Mr. LSD celebró sus 100 años el 11 de enero pasado, en Bâle, Suiza germánica. No clandestinamente, en solitario, como lo haría una persona que se reproche alguna cosa, como un peso sobre su conciencia. Sino festejado, públicamente honrado y saludado por el presidente de la Confederación suiza en persona, quien vio en él «un […]
Mr. LSD celebró sus 100 años el 11 de enero pasado, en Bâle, Suiza germánica. No clandestinamente, en solitario, como lo haría una persona que se reproche alguna cosa, como un peso sobre su conciencia. Sino festejado, públicamente honrado y saludado por el presidente de la Confederación suiza en persona, quien vio en él «un gran explorador de la conciencia humana«…, a riesgo de afectar por un instante la bien conocida neutralidad helvética. A decir de aquellos que vieron a Mr. LSD en el momento de sus festividades, se encuentra en «una forma deslumbrante», como relata la corresponsal del diario francés Le Monde en Ginebra, Agathe Duparc.
Ochenta científicos, siquiatras y artistas de todo el mundo hicieron en enero el viaje hasta Bâle para «celebrar al gran hombre y su invención», durante un Simposio Internacional.
¡Cómo -dirán algunos- yo pensaba que Timothy Leary había pasado a mejor vida! Tienen razón. Murió en 1996, a la edad de 76 años. ¿Entonces…? Pues bien, Mr. LSD no es él. Él no fue más que el gran predicador, el primer VRP (viajante de comercio, representante, prospector) en popularizarlo, el padre, el descubridor del Lyserg Säure Diäthylamid, uno de los más potentes alucinógenos conocidos, (un litro de LSD sobraría para alucinar a toda la población de una ciudad como Paris) es el investigador químico Albert Hofmann, nacido en Bâle.
Todo esto porque a partir de 1938, para los laboratorios Sandoz, el joven investigador trabajó con un champiñón parásito de un cereal, centeno en este caso, con el fin terapéutico de estimular la circulación sanguínea. Lo demás ya se conoce: fue una nueva versión del Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (1886), libro del escocés R.L. Stevenson, del que se adueñó la pantalla grande con los Murnau, Mamoulian, Fleming, Jerry Lewis, etc.…
Así fue que el buen Mr. Hofmann, el 16 de abril de 1946, manipuló unos cristales de LSD y una pequeña cantidad del producto penetró en su sangre por contacto con sus dedos. Con un mareo repentino, experimenta sin querer, su primer «trip», mientras regresaba a su casa en bicicleta. El 19 de abril, en esta ocasión para conocer más, consumió de manera experimental, 250 microgramos de su LSD, una dosis exagerada si se tiene en cuenta que entre 70 y 80 microgramos son suficientes para un buen «viaje», según expertos y conocedores.
El científico Hofmann, adepto a los paseos por el bosque, gran amante de lecturas al pie de la chimenea, calificó su LSD como su «enfant terrible» título de uno de sus libros (Edition du Lézard, 1997. Esta obra apareció en diez idiomas. Del mismo editor se puede leer LSD y la CIA – Cuando Estados Unidos estaba bajo ácido, 1994) Su reputación – la del LSD, no la del investigador Hofmann- estaba incrementándose y no se detendría más.
El LSD remite irremediablemente a los sesenta, los años de la contracultura californiana, con el movimiento hippie, Woodstock (1969), Janis Joplin, Jimmy Hendrix o Jim Morrison, Greatful Dead; pero también Jack Kerouac, Sgt Pepper’s (1966) de los simpáticos Beatles, al que responde en reacción Their Satanic Majesties Request, de los Rolling Stone grabado bajo el imperio del LSD, Easy Rider, More y todo un vocabulario de la época, freaks, sicodélico, bad trips, overdose, comunidad, beatnik, flower power, etc.…
Pero quien dice LSD dice, sobre todo, delirio, alucinación, problemas locomotores, transformación de la personalidad, alteración del psiquismo, confusión mental, etc.… Pero también se encuentra la palabra LSD, no importa en que buena enciclopedia, en la sección: «Los agentes de la guerra química y biológica -Productos químicos dirigidos al hombre». Después de los «irritantes», los «eruptivos», los «sofocantes», los «tóxicos», el LSD aparece entre «Productos para dejar fuera de combate».
