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Respuesta a un inmigrante africano

Fuentes: Rebelión

He leído tu carta y me he sentido identificado como ciudadano de esa Comunidad Europea que te ha negado el paso, nativo de un pequeño estado cuyo status político le ningunean dos estados mucho mayores y potentes en cuanto a armamento y fuerzas. He leído tu carta y siento que no me puedo quedar sin […]

He leído tu carta y me he sentido identificado como ciudadano de esa Comunidad Europea que te ha negado el paso, nativo de un pequeño estado cuyo status político le ningunean dos estados mucho mayores y potentes en cuanto a armamento y fuerzas.

He leído tu carta y siento que no me puedo quedar sin contestarla para que al menos sepas, si lees mi respuesta, que alguien te ha escuchado, en la distancia y sin mirarte a los ojos pero te ha escuchado.

Ahora que las imágenes de esa alambrada que os separa, que sólo en lo administrativo divide África y Europa, que os prohíbe muchos de los sueños que seguramente fuiste almacenando en tu largo caminar hacia un mundo que alguien te vendió como perfecto y que como has podido comprobar no lo es tal, que tal vez ni tan siquiera existe.

Esa alambrada doble de más de seis metros de altura que protegen afilados espinos, agresivos guardias civiles, aguerridos legionarios, belicosos regulares o crueles soldados marroquíes, cuya actuación han dejado heridos, muertos y desaparecidos sin testigos, a pesar de las muchas cámaras que cubren su total perímetro. Esto en democracia, te lo voy adelantado, es lo mas habitual.

Ahora que estás deshaciendo ese mismo camino que te trajo hasta este muro de vergüenza, como lo son la totalidad de las fronteras que separan o dividen a los hombres, te quiero decir que las palabras, las del presidente ejecutivo español en la ONU y esa Alianza de Civilizaciones, son solo eso, palabras huecas de sentido y sentimiento. No creas en los políticos, ni en los que te cobran por sueños imposibles. ¡Que duro es aprender en propia carne!

Esas multinacionales a las que tú culpas de la desamortización de Africa son ciertas y reales, pero lo son en Africa, en Europa, en América, en Asia o en Oceanía.

Los gobiernos y las multinacionales solo entienden de números y nosotros, también nosotros, sólo somos su mano de obra de usar y tirar. Los barrios pobres se llenan necesitados de todas las condiciones y razas, no sólo en África se puede morir de hambre o enfermedad, de necesidad y mirando las estrellas.

África es, lo ha sido siempre, un campo de explotación rico en petróleo, que justifican incluso guerras multimillonarias, de diamantes, que justifican años de racismos y genocidios, turismo, fuente que acaba fagocitando toda identidad nacional, y miles de recursos más o menos conocidos que como bien cuentas son siempre para otros y estos no siempre son ajenos al propio suelo que los genera o guarda.

Muchos son los pueblos, Africa es un ejemplo, cuya identidad ha sido vendida por sus propios prohombres que se han enriquecido en nombre de su nacionalismo en tanto depositaban sus beneficios en paraísos fiscales siempre lejanos y ajenos. Muchos de nosotros tenemos la culpa de ello por ser tan mansos, alguien quiso convencernos que los mansos heredaremos la tierra y nos hemos sentado a esperar.

Te gustaría mirarme a los ojos y contarme tus sufrimientos. me gustaría escucharte y poder ayudarte, me gustaría pedirte perdón pero mucho me temo que no ibas a entender mi culpa, la de haber nacido en otro sitio y con otro color, la de ser diferente.

Me gustaría mirarte a los ojos y saber que todavía estas vivo, que las noticias de exterminio que nos han ido llegando desde la prensa alternativa, la misma que has utilizado para publicar tu carta y yo ésta, mi respuesta, al final no han logrado su objetivo y que tú y todos vosotros estáis descorazonados pero caminando hacia quien sabe donde, o esperando agazapados un tiempo mejor tras esas mismas barreras que tarde o temprano serán aplastadas.

Sois y somos mano de obra, la vuestra ha conseguido cruzar en pateras el Mediterráneo, escondidos en camiones, saltando la maldita barrera o quien sabe como y cuando pero os veo todos los días en la calle de mi pequeña ciudad y os veo bien, algo me dice y me hace sentirme solidario con vosotros aunque solo sea por llevar la contraria al poder que os criminaliza.

