El presidente chino promete una lluvia de millones y ofrece condonar deuda
La escena se repite desde hace unos años de Addis Abeba a Dakar y de Nairobi a Luanda. Al llegar a cualquier capital africana, en el perfil despunta la imagen del progreso en movimiento: la silueta de decenas de grúas que no paran de trabajar recorta el horizonte.
Si uno se aproxima a la obra, es casi seguro encontrar decenas de trabajadores de ojos rasgados que operan maquinaria con letras chinas. En cientos de carreteras del continente, es habitual observar a capataces chinos que espabilan a gritos a operarios africanos, y en los mercados populares los productos chinos son legión: las camisetas, los teléfonos móviles, las motocicletas, la ropa o incluso los paneles solares son de origen asiático.
Seguir leyendo: https://www.lavanguardia.com/internacional/20180904/451608828400/chinafrica.html