Desde finales de los años 30, los químicos del laboratorio Sandoz habían conocido el espantoso uso militar que la Alemania nazi podía hacer del producto del investigador Hofmann, en el mismo instante en que se desarrollaba la preparación de nuevas armas químicas. Los análisis realizados sobre el LSD no serían publicados hasta después de la guerra.
Del ácido, de la sustancia a la CIA hay mucho más que una distancia fonética que nos permitiremos sobrepasar. Porque el producto interesó rápidamente a los militares norteamericanos como un arma química y mental. En 1949, el investigador en psiquiatría Max Rinkel, importa el LSD a los Estados Unidos y lo prueba con un centenar de voluntarios. Ese mismo año, varios científicos establecidos en Edgewood, recibieron una nueva misión: probar ese psicotrópico llamado LSD. En 1951, Averell Harriman, consejero para Asuntos Extranjeros del presidente Truman, creó el Psychological Strategy Board (PSB -Buró de Estrategia Psicológica) Entre 1947 (año de la creación de la CIA, heredera de la Oficina de Servicios Estratégicos, OSS) y 1953, Washington habría comprado a Sandoz un millón de dosis de LSD.
En abril de 1953, según documentos desclasificados, se elaboró el plan MK-Ultra (1) bajo una orden del nuevo director (a partir del 10 de febrero) de la CIA, Allan Dulles. El programa MK, M por Mente y K por Kontrol, es diabólico. La idea directriz era estudiar los comportamientos de cobayos humanos particularmente bajo la influencia del LSD. Dulles está fascinado por las nuevas experiencias a partir de las drogas; pero también a través de virus letales y de misteriosos venenos, capaces de matar sin dejar rastro. Estaba tan apasionado por ese tipo de operaciones ocultas que no consagró más del 5% de su tiempo a los reportes de informaciones, según uno de sus colaboradores. Fue Dulles quien hizo estructurar por su «Comité para la Desregulación de la Salud» (dirigido por el enigmático Dr. Sydney Gottlieb, toxicólogo -se dijo que en el momento del informe Church, testificó bajo el nombre de Dr. Joseph Scheider- y el coronel Boris Pash) un «arma capaz de proyectar agujas impregnadas con LSD, gérmenes o venenos, dirigidas a agentes o personalidades extranjeras que la Agencia consideraba embarazosas», escribió uno de sus biógrafos.
Porque la CIA deseaba igualmente utilizar esos métodos con los dirigentes políticos extranjeros y, más tarde, dirigió ciertos planes lysergicos para drogar o matar al presidente Fidel Castro. Los químicos de la CIA habían reservado para el jefe de la Revolución cubana sus mejores productos: venenos de todo género, bacteria botulínica de síntesis, sales depilatorias, píldoras mortales, cápsulas tóxicas, cianuro o el bacilo de la tuberculosis. Esta lista no es exhaustiva.
Se puede leer en la página www.futura-sciences.com/comprendre/d/imprimer.php?id=492&p=2 que «los esfuerzos tecnológicos de la CIA a veces han conducido a accidentes dignos del Dr. Folamour. Las experiencias con el LSD condujeron al suicidio de un científico militar nombrado Frank Olson (el hombre que sabía demasiado) en 1953. Fueron necesarios 22 años para que su familia conociera la verdad [http://www.federalobserver.com/archive.php?aid=3806et http://www.frankolsonproject.org/] Los bolígrafos envenenados y los moluscos explosivos fueron fabricados para intentar asesinar a Fidel Castro». Se podrían agregar los cigarros lysergisados, que nunca aparecieron. Además un plan que quedó entre los proyectos de la CIA. Probablemente que un funcionario menos violento que los demás, estimó que en casos parecidos, el ridículo mata más que maquinaciones estúpidas (2).