Hablabas de esas multinacionales que han convertido en estéril la rica tierra de África y yo te podría contar de las políticas de todo signo, comunistas, socialistas, conservadoras o liberales han convertido el trabajo en una trampa mortal. Esta sociedad que se vanagloria de formar parte del mundo rico tiene el mayor índice de muertos en el tajo, de parados, de personas sin esperanzas, de jóvenes enganchados a la droga, de presos, a los políticos le niegan incluso ese reconocimiento, de fuerzas represivas. pero para que te voy a contar mis males si tú tienes mil y no por saber de los míos van a ser más llevaderos.

Este mundo que os venden como ideal ha decidido declararle la guerra al terrorismo y están dedicando todos los esfuerzos políticos y financieros a ese menester. Primero fueron allí y robaron cuanto pudieron, mataron a todo aquel que se les opuso, dejaron retenes de muerte y recaudadores y ahora que algunos, acuciados por el odio, el hambre o simplemente por orgullo, responden a esta afrenta le declaran la cruzada internacional que esta desamortizando a la sociedad mas necesitada a favor, siempre hay quien cosecha en guerras y muertes, de las multinacionales de la guerra.

Esa barrera no te separa de los sueños como tú dices, solo los clasifica por color.

Aunque te cueste creerme, no me puedes ver los ojos cuando te escribo, está prohibido manifestarse contra la guerra y por la paz, te pueden detener por nada, condenar sin pruebas, torturar hasta reventarte, hacerte desaparecer y cubrir tus restos con cal y sentenciar que todo es en pro de la democracia y que tu, victima, eres el verdadero asesino. Los otros pueden ser y son condecorados por su trabajo.

Aquí incluso las victimas tienen que asociarse para poder serlo y hablar, pero no pienses que todos pueden tener rango de victima.

Desconocido Bashige Michel si al final de mi carta dijese que sólo espero que tu madre haya sanado, que tus hermanos más pequeños se hayan podido escolarizar y que ni tú ni ninguno de los tuyos tenga que volver hacer caminos baldíos en pro de sueños o esperanzas que no existen, quedaría mi prosa fría sabiendo que otros muchos como tú morirán de hambre, de malaria o de la gripe aviar de la que tanto se habla ahora y que está migrando hacia Africa, sólo lo malo parece que siempre os llega.

Si que espero que todo lo anterior sea tal como digo pero me gustaría mucho más poder mirarte a los ojos y charlar como tú mismo decías, de igual a igual y mirándonos de frente, que esto no sea consecuencia de haber saltado la barrera del odio y la muerte, cruzar la noche de pateras o pasar entre la asesina carga de un camión, me gustaría que las fronteras fuesen tragadas por la tierra para siempre jamás y que todos, todos hombres y mujeres, fuésemos considerados iguales por el solo hecho de ser.

Pero te tendría que pedir, a ti y a los otros muchos que vienen hacia aquí o ya han llegado, que cuando alguien te ofrezca un trabajo le pidas que cumpla la ley de allí donde te lo ofrece, esto incluye salario, horas y seguridad, solo así, te lo prometo, no encontrareis entre muchos ese racismo que los gobiernos y las multinacionales están empezando a sembrar entre quienes sienten su propia seguridad a merced de vuestra mano de obra mucho mas necesitada.

Hace no muchos años aquí no existía el despido libre, ahora sólo tiene un precio, existía el contrato indefinido, ahora están los contratos por obra, temporales o por horas, se cumplían los horarios pactados en convenio, no existían la congelación salarial o se podía exigir seguridad en el tajo sin que ello motivase tu despido inmediato. El trabajo siempre ha sido un mal mayor pero antes no era mortal.

La política del poderoso, del gobierno también, ha creado esta inseguridad y muchos son los que os miran con recelo sabiendo que vosotros sois mano de obra más barata y que tarde o temprano su propio puesto de trabajo será ocupado por un inmigrante sin papeles, sin identidad, sin voz y sin esperanzas.

Te lo juro Bashige porque yo soy uno de ellos. Un abrazo sincero y que algún día tus sueños, aunque solo sean los más elementales, se cumplan. Salud compañero.