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Aznar, Bush y el golpe de Estado en Mauritania

Fuentes: Rebelión

Ayer tres de agosto un grupo de militares aprovechó la ausencia del presidente de Mauritania, Sidi Ahmed Uld Taya, , quien había salido del país para asistir a los funerales del rey Fahd de Arabia Saudí, para dar un golpe de Estado y tomar el control del país. Dos reacciones inmediatas llaman la atención. La […]

Ayer tres de agosto un grupo de militares aprovechó la ausencia del presidente de Mauritania, Sidi Ahmed Uld Taya, , quien había salido del país para asistir a los funerales del rey Fahd de Arabia Saudí, para dar un golpe de Estado y tomar el control del país.

Dos reacciones inmediatas llaman la atención. La primera, la del ex presidente español, José María Aznar, quien, como presidente de la Internacional Demócrata de Centro (IDC), expresa su «más enérgica condena» y pide que se «investigue y persiga a los promotores del golpe». La segunda, del presidente de Estados Unidos George W. Bush, quien, además de condenar el golpe, hizo un llamamiento al fin de la violencia y al retorno pacífico del gobierno depuesto. Casualmente son los dos dirigentes que conspiraron para llevar adelante un golpe de Estado contra Venezuela en abril del año 2002. Este, en cambio, parece que no es de su gusto.

Una de las cosas que se aprende en política internacional es que cuando se quiere conocer un gobierno, lo más rápido es buscar quienes son sus amigos y quienes son sus enemigos.

Sidi Ahmed Uld Taya llega a la presidencia de Mauritania en 1984 tras un golpe de Estado contra Mohammed Khuna uld Haidalla. En un principio mantuvo estrechos lazos con la ideología baasista (nacionalismo árabe), al igual que Sadam Hussein, hasta el punto que se dijo que la aviación iraquí llegó a refugiarse en Mauritania durante la primera Guerra del Golfo. Pronto el presidente golpista comprobó que no le iría bien por ese camino y comenzó a «rectificar». Ya en 1999 cerró la embajada iraquí en su país y reconoció al Estado de Israel. Junto a Egipto y Jordania serían los únicos países que tienen relaciones con el estado hebreo.

Asimismo, Mauritania reforzó la cooperación militar con Estados Unidos en el marco de la «guerra contra el terror». Ello se tradujo en la detención en abril de 2005 de varias personas, incluida un periodista de Al Yazzira. Todos ellos, según Amnistía Internacional, «están recluidos en régimen de incomunicación, en un lugar desconocido en el que corren peligro de ser sometidos a tortura o malos tratos». Más méritos para el presidente.

El derrocado gobernante se ha mantenido hasta ayer en el poder ganando fraudulentamente las elecciones de 1992, 1997 y 2003. Todos los intentos, tanto democráticos como militares, por desplazarlo han sido aplastados brutalmente. El 8 de junio de 2003 fracasó un golpe de Estado que provocó numerosas detenciones. En agosto de 2004 el ministerio de Defensa anunció otra oleada de detenciones argumentado un nuevo complot para derrocar al gobierno.

En octubre de 2004, Amnistía Internacional denunció la detención de varias personas consideradas presos de conciencia. El día del juicio se detuvo también a sus familiares cuando se disponían a asistir a la vista, acusadas de distribuir folletos. AI también denunció «torturas y malos tratos» a los detenidos relacionados con las tramas golpistas de 2003 y las supuestas conspiraciones de 2004.

En cuanto a la oposición democrática no ha corrido mejor suerte. En abril de 2004 el ministro de Interior se negó a reconocer oficialmente al Partido de la Convergencia Democrática, creado por los socios del ex presidente Haidalla.

En las elecciones del 7 de noviembre de 2003 se presentaron seis candidatos, entre ellos el derrocado Khuna uld Haidalla. La víspera de la votación fue detenido junto a todos su equipo, fue detenido al día siguiente para ser nuevamente encarcelado acusado de atentar contra la seguridad del Estado. En diciembre fue condenado a cinco años de prisión. Junto a él se juzgó también a otras 180 personas. La Federación Internacional de Ligas de los Derechos Humanos denunció «numerosas violaciones del derecho a un juicio justo». Amnistía Internacional reflejó en su informe anual que se los acusados estuvieron recluidos en «régimen de incomunicación durante meses y se torturó a alguno de ellos». Asimismo, «no se respetó el derecho a un juicio justo, y el presidente del tribunal intimidó seriamente a los abogados defensores, dos de los cuales estuvieron detenidos durante un breve periodo».

Respecto a los derechos sociales basta reseñar que en agosto de 2004, el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial expresó su preocupación por la persistencia de prácticas esclavistas en Mauritania, a pesar de que la esclavitud se había abolido hacía 23 años.

La situación para regenerar el país estaba tan bloqueada que, tras el golpe de Estado, el portavoz del Forum de la oposición mauritana en el exilio ha declarado a Efe que «nos felicitamos, es un gran día para Mauritania salir del yugo de Taya y enterrar definitivamente veinte años de capa de plomo». Añadió que «por primera vez en dos décadas, hay una verdadera esperanza de reconciliación nacional, de respeto de los derechos humanos y de organización de elecciones libres y democráticas, de una vida democrática, plural y abierta». Recordó también que los militares sublevados han dado un plazo de dos años para convocar elecciones libres, democráticas y plurales y que no ha habido derramamiento de sangre.

Igualmente, el secretario general del observatorio mauritano de Derechos Humanos, había declarado también a Efe desde París que se felicitaba por la caída del «dictador Taya» y expresaba su «esperanza de que los militares estén a la altura de las esperanzas del pueblo mauritano y organicen rápidamente elecciones transparentes».

Parece que la interpretación de la oposición y los organismos de derechos humanos es diametralmente opuesta a la de Aznar y Bush. Para el ex presidente español el gobernante derrocado merecía todo su reconocimiento hasta el punto de que su partido, el Partido Republicano Demócrata y Social (PRDS) es miembro de la Internacional Demócrata de Centro que preside Aznar. El ex presidente español ha reiterado a las pocas horas del golpe el apoyo de la organización que preside al PRDS.

Y es que, aunque Mauritania sea hoy un país mísero y empobrecido con una tasa de analfabetismo del 59 por ciento y una esperanza de vida de 51 años, el próximo año se unirá al círculo de países africanos exportadores de petróleo. Entre el yacimiento que se comenzó a explotar el pasado año en Chinguetti y el que se espera este o el que viene en Tifo, la producción petrolera del país podría alcanzar los 165.000 barriles al día, similar a la de Costa de Marfil y Guinea Ecuatorial. De hecho, según las estadísticas del FMI, el PIB del país ha crecido un 40 % en los últimos diez años. La ausencia de mecanismos de control económico y la corrupción imperante convierten a Mauritania en una codiciada presa para las multinacionales cuando comience la extracción masiva de oro negro. A todo ello, le podemos añadir su importancia estratégica para España por su proximidad al Sahara y a las islas Canarias.

Ni Bush ni Aznar pueden dejar abandonado al amigo rico de Africa por muchas violaciones de derechos humanos y fraudes electorales que organice. O sí, todo depende de la política que adopten los nuevos militares que acaban de tomar el poder y sobretodo de lo que faciliten el acceso de los recursos del país a las corporaciones.

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