Según el autor cubano Fabián Escalante (La Guerra secreta, cronología del crimen 1959-2000, Ed. Imagines, 2005), son en total 634 «conspiraciones y proyectos homicidios de todo tipo» que apuntaban al líder de la Revolución cubana. Fabián Escalante escogió para presentar 167, siendo regularmente las operaciones armadas las más importantes y significativas. Se atribuye a Fidel Castro la frase siguiente (1968): «Si sobrevivir a las tentativas de asesinato fuera una prueba olímpica, yo sería medallista de oro».
Según http://www.freakencesixties.yi.org/lespagesnoires/index.html, las experiencias del MK-Ultra eran frecuentemente desarrolladas sin el consentimiento de las personas. Así fueron reclutados empleados de la CIA y de otras agencias gubernamentales, enfermos mentales y ciudadanos medios. Un método de reclutamiento fue la apertura por la CIA de burdeles para obtener los futuros cobayos. Grabaciones comprometedoras ayudaron a convencer a los recalcitrantes de colaborar con las experiencias propuestas. Los experimentos tenían aspecto de sesiones de torturas, con privación sensorial en las salas de aislamiento donde se administraban las drogas como el LSD. En un caso particular, una selección de voluntarios recibió el alucinógeno durante 77 días consecutivos. Otra técnica consistía en inyectar alternadamente a la misma persona una perfusión de barbitúricos en un brazo y en el otro una perfusión de anfetaminas.
Muchas experiencias incluyeron el LSD, pero fueron igualmente utilizadas la heroína, la mezcalina, la psilocybina, la marihuana, el alcohol y el pentotal (el suero de la verdad). Ese programa fue interrumpido a comienzos de los años 60 ya que, según se dice, se dieron cuenta de que un grupo de investigadores implicados se acostumbraron a suministrar y distribuir la droga entre sus amistades, simplemente por placer.
En 1964, en plena Guerra Fría, el proyecto, rebautizado MK-Search, tenía por objetivo preciso la elaboración de un suero de narcoanálisis perfecto, destinado al interrogatorio de sospechosos de espionaje en favor de la URSS. En ese plan MK-Ultra como en la Operación llamada Paperclip (desarrollada a espaldas del presidente Roosevelt) por los científicos de Edgewood, bajo la dirección de L.Wilson Greene y entre los que figuró durante 10 años el antiguo General de Brigada nazi Walter Schieber, se trataba de establecer las bases de una «guerra psicoquímica» destinada a «debilitar la población y las tropas enemigas. Pero progresivamente (…) la CIA acaparó el proyecto y lo enfocó en la conducción de los interrogatorios y los medios para romper la resistencia sicológica del interrogado (…) http://www.voltairenet.org/article14657.html
El autor del sitio web Voltaire ofrece notablemente las dos informaciones siguientes: 1) Las fuentes de información de la CIA para esta guerra química eran esencialmente los científicos alemanes que habían trabajado para el IG-Farben (la sociedad que producía el gas Zyklon B utilizado en los campos de concentración). Por otro lado, en total, los diferentes programas de la Operación Paperclip movilizaron cerca de 1500 científicos nazis para luchar contra la URSS. 2) Solamente en el período entre 1955 y 1975 (el LSD fue prohibido en Estados Unidos en 1966), siete mil soldados fueron utilizados como cobayos involuntarios: gaseados, asfixiados, drogados por las investigaciones de control cerebral. Precisa que importantes dosis de LSD fueron administradas a los soldados cobayos, antes de ser sometidos a interrogatorios «agresivos que les provocan estados de miedo intenso, incluso en algunos casos, convulsiones de epilepsia o crisis de paranoia agudas que dejaban numerosas secuelas». El fin de esta reprochable experiencia, como la experiencia misma, es lamentable. El combate cesó por falta de… crédito. Desapareció la Operación Paperclip, que no desembocó en nada, como MK-Ultra tampoco desembocó en nada. Eso es justicia.
