador de la Estrategia de Recursos Minerales de Castilla y León que contempla más proyectos en esta Comunidad Autónoma, en contra del Plan de Desarrollo Turístico Sostenible 2016-2020 presentado para la Sierra de Ávila.

De la Paz, licenciada en Ciencias Ambientales, señala que desde la creación de la plataforma «hemos llevado a cabo conferencias, encuentros y mesas informativas para explicar el proyecto a las personas de los municipios afectados, además de marchas reivindicativas». También han recabado adhesiones del mundo de la cultura y mantenido reuniones con distintos grupos políticos.

«Solo esperamos que sean ciertas las palabras del presidente de la Junta que aseguró que se cumplirá la legalidad», apuntan desde la plataforma. Si cumple su palabra, «la Declaración de Impacto Ambiental será negativa y la mina un mal recuerdo…», aclaran.

Un plan minero

Sin embargo, a esta mina se unen otros proyectos mineros previstos también en la provincia de Ávila. Según la Plataforma No a la Mina en la Sierra de Ávila, este proyecto minero es la avanzadilla para implantar otras nuevas minas de extracción de feldespato. Desde hace años se ha desarrollado, con total opacidad, un plan minero de feldespato que hoy ya se conoce, y que va a convertir a la minería en una actividad dominante en esta provincia.

Está prevista otra mina de feldespato junto a la de de Leito, un proyecto denominado Palmerán, que contempla explotar el doble de hectáreas de feldespato que el primero. Sumado a estas dos minas están en fase inicial al menos otras dos más también en Ávila que afectarán a un total de ocho municipios en la Sierra de las Yemas y el Valle del Corneja. Estas dos últimas minas están solicitadas por la empresa, Homigones Sonsoles, S.L, cuya administradora única es familia del actual delegado territorial de la Junta de Castilla y León en Ávila, José Francisco Hernández.

«Todos los proyectos mineros se han hecho sin evaluación ambiental estratégica que incluya el conjunto de las minas previstas», denuncia Laura Jiménez vecina de Balbarda, municipio de La Torre. Los proyectos se han presentado de forma fraccionada para tratar de sortear la ley.

Frente a esta avalancha minera, con un total de 33 proyectos en la provincia, han surgido dos nuevas plataformas ciudadanas más que han conseguido más de 9.000 alegaciones contra el proyecto minero de la Sierra de las Yemas y presentado 4.500 recursos de alzada contra la mina del Valle del Corneja.

Jesús Abad Soria, geógrafo y activista medioambiental. Revista Ecologista nº 92.

P.-S.

Fuente: https://www.ecologistasenaccion.org/article34734.html