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Costa de Marfil

Transición demorada eleva temperatura

Fuentes: IPS

Una recomendación de la Unión Africana para ampliar en un año la transición política en Costa de Marfil será sometida al Consejo de Seguridad de la ONU esta semana, pese a la oposición de sectores de este país de África occidental castigado por la guerra civil. La recomendación, producto de propuestas de la Comunidad Económica […]

Una recomendación de la Unión Africana para ampliar en un año la transición política en Costa de Marfil será sometida al Consejo de Seguridad de la ONU esta semana, pese a la oposición de sectores de este país de África occidental castigado por la guerra civil.

La recomendación, producto de propuestas de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Ecowas, en inglés), sugiere que Laurent Gbagbo siga ocupando el cargo de presidente por 12 meses más y que el primer ministro, Charles Konan Banny, permanezca en su puesto hasta octubre de 2007, para cuando se prevé la realización de las elecciones.

El Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) deberá resolver este miércoles sobre estas recomendaciones de la Unión Africana (UA) de que se extienda el periodo de transición en Costa de Marfil.

Banny, un economista independiente, fue designado en diciembre para supervisar el desarme de los rebeldes y de las milicias gubernamentales y organizar los comicios a fines de este mes, en un principio previstos para octubre del año pasado.

Pero sólo una porción de los combatientes habrían entregado sus armas, según los informes al respecto, mientras se acusa a varios líderes de no tener voluntad política para que el país retorne a la normalidad.

Desde 2002, Costa de Marfil permanece dividida en dos, el norte dominado por los rebeldes y el sur controlado por el gobierno, tras un fallido golpe de Estado perpetrado por grupos armados que alegaban la discriminación sufrida por los habitantes del norte.

Soldados de distintos países a la orden de la ONU y fuerzas francesas vigilan una zona de contención establecida entre ambas regiones.

La recomendación de la Unión Africana (UA), presentada en la capital de Etiopía la semana pasada, también le otorga más poderes a Banny.

El primer ministro podrá introducir leyes para acelerar el ritmo de la transición, contradiciendo a la Constitución que confiere la autoridad al presidente.

La ley fundamental «no prevé una transición en el país, no prevé un primer ministro con fuertes poderes», señaló Charles Blé Blé, una de las personas que participó en la redacción del documento. Pero aún así está a favor de que se refuercen los poderes de Banny.

«Esta decisión contribuye a la restauración de la paz. La comunidad internacional debió haber pensado en esto antes», dijo Blé Blé a IPS. «Estamos en una etapa de transición, deben darse todos los medios a las autoridades para que ésta sea exitosa», apuntó.

Por su parte, los seguidores de Gbagbo se oponen. Séry Bailly, miembro del gobernante Frente Popular Marfileño, considera que se trata de un furtivo golpe de Estado.

«Mientras esté vigente la Constitución el presidente está en funciones con todos los poderes» correspondientes, dijo a IPS. «El primer ministro sólo tiene los que ella le otorga», añadió.

Similares conceptos vertió Thierry Akaffou, miembro de la Federación de Estudiantes y Académicos de Costa de Marfil, en respaldo del presidente.

«Gbagbo fue despojado de sus poderes. Los rebeldes obtuvieron con las armas lo que no podían conseguir (de otra forma), sin hacer el menor sacrificio», dijo a IPS. «El levantamiento armado acaba de ser sancionado. Todos vamos a intentarlo».

El sociólogo Marc-André Kouassi también se mostró escéptico respecto de las posibilidades de implementar la recomendación del bloque africano.

«No creo que se pueda cumplir con las decisiones de la UA, en especial porque la Constitución no se ha suspendido. Créeme, las trabas persistirán, pues Gbagbo no cederá ni un ápice de (sus) poderes», dijo a IPS, añadiendo que Banny también podía ser víctima de un golpe de Estado de los militares que respaldan al presidente.

Además, los rebeldes que controlan el norte también cuestionan el plan de la UA, según versiones de prensa, arguyendo que es inaceptable que Gbagbo permanezca como jefe de Estado otro año más, ya que eso socavaría la transición.

Por su parte, varias organizaciones de la sociedad civil emitieron una declaración alertando contra la intransigencia de los líderes políticos y las crecientes tensiones y alegando que Costa de Marfil podría seguir los pasos de Liberia, Ruanda, Sierra Leona y Somalia «con su sucesión de masacres étnicas, hambrunas, y refugiados asolados por la pobreza».

«Hasta ahora sólo favorecimos un enfoque político, pero el debate siguió dando vueltas en círculo», apuntó Jean-Louis Billon, uno de los portavoces del grupo.

«Ahora debe haber una transición desde la sociedad civil», añadió, encabezada por «personalidades de la política, la economía, la religión y tecnócratas».

En el encuentro de la UA en Addis Abeba el presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, renunció como jefe mediador en la crisis marfileña.

Mbeki había sido acusado por la oposición, los rebeldes y Ecowas de favorecer a Gbagbo. El actual presidente de la UA, el jefe de Estado congolés, Denis Sassou Nguesso, será quien los reemplace.

Pero analistas políticos reconocen que Mbeki logró algunos consensos mientras fue mediador, en especial eliminado las trabas para que el ex primer ministro y líder del Encuentro de Republicanos, Alassane Dramane Ouattara, participe en las elecciones presidenciales.

Ouattara, importante oponente de Gbagbo, no pudo intervenir en los comicios de 2000 por cuestionamientos respecto de su verdadero país de nacimiento.

En medio de las discusiones políticas, muchos habitantes de este país, principal productor de cacao, viven en circunstancias precarias.

La Liga de Derechos Humanos marfileña publicó un informe la semana pasada en Abidján que reveló la existencia de familias que sólo comen una vez al día.