Los documentos concernientes a MK-Ultra fueron destruidos en 1972 por una orden del director de la CIA, Richard Helms.
En diciembre de 1974, el New York Times reveló que la CIA había desarrollado actividades ilegales en el territorio norteamericano, entre ellas, algunas experiencias con ciudadanos americanos en los años 50 y 60. Ese informe propició la formación de una comisión de pesquisa del Congreso (la comisión Church) y una comisión de indagación presidencial (la comisión Rockefeller) para investigar sobre las actividades de la CIA y del FBI que tuvieron lugar en el territorio norteamericano. Ambas comisiones investigaron también sobre las actividades de las agencias de inteligencia militares.
Durante el verano de 1975, varias audiencias del Congreso y de la comisión Rockefeller revelaron oficialmente que la CIA y el Departamento de Defensa habían desarrollado experimentos con seres humanos, con o sin su consentimiento, en el marco de un programa destinado a influenciar a las personas con la utilización de sustancias psicotrópicas, así como con otros medios (sicológicos, químicos, psíquicos, eléctricos). La comisión reveló también que al menos una persona había muerto por causa de esos experimentos.
La historia del MK-Ultra estaría amputada si no fuera por las conexiones existentes entre la familia Bush y la H. Smith Richardson Foundation (www.users.skynet.be/roger.romain/chapitre04.htm) como lo cuentan Webster G. Tarpley y Anton Chaitkin en su libro sobre el presidente (1989-1993) George Herbert Bush, «La biografía indeseable». El nombrado Richardson estaba a la cabeza de la Vick Chemical Company. Él envió un mensaje al senador Prescott Bush, padre del futuro presidente George H. Bush: «(…) Un poco antes del otoño, senador, me gustaría conocer sus consideraciones y consejos sobre un nuevo proyecto -saber qué sería preciso hacer con los ingresos de una fundación que mi hermano y yo hemos creado y que comenzará a funcionar en 1956». Esta fundación se convertiría en un capital ficticio privado utilizado por la familia Bush y que sería notablemente utilizado por la CIA y por el vicepresidente George H. Bush en Irán. Ella contribuiría a financiar los experimentos del plan MK-Ultra en el hospital de Bridgewater, en Massachussets, centro de algunas de las torturas más brutales del plan. Esos abusos fueron minuciosamente descritos en el filme Titicut Follies (2).
La familia Bush conoció a Richardson y su esposa a través de su amistad común con el General Robert E. Word. Este último había sido presidente de la organización America First, que había ejercido presiones contra la guerra con la Alemania de Hitler. H. Smith Richardson había contribuido con el primer financiamiento de America First y se había expresado contra la palabra de orden entre los americanos «aliarse a los comunistas» para combatir a Hitler. Decididamente los nazis…
Según Tarpley y Chaitkin, durante el año 1990, un investigador que trabajaba para su libro, se dirigió en un viaje organizado al Center for Creative Leadership (Centro de Dirección Creativa) de H. Smith Richardson, al Norte de Greensboro, en Calorina del Norte. El guía declaró que en aquellas salas se entrenaban los agentes de la CIA y de los Servicios Secretos. Mostró los espejos sin azogue a través de los cuales se espiaba a los empleados del Gobierno, mientras eran sometidos a psicodramas destinados a desviarles el espíritu. El guía explicó que «prácticamente todos los que acceden al grado de General» en las fuerzas armadas americanas pasan también por ese «entrenamiento» en el Richardson Center. Otra oficina del Centro de Dirección Creativa se encuentra en Langley, Virginia, en el cuartel general de la CIA. También allí el Centro Richardson entrena los dirigentes de la CIA.
El escritor William Peter Blatty se inspiró en su colaboración con la CIA y su plan MK-Ultra para escribir la novela «El exorcista» (1971) y redactar el guión del filme homónimo. Desde su aparición, El exorcista consiguió un importante éxito público. Además recibió 13 nominaciones a los premios Oscar y fue galardonado por el mejor guión y el mejor sonido.
