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R.D. Congo

Kabila y Bemba a las urnas

Fuentes: IPS

La ciudadanía de República Democrática del Congo elige presidente por primera vez en las urnas en cuatro decenios. Partidarios de los dos candidatos en carrera para esta segunda ronda electoral, el presidente Joseph Kabila y el vicepresidente Jean-Pierre Bemba, chocaron esta semana en las calles de la capital en varias ocasiones. Los partidarios de Bemba […]

La ciudadanía de República Democrática del Congo elige presidente por primera vez en las urnas en cuatro decenios.

Partidarios de los dos candidatos en carrera para esta segunda ronda electoral, el presidente Joseph Kabila y el vicepresidente Jean-Pierre Bemba, chocaron esta semana en las calles de la capital en varias ocasiones.

Los partidarios de Bemba elevaron la tensión gritando consignas provocativas cuando Kabila anunció que no se enfrentaría con Bemba en un debate televisado en vivo.

Las elecciones de este domingo tienen como objetivo adicional consolidar la democracia en este país devastado por las guerras civiles que sufrió entre 1996 y 2002 y que acabaron con la vida de millones de personas.

Pero muchos congoleños temen que, por el contrario, los comicios enciendan las arraigadas divisiones étnicas que marcaron la primera ronda, realizada en julio.

«Todos estamos prontos para votar. No es el día de las elecciones lo que nos preocupa», dijo Bila Kage, un desempleado de Kinshasa. «Tenemos miedo de lo que ocurrirá después que se conozcan los resultados. Es difícil prever cómo los aceptará el perdedor».

La primera ronda de las elecciones se desarrolló pacíficamente. Kabila obtuvo 45 por ciento de los votos, y Bemba, 20 por ciento. El resultado abrió paso a la convocatoria de la segunda vuelta, pues ninguno de los dos obtuvo la mayoría absoluta de los sufragios.

Pero el anuncio de los resultados desató entonces tres días de choques entre «ejércitos privados» de Kabila y Bemba en las calles de Kinshasa. Murieron al menos 35 personas, según la policía. Ambos lados acusaron al otro de detonar la violencia.

La violencia fue la peor en Kinshasa desde el fin de la guerra civil, luego de unas elecciones consideradas exitosas, en las que participó alrededor de 70 por ciento de los ciudadanos habilitados.

Bemba acusó a los colaboradores de Kabila adulterar el contenido de las urnas y los formularios de escrutinio. Las acusaciones no fueron formuladas formalmente ante los tribunales, pero portavoces del vicepresidente advirtieron que acudirán a la Corte Suprema de Justicia ante cualquier posible irregularidad de la segunda ronda.

«Pasamos a la segunda ronda, así que no había razón para impugnar los resultados», observó Dully Sesanga, portavoz del partido del vicepresidente. «Hemos desplegado a nuestros observadores por todos los centros de votación para asegurarnos de que la segunda vuelta sea libre y transparente.»

Funcionarios electorales admitieron que hubo irregularidades en la primera vuelta, pero aseguraron que rectificarán los problemas registrados en una operación logísticamente compleja que involucra a unos 50.000 centros de votación, en un país con poca infraestructura, pocas carreteras y una mínima cobertura telefónica.

«Hubo observadores atrapados alterando resultados, pero fueron reemplazados», relató Desiré Molekela, de la Comisión Electoral Independiente. «Siempre estamos mejorando, asegurando la limpieza de la votación y del escrutinio.»

En la primera ronda, los ciudadanos votaron siguiendo criterios étnicos, con Kabila llevando la delantera en el este del país, de habla swahili, y Bemba obteniendo la mayoría de sus votos en el oeste, donde el idioma es el lingala.

Las tensiones son especialmente altas en Kinshasa, en el oeste, donde Bemba es el favorito pese a ser el que tiene menos posibilidades de ganar en lo nacional.

Desde la primera vuelta, Kabila forjó alianzas con el candidato presidencial que quedó en el tercer lugar, Antoine Gizenga, un ex primer ministro con muchos adeptos en la zona central del país, y Nzanga Mobutu, hijo del fallecido dictador Mobutu Sese Seko (1965-1997).

Si las alianzas se tradujeran en votos, Kabila debería ganar este domingo.

Ambos candidatos realizaron campañas descalificadoras del rival, a pesar de los llamados a la calma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), entre otros.

Un portavoz de Kabila, Kudura Kasongo, restó importancia a las preocupaciones. «La ONU y el gobierno hicieron todos los arreglos necesarios para asegurarse de que no haya problemas», aseguró. «Las armas no deberían ser usadas para solucionar disputas políticas, y no lo serán.»

Unos 17.000 soldados de una fuerza de paz de la ONU y 2.000 europeos fueron desplegados en la República Democrática del Congo para asegurar la realización de las elecciones y controlar la frágil transición del país a la democracia. La misión de paz más grande del mundo gasta alrededor de 1.000 millones de dólares anuales.

Un acuerdo patrocinado por la ONU entre los dos candidatos presidenciales también llevó a que Kinshasa fuera declarada zona libre de armas.

Automóviles blindados transportando a cascos azules se desplegaron en todas las esquinas del centro de la capital, y pueden ser vistos realizando patrullas regularmente con el ejército congoleño.

«Hemos pedido a los dos candidatos que se aseguren de que los comicios del domingo transcurran en paz», dijo Jean-Tobias Okala, portavoz de la ONU en Kinshasa. «Los congoleños dijeron claramente ‘no’ a la violencia. Es responsabilidad de los políticos respetar la voluntad del pueblo».

La ONU insiste en que las medidas han sido efectivas, pero aún se ve en la capital a milicias privadas afines a los candidatos portando sus armas.

Los comicios congoleños le cuestan a la comunidad internacional unos 458 millones de dólares, y son los más grandes jamás controlados por la ONU.

Sin importar quién gane, la República Democrática de Congo será gobernada por un ex beligerante.

Kabila tomó las armas con las milicias que lideró su padre, Laurent Desiré Kabila, derrocó en 1997 al régimen de Mobutu. Bemba es un ex líder rebelde que controló vastas zonas del norte durante la guerra de 1998 a 2002, y es acusado de crímenes contra la humanidad.

Diplomáticos occidentales dijeron que al perdedor de este domingo podría concedérsele inmunidad en juicios por crímenes de guerra a cambio de paz postelectoral.

«El ganador tendrá que compartir sus ganancias», observó un diplomático. «De otro modo, es probable que haya problemas.»