El gobierno de Malí y los rebeldes tuaregs han firmado un acuerdo negociado bajo la égida de Argelia para intentar solucionar la crisis. La ceremonia protocolaria se desarrolló ayer en Argel en un edificio gubernamental en presencia del jefe de la diplomacia argelina, Mohamed Bedjaoui. «El acuerdo de Argel para el restablecimiento de la paz […]
El gobierno de Malí y los rebeldes tuaregs han firmado un acuerdo negociado bajo la égida de Argelia para intentar solucionar la crisis. La ceremonia protocolaria se desarrolló ayer en Argel en un edificio gubernamental en presencia del jefe de la diplomacia argelina, Mohamed Bedjaoui. «El acuerdo de Argel para el restablecimiento de la paz y de la seguridad en la región de Kidal» compromete al gobierno de Malí a acelerar el desarrollo de esta región muy pobre del norte del país y a autorizar a los desertores a reintegrarse en el ejército.
Como contrapartida, los rebeldes abandonan sus reivindicaciones autonomistas así como sus demandas respecto al estatuto especial o la creación de las estructuras locales para administrar la región situada alrededor de Kidal, en el norte del país.
Los rebeldes tuaregs reclaman un estatuto especial y el reconocimiento de su identidad y de su cultura. Los rebeldes habían atacado en mayo a una guarnición de Kidal, donde se apropiaron de armas y vehículos, antes de batirse en retirada en un macizo próximo a la frontera argelina. La operación había reavivado los temores de una insurrección a gran escala.
«Los malíes están preparados para convivir. Me gustaría que todo el mundo supiera que Malí no será nunca como Costa de Marfil, Congo, Darfur o Somalia», declaró Ahmed Ag Bibe, de la alianza democrática, el movimiento tuareg, signatario del acuerdo.
«Pedimos al gobierno que reconozca las especificidades de esta región, principalmente en el desarrollo y la seguridad. Hemos obtenido alrededor del 65% de lo que queríamos», añadió.