Se trata de uno de los filmes más terroríficos de la historia del cine.
Terrorífico es la palabra, como lo que sucede hoy en la Bahía de Guantánamo, en las prisiones en Iraq o en las otras cárceles clandestinas distribuidas por todo el mundo. El diario de gran tirada USA Today escribió últimamente: «Comentarios recientes sugiriendo a los oficiales norteamericanos administrar suero de la verdad a los prisioneros poco cooperantes de al-Qaeda, establecen un momento propicio para una visita conmemorativa de los vergonzosos precedentes que el Gobierno mantiene activos en ese dominio».
El sitio http://www.datafilter.com/mc/ contiene documentos oficiales del gobierno, libros en línea y muchas cosas más.
Poco antes de su muerte en 1980, el ex Beatle John Lennon había expresado: «No nos olvidemos jamás de agradecer a la CIA y al ejército por habernos dado el LSD. Lo inventaron para controlar lo que había en nuestras cabezas. Resultado: nos dieron la libertad». No estaba hablando en broma.
(1)- Según Frances Stonor Saunders ( in La CIA y la guerra fría cultural, Ciencias Sociales, La Habana, 2003, 639 p.) «Una de las operaciones más polémicas de la CIA, fue el programa MK-Ultra (también llamado Mandchurian Candidate), de investigación sobre el control mental, durante los años cincuenta. Esta investigación fur financiada con becas de la Fundación Rockefeller» ( p. 206)
(2)- En el campo del ridículo no se puede dejar de mencionar ese plan de la CIA, destinado a derrocar la Revolución cubana, bautizado «La eliminación por la iluminación». Su promotor no fue otro que el General Edgard Lansdale, encargado por los Kennedy de coordinar la siniestra Operación Mangosta… Uno se puede cuestionar sobre esa elección cuando se sabe que ese General era conocido «por sus ideas raras, de un delirio fuera de los común». Lo demostró. Así que, según Lansdale, la primera etapasería: hacer saber a la población cubana que Cristo había escogido a Cuba para hacer su regreso -inminente- a la tierra. Entonces, en la segunda etapa, un submarino americano debía emerger cerca de las costas cubanas y lanzar una potente descarga de fuegos artificiales supuestamente para representar la efigie de Cristo. Esa debía ser la señal para que os cubanos, mantenidos en estado de alarma permanente, se lanzaran a las calles para derrotar a Fidel Castro… El primero, el anticastrista, derrotaría fácilmente al segundo, el Anticristo…Un participante en esa reunión del Grupo Especial, insertó este comentario en el relato que hizo de la reunión: «Y, por favor, les pido que me crean. Todo lo que acabo de contarles es absolutamente auténtico»…. Tercera etapa: Algún tiempo después, Robert «Bob» Kennedy ordenó el abandono, la eliminación del plan del Iluminado Lansdale. Por su parte, un congresista avezado, había recordado que la Iglesia católica, apostólica y romana nunca había penetrado verdaderamente el alma de los cubanos.
(3)- Prohibido durante más de 25 años por la censura norteamericana, Titicut Follies, de Frederick Wiseman (1930) es un documental conflictivo sobre la penitenciaría siquiátrica de Bridgewater (Massachussets) de prácticas casi del medioevo y donde los detenidos mantienen el estatus de locos y de presidiarios. Grabado en 1966, esta pequeña «maravilla» en blanco y negro llega hasta la fibra humana y no puede dejar al espectador indemne a la salida. Frederick Wiseman es uno de los documentalistas norteamericanos más reconocidos y de los más atípicos en Estados Unidos. Sus otros filmes entre los que se encuentran Jouvenile Court, Hospital o Domestic Violence y Domestic Violence II, describen igualmente los lados oscuros de la sociedad americana. En 2002 realizó su primer filme de ficción: La última Carta, que fue presentada en el Festival de Cannes 2002, Selección oficial -fuera de competición.