No es una película de digestión fácil y el acomodador del cine Parnasse, destartalada sala de la avenida Burguiba, no disimula: «¿Le ha gustado? -se encoge de hombros-. Me alegro. Bon soir». La belle et la meute (La bella y la jauría), de la directora Kaouther ben Hania, ha puesto el dedo en la llaga […]
No es una película de digestión fácil y el acomodador del cine Parnasse, destartalada sala de la avenida Burguiba, no disimula: «¿Le ha gustado? -se encoge de hombros-. Me alegro. Bon soir».
La belle et la meute (La bella y la jauría), de la directora Kaouther ben Hania, ha puesto el dedo en la llaga en Túnez, primera y única flor de la primavera árabe. Basada en hechos reales, relata la historia de Mariam, una universitaria que es violada por tres policías y sufre todo tipo de humillaciones y amenazas cuando intenta denunciarlo. La cámara la sigue, en 9 planos secuencia, en una noche de pesadilla por comisarías y hospitales en que se enfrenta a la manada. Aquí no son sólo los violadores sino también todos los que les protegen. Los que le repiten que ensuciará el honor de su familia o pondrá en peligro la estabilidad del país si habla.
A días de cumplirse siete años desde que un vendedor ambulante llamado Mohamed Buazizi se inmoló y encendió la revuelta contra Ben Ali que se extendería por la región, el filme es una metáfora: los males del régimen que se resisten a morir y también todo lo que ha cambiado en Túnez.